Eventos consuetudinarios

Pepe Fernández

Sin el 4D el 28F no hubiera existido

La declaración oficial del 4 de diciembre como Día de la Bandera de Andalucía por parte del gobierno de Juanma Moreno-PP ha puesto de manifiesto que...

 Sin el 4D el 28F no hubiera existido

Foto: EXTRA JAÉN

Manifestación del 4D.

La declaración oficial del 4 de diciembre como Día de la Bandera de Andalucía por parte del gobierno de Juanma Moreno-PP ha puesto de manifiesto que nuestra historia más reciente no ha sido una asignatura que se le haya enseñado a los hijos y nietos de aquel millón de andaluces que salieron a las calles en 1977, con la blanquiverde en la mano cargados de ilusión y de esperanza.

Escuchando o leyendo cosas que se han dicho estos días, desde distintas áreas y fuentes ideológicas incluso 'informativas’, con motivo de esta fiesta de mentirijilla que este año ha caído en domingo, quienes vivimos como notarios de la actualidad aquel acontecimiento del 4D, no lo reconocemos, la verdad.



Quizás lo que más ha llamado la atención ha sido la proclamación de que aquella macro manifestación del pueblo andaluz por su autonomía en el otoño del 77 no tuvo tintes partidistas ni ideológicos. Cierto, no fue sectaria ni partidista en apariencia pero sí hubo ideología. Una verdad a medias convenientemente manipulada según los intereses de quien la propague cuatro décadas y media después. Lo primero que conviene destacar es la importancia política de aquel cuatro de diciembre de hace cuarenta y cinco años.

 

 

El 4D fue la clave

 

Sin la celebración del 4D-77 el 28F-80 no hubiese existido, así de simple es la cuestión. Aquel acto popular multitudinario supuso la verdadera siembra de la semilla autonómica que, al cabo de tres años florecería con todo esplendor en las urnas un 28 de febrero, fecha del referéndum/trampa que la derecha diseñó en exclusiva para los andaluces y acabar con el “café para todos” ingeniado tiempo atrás por un andaluz andalucista, el ministro para las Regiones Manolo Clavero. Con los estatutos catalán y vasco de Sau y Guernika se creyó que quedaba resuelto el problema territorial en España. Craso error. Esa decisión de la UCD de apostar por una descentralización administrativa lenta, con la que inicialmente estaba de acuerdo el PSOE de Felipe y Alfonso, sirvió para encender las alarmas de los andaluces hartos de marginación, abandono, paro, miseria y ser palmeros de los señoritos. En los meses previos, fundamentalmente los partidos de la izquierda y sus líderes regionales, bien que se encargaron de trasladar mensajes - con ideología- que fueron perfectamente comprendidos por la gente de la calle. En esa época la radio y fundamentalmente la red de veinticuatro emisoras asociadas entonces a la SER, tuvieron especial protagonismo en favor del proceso antes, durante y después de aquel domingo de diciembre del 77. La única tele, TVE, estaba controlada por el gobierno y los periódicos no llegaban a todos los rincones de Andalucía. Los profesionales de RCE en Andalucía se la jugaron desde los medios públicos donde trabajaban y optaron por informar con veracidad y rigor sin opinar, que ya era bastante ante la permanencia del aparato intacto del Régimen del 18 de julio.

El 4D fue un acto político impulsado por los partidos políticos de la izquierda en una primera fase fundamental, a la que al final y ante el tsunami político acabó sumándose todo el mundo. Hasta el yerno de Carrero Blanco, Mariano Borrero Hortal que presidía la Diputación de Sevilla, lanzó un comunicado convocando a los sevillanos a acudir a la manifestación de ese día: “La Diputación Provincial sevillana se adhiere con entusiasmo a los actos que han de celebrarse para que se conozca la existencia de lo que en su espíritu es ya una realidad: la región andaluza”. También hizo lo propio el último alcalde 'franquista' de Sevilla, de apellido Parias de triste recuerdo para la familia de Blas Infante. Por supuesto también se sumaron, casi al final, los obispos del sur a través de su cadena llamada de Ondas Populares. A la izquierda la jugada le salió redonda por haber tenido la idea y, además, la capacidad de organización y movilización previa en todo momento. Los rojos de la época tuvieron siempre la sartén por el mango. La derecha política y sociológica se acabó sumando a las manifestaciones en tono más festivo que reivindicativo. Pero salieron y también sumaron al final.

