El Expositor

Manuel Expósito

Jaén, espacio/tiempo

Un inicio tan madrugador de la feria de San Lucas, parejo a las celebraciones patronales por la Virgen del Rosario en Mancha Real, Los Villares o Segura...

 Jaén, espacio/tiempo

Foto: EXTRA JAÉN

Cabalgata de feria.

Un inicio tan madrugador de la feria de San Lucas, parejo a las celebraciones patronales por la Virgen del Rosario en Mancha Real, Los Villares o Segura de la Sierra, me ha hecho un roto en el bolsillo y un descosido en el corazón. La inevitable desazón que sobreviene cuando te trastocan el orden espacio/tiempo y la simultaneidad absoluta del voy y vengo kantiano te condena a que la fiesta del Pilar, tras 4 días ya de casetas, más parezca espuela que arranque. Pero ni siquiera la feria, que es bálsamo de Fierabrás para las urgencias, podría hacernos perder de vista determinados horizontes trascendentales. La muerte de José Luis García-Lomas concentra todas las atenciones en la asamblea general del 21 de octubre, fijada con antelación al fallecimiento del presidente de la Caja Rural de Jaén, concebida para consumar su relevo y perpetuar su obra, el punto y seguido a un relato episódico que se puso en marcha 37 años antes en otra asamblea general, 31 de mayo de 1985, tumultuosa y maratoniana, ante 1.200 socios, cuando García-Lomas, presidente provisional desde septiembre de 1984, derrotaba aplastantemente (2567-443) al otro candidato en liza, Fernando Calahorro, promovido por el PSOE. Calahorro fue el único aspirante nominado en el consejo rector previo, pues sólo él dio el paso. Los herederos del imperio cooperativo forjado por Domingo Solís, a la postre, no permitieron la injerencia del triunfante Partido Socialista, que en 1982, desde el Gobierno, a través del Banco de España, intervino la Caja Rural a resultas del ‘Caso Uteco’. Uteco, explicaba la prensa de entonces, en su estrategia de concentración de la oferta, compraba el aceite a los olivareros a un precio más elevado del que luego conseguía venderlo. El desfase se fue solventando con créditos de Caja Rural a Uteco hasta que el Banco de España procedió a la intervención de la entidad financiera cuando el agujero era de 80 millones de euros, 13.310 millones de las antiguas pesetas. Bajo la héjira, diestra y hacendosa, positivismo lógico a espuertas, de García-Lomas, en diciembre de 2016, la deuda al Estado estaba definitivamente saldada. Por eso, porque el futuro no está escrito, pero los procesos a veces se repiten, el viernes pasado, despertaba tanto interés indiciario, a propósito del nuevo tiempo, el consejo rector que escenificó la Caja Rural en su sede de Geolit. Una presidencia provisional podría dar pistas, aunque no necesariamente. El porvenir, sólido y solvente, puntillosamente pergeñado por el malogrado directivo, pertenece a una masa social que, como ocurriera en 1985, no permitirá intromisiones ilegítimas.

Sostenella y no enmendalla. Con la escasa campaña oleícola en ciernes, las cooperativas guardan a buen recaudo en sus bodegas las últimas existencias de aceite de la cosecha 2021-2022. Los estragos de la sequía, el insuficiente desarrollo vegetativo del fruto, que se traduce en mayor amargor/sabor a madera, en los caldos resultantes, convierten a los vírgenes picual de la campaña anterior en auténtico oro en paño. El picual aguanta más y mejor; las juntas rectoras de las cooperativas, depende, ¿de qué depende?, de las cláusulas de su adhesión a plataformas de concentración-comercialización de graneles. Precios disparados, baja producción y, por lo general, menor calidad. Vísteme despacio que tengo prisa. La filosofía práctica espacio/tiempo. Deoleo, alta presión bajista, atraviesa su peor momento en Bolsa. En el primer semestre del año, el beneficio neto de Deoleo se desplomó hasta los 6 millones de euros, menos de la mitad respecto a los 14 millones ganados en el mismo periodo del año anterior. La tónica de Ignacio Silva, ¿ya no combina? Se admiten apuestas.

El otoño en vigor, timorato donde los haya, no obstante, aventura, porque le da la gana, vislumbre de Dana para esta semana. La crisis energética nos atenaza. La cotización del gas paraliza la cogeneración eléctrica de las orujeras. Los precios de suministro energético, bisbisean, condicionan la actividad de Smurfit Kappa en Mengíbar, por más que un gigante del gas metano sondee en estos días instalarse a su vera. ASEM, la patronal de Martos, ponía el dedo en la llaga de Valeo Iluminación en la última directiva de la CEJ ante el semblante circunspecto de Jesús Estrella: la falta de suelo industrial en el polígono atañe competencialmente a la Junta y su parsimoniosa capacidad de reacción pone en brete el plan de expansión de la compañía en la Ciudad de la Peña.

Precisamente la cuadratura del círculo en la conexión entre Valeo (también desde Ibros y Linares) y la nueva planta de plásticos de Bedmar, Plastibed, que alentaba el empresario-milagro José Miguel Antequera (predestinado a reflotar, asimismo, Conservas Congana y Quesos Cumbres del Segura, entre otras empresas), apadrinado por José Manuel Muriel (el mayor empresario-milagro que haya dado esta tierra de María Santísima, del ocaso de Santana Motor a la retomada viabilidad de Condepols), al parecer, se vino a pique por el incremento inopinado de los costes del transporte. La relación espacio-tiempo de Jaén y su epistemología de primeros auxilios, es decir, el conocimiento de lo que cuecen entre bastidores los más listos de la clase al barruntar el desenlace de las partidas antes de que el crupier haya echado siquiera las cartas, frente al escepticismo que nos embarga al resto. La industria de Jaén, derivada de la escalada de los precios de la energía y de las materias primas, asiste a una encrucijada compleja, y las inversiones contempladas en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado 2023, sufrido papel, a la vista está, tampoco nos sacarán de pobres. Apenas 69 millones de euros, casi dos millones menos que en las cuentas del ejercicio actual. ¿Discriminación positiva? Hoy, no; mañana. Menos mal que las fiestas del Rosario y del Pilar se dan este año la mano con las de San Lucas y todavía cabe aparcar, al menos una semana, ciertas perentoriedades de la temporada otoño-invierno en la anchurosa zona de estacionamiento vigilado del recinto ferial ‘Alfonso Sánchez Herrera’.