El desprecio con el que se habla la mayoría de veces sobre algo que se desconoce o se intenta manipular, conlleva el odio como base de opiniones malintencionadas que fundamentan eslóganes para evitar que el mundo avance por otros caminos que no sean controlados por quienes esperan que el control y el poder no cambie nunca de bando. Sabía que este texto iba a llegar tarde o temprano, así que, tras leer una entrevista que me ha dolido bastante, me veo obligado a prestar mi lanza de guerra para luchar contra esas personas incapaces de adaptarse, no solo a la evolución lógica de gran parte de la sociedad que pide más respeto y atención, entre otros logros, a la ciencia.
El movimiento woke (despierta, en inglés), tiene como uno de sus pilares fundamentales que «las desigualdades no son meros accidentes ni se limitan a actos individuales de discriminación, sino que están profundamente arraigadas en estructuras sociales, económicas y políticas». La llamada «Agenda woke», hace referencia a un «conjunto de ideas y propuestas centradas en la justicia social, la igualdad de género, los derechos LGBTQ+, la equidad racial y la protección medioambiental». Y, claro. Al llevar la etiqueta de algo «progresista», de forma paralela han crecido sus detractores. Es decir, que esos avances por los que luchan no son vistos con buenos ojos por los contrarios de siempre, que se mantienen firmes para que esa justicia social, equidad racial, la protección del medio ambiente y los derechos de las personas que elijan con libertad qué sexualidad quieren vivir, no se hagan realidad.
El movimiento woke explica que el racismo, el sexismo, la homofobia y la transfobia, por ejemplo, no son solo problemas de actitudes individuales, sino que están institucionalizados en leyes, políticas y prácticas sociales que marginan a ciertos colectivos. Es complicado pensar que esto no es cierto, ya que, a diario, vemos ejemplos de esta teoría. Quizá, hace un tiempo podríamos creer lo contrario, pero en los países donde cierta ideología ha llegado al poder, hemos visto cómo se ha materializado el odio al diferente, al que busca una vida digna, a quien ama a alguien del mismo sexo y eso de la justicia social le suena a «cosas de rojos». En España, en Jaén, también hay quienes prefieren hundir el barco de este movimiento, ya que con lo que de verdad sueñan estas personas, es con aquel tiempo en el que se vestía con capa y sombrero y el hombre era quien lo controlaba todo. Tiempos oscuros en los que no había que lidiar ni con el empoderamiento de la mujer ni con esos seres deformes que piden amar libremente a quien les salga del alma sin sufrir duras represalias ideológicas ni religiosas. Gente rancia, que por mucho que se esfuercen en mostrarnos lo eruditos que son en sus materias, tras ellos no hay más que la esperanza de que todo vuelva a ser como antes. Se recrean en palabrería y ciertas habilidades de despiste para disfrazarse de personas educadas y que, supuestamente, conocen el mundo en el que vivimos.
Pero, ¿quién es esa gente que pide luchar a favor de la igualdad de género, de los derechos LGTBQ+, de cuidar nuestro medio ambiente para ralentizar el cambio climático, parapetar la justicia racial y promover la equidad económica? Pues claro, hombre, los perroflautas de siempre. ¿Acaso nos hemos vuelto locos? Derechos, dicen. ¿Derechos de qué? Ya están como siempre, queriendo meternos su ideología con calzador. Radicales de izquierdas y comunistas descerebrados. Menos mal que tenemos a esos partidos que nos sirven como muro de contención ante tales barbaridades. Movimiento woke, dicen. Claro que sí, guapis. Wokies, que sois unos wokies. Os hemos derrotado en el país más libre del mundo, el de la NBA y la Superbowl, y haremos lo mismo en Europa, no vaya a ser que la depravación ideológica que queréis imponer llene todo esto de ilegales radicales terroristas y de mariconas locas. Agenda woke. Yo es que me parto.
En fin, los modernos de siempre. Pero vamos, que si hay que actuar contra este movimiento extremista radical, se actúa y punto. Que hay estudiantes que se manifiestan contra el genocidio de Gaza, se les detiene. Que nuestros amiguitos que ocuparon de manera radical y temeraria el Capitolio se vieron ante la ley, se les amnistía. Que gracias a nuestro negacionismo climático Groendlandia se está quedando sin hielo y así podremos esquilmar con menos trabajo sus recursos naturales, pues amenazamos a Dinamarca y nos la quedamos. Que el canal de Panamá es la puerta de entrada de mercancías, pues a por ese lugar también, qué coño. Y en Europa, no sé a qué están esperando los blandengues de derechas. Mira Meloni, que se ha hecho cargo sin miedo de los inmigrantes ilegales que vienen a quitarnos el trabajo y a cobrar prestaciones sin merecérselo. Vale que los ha mandado al Guantánamo ese que ha montado en Albania, ¿y qué? Al menos ha hecho algo por evitar la invasión. Y, bueno. Nuestro aliado comunista, que habría que ver si lo es o no. El señor de Rusia, que ha mantenido a raya a los homosexuales. A este hay que darle las gracias por revolucionar el gallinero ucraniano para que así podamos decir abiertamente, que nuestro único interés es hacernos los dueños de los recursos naturales de ese país. Y se dice con toda tranquilidad, coño ya, que parece que tenemos que andarnos siempre con eufemismos.
Curiosamente, todo lo que no sea ver el mundo como esta gente es woke, pero visto de forma despectiva y tratándonos poco menos que como el demonio verdadero. Estar del lado de los científicos que confirman el cambio climático es woke, pedir justicia social para los más necesitados es woke, querer dejar que cada persona ame a quien desee y se le respete es woke, luchas a favor de la igualdad entre hombres y mujeres es woke, etc, etc, etc. A ver si lo que sucede es que la mitad de estas personas son clasistas y la otra mitad cortitos de entendederas...
Menos mal, menos mal. ¿Qué Agenda woke ni Agendo woko? Mano dura es lo que hace falta aquí, que ya está bien de tanto pedir derechos y avances sociales. ¿Es que no tienen otra cosa que hacer estos vagabundos rojeras? ¿No tenéis un país que levantar o un rico que amamantar? Agenda woke, dicen. Mira que no queremos, pero al final nos vais a obligar a mover ficha y hacer que todos nuestros fondos de inversión y vasallos colocados estratégicamente en vuestros países, os aprieten tanto las tuercas para que no os quede más remedio que arrodillaros. ¿O es que no veis a esas personas que estamos echando a patadas de sus casas? Derechos, dicen. A vosotros sí que os vamos a poner derechos si no hincáis la rodilla.
Y una cosilla para cerrar y dejar las cosas claras, que siempre viene bien iluminaros el camino. Lo que hoy llaman algunos woke de manera despectiva, es lo que ha permitido avanzar en derechos sociales, que las mujeres puedan ocupar cargos de responsabilidad, que personas del mismo sexo se puedan casar con todas las de la ley, que el acceso a la educación sea universal y no solo para los que antes lo podían pagar, que le prestemos atención a la ciencia que no deja de advertirnos sobre el cambio climático que ya sufrimos. Así que, para los que no sepan lo que es lo woke, mejor que tapen sus oídos a los reaccionarios estos y presten atención, porque a este paso llegará el día en el que ellos mismos sufrirán las consecuencias de lo que hoy aplauden.