Solo la derecha extrema violenta, aglutinada por Fuerza Nueva de Blas Piñar,  aquí con la familia Del Nido al frente, se desmarcó violentamente de aquella convocatoria llegando a protagonizar ataques a los manifestantes en la cabecera de la de Sevilla. En Málaga, un gobernador civil fascista, sería el responsable de que la 'Policia Armada’ hiciera honor a su antiguo nombre, armados con fuego real y asesinando de un tiro a un joven de CCOO llamado Manuel José García Caparrós, mientras intentaba colgar una blanquiverde en la Diputación cuyo presidente no cumplió con lo pactado semanas antes por todas las diputaciones en Jaén.

 

 

La idea fue de Pepote Borbolla

 

José Rodriguez de la Borbolla y Camoyán era la figura orgánica más destacada en esos años como Secretario General de los socialistas andaluces. Gracias a su estrecha relación de vieja amistad con el SG del PSOE en Cataluña, José María Triginer, supo desde el primer momento por donde soplaba al aire autonómico en España. Fue cuando pensó en una gran manifestación de los andaluces y tras hablarlo internamente en el partido comenzó una ronda de contactos de menor a mayor con los grupos de la izquierda. El PCE, el más importante no solo por su historia, sino por su implantación, lo dejó para el final con el líder comunista José Benitez Rufo con el que cerró la operación y los detalles. Las reuniones fueron con el PTE (Eladio García Castro y Antonio Zoido Naranjo), ORT (Juan Ceada), PSP (Angel Ojeda Avilés) y PSA (Luis Uruñuela y Juan Carlos Aguilar). Una vez de acuerdo el bloque de izquierdas, con un PCE con gran implantación en el territorio y acostumbrado al activismo social, el resto vino rodado. La UCD andaluza, siempre con el corazón partío, acabó sumándose y el resto de instituciones controladas por la derecha cayeron como fichas de dominó.

Este acto de aparente unidad de todos y el lema imaginario central de la convocatoria - 'No queremos más que catalanes y vascos, pero tampoco menos'- dieron velocidad de crucero a la iniciativa de los partidos de la izquierda destacados en la carrera por la autonomía. Al ser más las voces que se oían a un lado, siempre la izquierda capitalizó el relato y la rentabilidad política de la movilización popular. El éxito del 4D y lo que supuso después para el complejo proceso autonómico andaluz, lo hizo suyo exclusivamente el PSOE, avalado por sucesivas mayorías que le han permitido estar en el poder ininterrumpidamente desde 1982 hasta 2018.

Claro que hubo ideología tras el 4D, de no haberla habido hoy se recordaría aquello como una romería más. La izquierda sintonizó con la inmensa mayoría de andaluces, supo captar los deseos de transformación de la cruda realidad y para ello solo la política ofrecía las herramientas para empezar a cambiarla. La gente de las calles y de los campos lo entendieron perfectamente visto lo visto. Esa fue la apuesta a medio largo plazo de la izquierda que solo cinco años después, un 23 de mayo del 82, sentaba al socialista estepeño Rafael Escuredo en la presidencia de la primera Junta plenamente autonómica.

La derecha por su parte estaba dividida. Por un lado los de AP de Manuel Fraga, cuando el dirigente gallego no era nada autonomista y pedia la abstención activa en Andalucía. Y después la propia UCD que a los 'líos de familia’ de Madrid para asesinar políticamente a Adolfo Suárez se le sumaba en Andalucía el PSLA de Clavero, con cuadros bastante autonomistas, templados andalucistas, entre ellos un joven Javier Arenas que ya pisaba moqueta de ministerio llevándole la cartera al ministro Don Manuel.

