Es conocida la máxima del romántico francés Alfred de Musset que dice “mi copa es pequeña pero bebo en mi copa” al igual que otras expresiones populares como “nadar y guardar la ropa” o “en misa y repicando”. Y una que resume las anteriores “hechos son amores y no buenas razones”. Desde mi ingenuidad pensé que en la convocatoria del mundial de fútbol (algo que mayormente me la trufa) en Qatar, algunas selecciones iban a anteponer los principios morales a su presencia en el evento. No tenía en la mente a Italia, Francia ni por supuesto España donde el balompié más que un deporte es una religión. Pero no sé, quizá que algún país nórdico u otro Estado no fanatizado por el esférico diera un golpe en la mesa y rechazara la invitación por las violaciones de derechos humanos en territorio qatarí. Pues ¿oyen eso?...es el silencio (por cierto Biden no ha tardado en envainársela y ahora dice que el príncipe saudí que ordenó el descuartizamiento del periodista Kashoggi gozará de inmunidad diplomática y es que el petróleo saudí mezclado con sangre sale más barato). Ni siquiera el equipo de Israel, que no lo ven, no porque haya boicoteado el evento, sino porque no llegó a clasificarse (no lo hace desde el mundial de Méjico en 1970). No se le puede reprochar nada a la F.I.F.A. como tampoco las malas acciones al diablo. Como decía el escorpión de la manida fábula “es su naturaleza”… La naturaleza de trincar en este caso. Y ahí tenemos a Platini (y a su «dopelganger» en la U.E.F.A. llamado Blatter) “el conseguidor” detenido por corrupción por la elección de la polémica sede. ¿Cómo un acontecimiento que tiene su origen en una corruptela y que tiene como anfitrión un Estado donde impera la religión sobre la ley positiva ha llegado a buen término? Supongo que porque «fútbol es fútbol» y dinero llama dinero. Pero nada, aceptamos pulpo como animal de compañía y que Qatar no está tan mal. Así que una paradoja más del mundo libre. Vamos a utilizar nuestra libertad para blanquear un régimen que no lo es. Casi cualquier país es libre de enviar a su selección. Los jugadores son libres de incorporarse o no al igual que los técnicos. Para algunos no es ético, pero desde luego es legal. Lo que sí enerva es ver a algunos de estos jugadores y técnicos después de pillar el taco sin remordimiento alguno ir ahora de “ofendiditos” llevando brazaletes o poniéndose la mano en la boca en las fotos oficiales como si no supieran a donde iban. Unos hipócritas que nos toman por estúpidos. Si vas, vas y te aguantas, sin birra y sin morcilla, y si te obligan a jugar con chilaba juegas con chilaba que eso iba en el sueldo. Por mi parte, que le den a todo el tinglado. Mi copa es pequeña pero bebo en mi copa.
Carlos Oya
La chapaSí, pero no
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Foto: EXTRA JAÉN
La selección alemana se tapa la boca en el inicio de un partido.