La prensa no descansa. No paran las rotativas. La chapa chapea. La gente huye de ciudades llenas de gente para pasar las vacaciones en ciudades llenas de gente. Juanma Moreno se pregunta si hizo bien al pedirle al Papa que ejerciera su mágico magisterio para aliviar la sequía de nuestros eriales en ciernes: “Coño Paco, te pedí que lloviera pero no en Semana Santa, eso se sobreentendía. Para ser Sumo Pontífice eres un poco corto. Me explota esto en campaña electoral y pierdo las elecciones. La próxima vez te hago un croquis”. En estos días reina Einstein y el espacio es relativo, así una comitiva encabezada por el “pater familias” con el niño en el carrillo abre camino como un bulldozer para el resto de la unidad familiar de a cuatro pues al fondo a la derecha hay un rinconcillo dónde un poco apretados, sí, y con los niños sobre los hombros da para pedir un flamenquín. Sólo en esta época los jóvenes y no tan jóvenes levantan la testa del móvil y miran el cielo con inquietud. Los tronos de las distintas cofradías acometen la calle principal mientras en los establecimientos aledaños la gente bebe, se droga y organiza orgías. La palabra del mes es “reservado” y no me extrañaría que de aquí a un tiempo se pusiera de modo el nombre en los bautizos: “Déjeme presentarme, Reservado Araque, un amigo, un admirador, un esclavo, un siervo”. Pines dorados de dirigentes de cofradías lucen en las solapas de chaquetas azules con el mismo empaque de un “corazón púrpura”. Por las mismas calles que la procesión desfila una semana después los ancianos se deslizan resbalando por las manchas de cera y se juegan al cara o cruz una cadera nueva. Siguiendo las cáscaras de pipas llegas a la procesión antes que con el callejero. Te estás cagando y la turba te mira mal por cruzar el desfile para llegar a casa antes de hacértelo encima. Escribo esto sin ánimo de ofender .Espero que convengan conmigo en que todo esto también es Semana Santa.
Carlos Oya
La chapaTambién
Sólo en esta época los jóvenes y no tan jóvenes levantan la testa del móvil y miran el cielo con inquietud