La chapa

Carlos Oya

Retorno

Comprenderán mi pereza intelectual entonces a la hora de hablar del “milagro del apestado de Waterloo”

Dicen que una vez que se aprende a montar en bici nunca se olvida aunque no estoy seguro que pase lo mismo con las columnas periodísticas. La verdad es que he ido apurando los plazos hasta el día de hoy (los snobs lo llaman “`procrastinar” pero a mí me suena a “castración de pro” y además es una palabra que no se puede pronunciar después de dos cervezas) pero era inevitable el duelo al amanecer con la hoja en blanco. Y aquí estamos…bregando, “regando con toa el agua”, batiéndonos el bronce… ¿saldremos venturosos de la travesía como tantas veces antaño? Sólo lo sabremos si se llega a los 2500 caracteres pero los dígitos avanzan muy lentamente como un contador de gasolina estropeado. Y no es que no haya habido comidillas durante mi periodo de asueto: elecciones anticipadas, Sánchez “El renacido II”, del piquito a la picota, aceptamos “amnistía “como animal de compañía, la revelación del nieto de Curro Jiménez como alumno aventajado de Jeffrey Dahmer. Pero esos mismos temas me repelían pues en el fondo eran una ceremonia de confusión, amarillismo y sobre todo hipocresía. Lo que a mí me interesa no interesa a los medios: la guerra en Níger, la ley por la calidad del aire, la (y no se les cae la cara de vergüenza”) todavía pendiente ley sobre la E.L.A. (es mucho más importante el imponer las lenguas cooficiales “por collons” en el Congreso, dilapidar 500.000 euros y llevar el tema a Europa para seguir dilapidando aunque me da a mí que no les van a dar cuartelillo. Nota Bene: EL señor Albares haría bien en cambiar de montura de gafas, las que lleva le dan un airecillo a Trotski y más aun siendo Ministro de Exteriores), la externalización del problema de la inmigración europea a países que violan los derechos humanos, el craso error de no darle un “Príncipe de Asturias” a Ibáñez, las consecuencias de la guerra de Libia y como multiplica la devastación de un desastre natural…

Comprenderán mi pereza intelectual entonces a la hora de hablar del “milagro del apestado de Waterloo”, las aventuras y desventuras de un tal Rubiales, las realidades paralelas que se monta el P.P. en Génova o los principios marxistas de Pedro Sánchez (ya saben, por Groucho Marx y su famosa frase “Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros”). Con todo no me cabe duda de que “vienen cositas” dentro de esta política de tercera regional, de mesa camilla de tertulianos casposos. Y tampoco me cabe duda que será por irritabilidad, enervación, o por placer culpable terminaré cayendo en la trampa. En todo caso no será esta semana.