La chapa

Carlos Oya

Viento y marea

El otro día leí unas declaraciones que podían haber sido pronunciadas por cualquier político de cualquier partido pero esta vez le tocó a Pedro Sánchez y más...

El otro día leí unas declaraciones que podían haber sido pronunciadas por cualquier político de cualquier partido pero esta vez le tocó a Pedro Sánchez y más o menos venía decir: “Afortunadamente tenemos un montón de votantes que nos votan frente a viento y marea”. Lo que viene a decir es que ya a las altas esferas las pillen envenenando pozos o en una misa negra ciertos votantes seguirán votando al P.S.O.E. Por supuesto, esto no es privativo de los socialistas si no ¿cómo explicar los sucesivos gobiernos del PP tanto a nivel nacional como regional cuando se destaparon los escándalos que aún colean? Decía Kant: “Atrévete a pensar por ti mismo”, en cambio estos “hooligans” sufragistas dejan el cerebro en “stand by” y confunden la política con la religión. Como la religión por definición es irracional y se basa en la fe, tus argumentos caerán en saco roto y este socialista,,peperiano, carlista o integrista de las F..A.I. te contestará: “Es que yo siempre voto a ….( ponga aquí el nombre que desee)”. Se creen la resistencia, los últimos de Filipinas, los que no abandonan el barco aunque nieguen que el barco se hunde porque está podrido. Pero lo que más enerva es esa renuncia a lo que según muchos filósofos (especialmente griegos) es el elemento divino del hombre: la razón. Son burros azuzados por consignas desde arriba con lento trote y pesado hacia el colegio electoral. Al enemigo se le niega el pan y la sal así haya descubierto la fusión fría mientras justifican lo injustificable y son capaces de cuadrarte un círculo a la hora defender a los suyos con aroma a “asunto de honor”. Y el fondo de toda esta casuística se derrumba si acertamos a ver el esqueleto. En las pasadas elecciones Pedro Sánchez porfió y hasta le ofreció a Ciudadanos ponerle una mercería a Casado con tal que lo apoyara (un gobierno de centro por el que apostaba Europa) pero su líder se enrocó en el “no es no” y sobrevino la gran cagada que aún estamos pagando. Lo más hipócrita eran las quejas de Ciudadanos “a posteriori” ante los infinito menos uno pactos que tuvo que rubricar Sánchez para sacar la legislatura adelante. ¡Tendrá el hombre que buscarse las habichuelas! Casado se portó como la novia que rechaza al pretendiente y luego se enfada porque les tira los trastos a otras. Pues “mutatis mutandis” estamos en lo mismo. Si el P.S.O.E. no quiere que el previsible ganador de las elecciones andaluzas necesite de VOX lo tiene tan fácil como apoyarlo en su investidura. Pero esto significaría no sólo sentido común sino buscar el bien común dejando siglas aparte, elementos anodinos por estos lares.