La campaña electoral, oficialmente, arrancó anoche a las cero horas aunque los andaluces llevamos meses metidos en harina. Qué digo meses, años si tenemos en cuenta el proceso electoral autonómico de junio ya que, si p or algo se ha distinguido el gobierno de Juanma Moreno Bonilla desde diciembre de 2018, ha sido por ajustar la propaganda y la estrategia electoral del PP a los actos institucionales o de gestión del gobierno, sin olvidar la rentable confrontación permanente contra Pedro Sánchez.
Hoy los candidatos y candidatas ya pueden pedir formalmente el voto a los electores, junto a las promesas electorales en forma de carta a los Reyes Magos. Siempre es así en este ceremonial democrático de cada cuatro años. Y como una cosa es predicar y otra bien distinta dar trigo, es algo que queda reflejado en las distintas propuestas electorales. Programas mucho más realistas si el candidato tiene verdaderas opciones de gobernar y es que se lo miran con más cuidado para no ser tachados luego de embusteros. Cuando se programa desde la posible oposición se puede acabar prometiendo el sol y la luna.
Entramos pues en la fase más entretenida y lúdica del sistema democrático, la de las promesas y cortes de cinta, vallas que prometen grandes obras e incluso hay quienes son capaces se prometer agua, aunque no llueva. Bonilla mismo.
Ojalá y en esta campaña que hoy arranca los ciudadanos pudieran tener acceso al debate entre los que aspiran a gobernar los destinos de nuestras ciudades, con los problemas reales, esos que el vecino quiere que se resuelvan de verdad. Pero no parece que ese vaya a ser el objetivo de las principales formaciones políticas, especialmente, del primer partido de la oposición, el PP, que sigue haciendo grandes esfuerzos por convertir el 28M en un plebiscito popular contra Pedro Sánchez, el malvado Sánchez. Los populares ya tienen mucho trecho andado en su sistemático acoso al hoy presidente del gobierno de izquierdas, hasta tal punto que podría compararse con la que los socialistas, militares ultras y los democristianos de la UCD emprendieron en su día contra Adolfo Suárez, al que el ejemplar Jefe del Estado de entonces, Juan Carlos de Borbón, acabó asestándole el tiro de gracia con una operación diseñada y ejecutada por su valet de chambre (Cesid) un 23 de febrero.
Eta no podía faltar
El PP va a intentar por todos los medios que se hable más de los etarras en las listas de Bildu que del tráfico, limpieza o el urbanismo sostenible de las ciudades andaluzas. Lo consideran una especie de primarias de las generales de diciembre y están convencidos que esa ola de simpatía por echar a Sánchez de la Moncloa por mentir aumenta cada día y que puede ser decisiva el domingo 28 de mayo. Una ola que desde Genova 13, Elías Bendodo, pretende convertir en un tsunami que deje debilitado al PSOE cuando llegue la hora de que Feijoo coja la muleta y demuestre que sabe torear en Las Ventas. Y no solo eso, el líder gallego del PP es consciente de que unos buenos resultados en general para su formación el 28M serán su salvoconducto para consolidarse como jefe de filas del primer partido de la oposición. De lo contrario la figura y la ambición desmedida de Isabel Díaz Ayuso y el sector más conservador del PP por alzarse con el puente de mando en Génova 13, están ahí, sin ocultarse, a la vista de todos, muy tranquilos con lo que creen que les va a pasar en forma de posible mayoría absoluta.
En esa melé que lucirá en todo su esplendor la noche del 28M, no conviene olvidar la figura emergente de Juanma Moreno Bonilla, el tercer hombre que quiere ser el segundo por si las cosas se le tuercen a Alberto Núñez Feijóo y hay que dar un paso al frente. Que no se olvide que fue su mano una de las que movió la cuna -otro 23F- para descabalgar a Pablo Casado. Sí hombre, el mismo Casado que empezó una reunión en Abla (Almería) en julio de 2018 preguntando a varios dirigentes notabilísimos del PP andaluz, “¿Qué hacemos con Juanma, lo presentamos o buscamos otro? abriendo un debate interno muy jugoso.