 

 

Improvisando el Día de la Bandera

 

No se sabe muy bien si por haber coincidido en domingo o porque la ciudadanía andaluza andaba ansiosa por ejercer un poquito de patriotismo andaluz, habrá que reconocer que el estreno del Día de la Bandera ha logrado brillar con luz propia, a ver qué sucede cuando caiga en lunes o en miércoles.

Juanma Moreno lo vio claro desde el primer momento, por eso tardó solo segundos en responder afirmativamente a la propuesta de Alejandro Rojas Marcos de declarar el 4D como Día de la Bandera. Una idea, me cuenta el propio Alejandro, que se le ocurrió sobre la marcha en el transcurso de aquel mismo acto, señal de que no estaba hablado el asunto con antelación. La propuesta le aportaba al presidente una buena dosis del andalucismo transversal que andaba buscando como loco desde hacía tiempo y, lo más importante, daba pan y sal (su sitio en la Historia) a quienes durante décadas se lo han negado los socialistas. Porque los socialistas, que sacaron gran tajada del proceso electoral gracias fundamentalmente a su liderazgo desde el 4D del 77, cometieron el error de no hacer suyos los símbolos del andalucismo o de Andalucía para ser más exactos, empezando por la bandera y echando de mala manera al primer presidente de la Junta Rafael Escuredo, el único que reunía perfil andalucista o autonomista ganado gracias a su innegable liderazgo en todo el proceso junto a Manolo Clavero. El PSOE-A se iba a limitar al uso puramente protocolario e institucional de símbolos como la bandera. De igual forma la lucían en mitines del partido que desaparecía en favor del color rojo. Fue durante los gobiernos de coalición con el PA cuando más quedaron en evidencia las carencias andalucistas del PSOE que lideraba entonces Manuel Chaves.

Esa ambigüedad del socialismo les fabricó con el paso de los años una aureola de oportunistas y aprovechados, ya que usaban esa estrategia solo para captar votos, eso sí figurando cada 10 de agosto en la foto de familia en el cortijo La Gota de Leche” de Antonio Morera Vallejo en Carretera de Carmona, lugar donde asesinaron a Blas Infante.

La desatención económica (asfixia mejor) de los últimos gobiernos socialistas hacia instituciones como la Fundación Blas Infante, es solo un botón de muestra  sobre como el PSOE-A  ha utilizado a conveniencia los símbolos de pueblo y sus colores blanco y verde.

Ahora los socialistas se quejan (quizá con razón) de que Moreno Bonilla y el PP, con la ayuda del exlíder andalucista Alejandro Rojas Marcos, están reescribiendo la historia. Olvidan que ellos no hicieron demasiados esfuerzos para que durante tres décadas largas se recuperase la memoria junto a las herramientas políticas y sentimentales que ayudaron a lograr la autonomía andaluza. De haberlo hecho hoy la manipulación sería más inviable.

 

Granada y Sevilla

 

No ha estado a la altura de las circunstancias el gobierno Bonilla y sus voceros tras conocerse que Sevilla ha sido designada por unanimidad sede de la Agencia Espacial Española. Y no lo han estado porque al lamentar que Granada no haya obtenido la sede de la Agencia de Inteligencia Artificial - para la que está más que preparada- se les ha visto el plumero cargando contra el gobierno de Pedro Sánchez, olvidando quizás lo contento que debe estar Alberto Núñez Feijóo con que la suerte haya recaído en Galicia.

En este contexto hay gente que se pregunta extrañada por qué la tele pública destacó más en su telediario de mediodía que Granada se había quedado sin sede que la lograda por Sevilla. Sutilezas que recuerdan manipulaciones de antaño, solo detectables por la élite pero que llegan al resto del personal.