En España se consumen un total de 1,6 millones de toneladas de aceites y grasas por ejercicio, para la media de las últimas 3 campañas, es decir, casi 35 kg de aceites y grasas por persona y año, de éstas, el 57 por ciento, es decir, unos 20, se destinan a alimentación, el resto, 15 kg se usan en la industria de transformación de biocombustibles, biotecnología, etc.
De esos 20 kg de aceites y grasas que se destinan a alimentación, los aceites de oliva suponen el 34 por ciento, unas 555 mil toneladas, es decir, un consumo acumulado trianual de 11,76 kg por persona y año, el resto son en un 54 por ciento grasas vegetales, y 12 por ciento, grasas animales.
Los aceites de oliva fundamentalmente se consumen en el hogar, 347 mil toneladas, y el resto 190 mil en restaurantes, hostelería, y resto de colectividades, sin olvidar la industria agro de transformación alimentaria.
En lo que respecta al aceite de girasol, en España compite de forma directa con los aceites de oliva suponiendo el 78 por ciento del total de grasas vegetales consumidas en nuestro país, excluyendo los aceites de oliva, es decir, 193 mil toneladas en el hogar, y 187 en colectividades, restauración, hostelería y e industria agro de transformación.
Por lo tanto, los aceites de oliva compiten en nuestro mercado de forma directa con el girasol, siendo Ucrania el mayor productor del mundo de este tipo de grasa con un 21 por ciento, y Rusia segunda potencia en dicha materia con 20 por ciento, luego existe un riesgo puntual de desabastecimiento mundial de dicha grasa que en el planeta suponen el 10 por ciento del total de grasas producidas desde la perspectiva alimentaria, independientemente del uso dado. El siguiente país en el ranking es Argentina con un 5 por ciento de la producción.
En el resto del mundo se producirá una acomodación entre distintas categorías cubriendo esta puntual falta de dotación mientras dure el conflicto bélico, en España, sobre todo en el hogar se produciría un desplazamiento de los aceites de girasol, motivado por el oliva y el orujo, pudiendo llegar el volumen de sustitución oscilante, dependiendo de la duración del conflicto que podría variar desde las 30 mil a las 120 toneladas, si nos referimos a la agroindustria, las colectividades y la restauración, el desplazamiento será orientado hacia otras grasas, pues el sector de la repostería, conservero, etc. requiere aceites de características distintas a los aceites de oliva.
Por lo tanto nuestro país podría sufrir un puntual, dependiendo de la duración de la crisis bélica, desabastecimiento de aceite de girasol, pero que en ningún caso se proyectaría sobre los aceites de oliva, que garantizan su suministro, aunque dependiendo del consumo externo, nos llevarán a un superior o inferior enlace de campaña para el ejercicio siguiente, lo que si sucederá de forma puntual, es que este factor sustitución, unido al incremento del coste de los insumos, y escasas precipitaciones, mantendrán unas cotizaciones solventes y solidas, al menos por ahora, en función de la combinación y duración de las mismas.
Juan Vilar
Entre olivos, aceitunas y aceiteLos aceites de oliva, girasol y la crisis bélica
En España se consumen un total de 1,6 millones de toneladas de aceites y grasas por ejercicio, para la media de las últimas 3 campañas...