El presidente de la Junta está empezando a correr el mismo riesgo que Susana Díaz cuando se pasaba más horas en la clase Club del Ave que en su despacho de San Telmo, viajando por toda España en su campaña de primarias contra Sánchez que acabaría perdiendo. Susana se iba mientras Spiriman y miles de usuarios de la sanidad clamaban en las calles contra su política de fusiones hospitalarias. Para Juanma Moreno la crisis con la Comisión Europea a cuenta de Doñana y la sequía no parecen asuntos que requieran una implicación presidencial a tiempo completo.
Quizás romper ese intento del PP por universalizar el argumentario de campaña contra Sánchez, sea uno de los retos principales del PSOE al que para nada le interesa que la figura del presidente del Gobierno y S.G. del PSOE se convierta en el pim pam pum exclusivo de estas dos semanas. Solo desde esa perspectiva puede entenderse el regalo socialista de un debate cara a cara al aspirante del PP en Sevilla. Antonio Muñoz ha aceptado la propuesta de la Cadena Ser, que será el escenario donde el periodista Fernando Pérez Monguió moderará un debate a dos bandas. Y digo que ha aceptado pese a que en su equipo le preguntaban ¿y tú qué ganas con ese debate? Muñoz conoce bien la ciudad, sus miserias, sus grandezas y sus posibilidades, esa es su gran baza. Su único problema el haber sido alcalde solo durante año y medio de los ocho que lleva en la corporación. José Luis Sanz conoce menos la ciudad de Sevilla y se le nota demasiado. Ese será el objetivo del candidato a la reelección, dejar en evidencia al candidato del PP sin permitirle el mitin anti Sánchez que cualquier candidato popular o de Vox que se precie desplegará en esta campaña.
Bicefalia en el PSOE-A
El PSOE andaluz por su parte está ofreciendo una campaña muy singular y que nunca antes se había visto. Asistimos a una bicefalia oficiosa en el liderazgo del partido. Al menos visto desde fuera. Por un lado está Juan Espadas como primer ejecutivo en la CER de San Vicente y por otro reaparece con fuerza la figura de alguien que parecía que se había ido de la política andaluza y resulta que no. Que ella nunca se fue, cuenta ahora Susana Díaz en sus múltiples declaraciones destacadas que la deben transportar a antes del dos de diciembre del 18.
Susana Díaz justifica su vuelta a los mítines socialistas argumentando que se lo han pedido compañeros y compañeras candidatos y que ella está siempre dispuesta a hacer lo que le pida el partido. Ella, que conoce bien las normas del Psoe, ya se encarga de no dejar cabo suelto y comunica a las respectivas ejecutivas a qué lugares va a acudir a mitinear. Nadie puede decirle a Susana que se está saliendo del terreno de juego normativo, pero dentro del partido no está gustando esta sobreexposición que, piensan muchos, le beneficia más a ella, a sus aspiraciones, que al propio partido. Si a eso se le añade la debilidad que proyecta Juan Espadas como dirigente regional, no es nada descabellado pensar que la expresidenta de la Junta se está posicionando ante un posible escenario de desastre el próximo día 28 para el PSOE andaluz o a nivel estatal, que vaya Ud. a saber. Una hipótesis de la que no quieren ni oír hablar en sectores amplios del partido, donde se cree que Susana es historia pasada aunque reconozcan que la senadora y contertulia televisiva de Mediaset ha tenido tiempo para hacer balance de sus muchos errores del pasado inmediato, siendo el más letal el adelantar las elecciones andaluzas y no hacerlas coincidir con las generales. De haberlo hecho, datos en la mano, la derecha no hubiese gobernado la Junta de Andalucía en 2018.