Estamos de resaca de la lotería de navidad, como muchos años, lo que prima es la salud,
pues la mayoría de los mortales no hemos sido agraciados con los premios de la diosa
fortuna.
A todas las personas que luchamos por ser mejores. Hoy es el día para pensar en nuestras
tradiciones, la esencia, y en lo que vendrá, al igual que en la obra de Charles Dickens. Los
fantasmas de la Navidad de 2024 - pasado, presente y futuro- nos asedian como al anciano
avaro y egoísta que despreciaba lo relacionado con la Navidad.
El pasado como la tradición: el cumplimiento de nuestras costumbres, reglas no escritas
y leyes, valores que nos han traído tantas alegrías y bienestar. La mayoría de los jiennenses
recordamos estas fechas son días de frio, azotes al olivo y visitas a la almazara con el fruto
del océano de olivos.
Pero sólo de la tradición no podemos vivir. hace falta proyectos nuevos que la
complementen nuestros productos, nuestras culturas, nuestra naturaleza. La tradición es
en momentos el ruido silencioso que no nos deja avanzar.
El presente de inestabilidad, riesgos visibles y otros que nos acechan por la falta de
compromiso, de lealtad a nosotros mismos. Vemos como la rentabilidad de algunas zonas
se pierde, provocando el vaciado de las casas antaño habitadas, en busca de nuevas tierras
más prósperas. La viabilidad actual de nuestros productos aceite, naturaleza y otros
recursos está en mínimos.
El fantasma del mañana nos enseña la patita: las tecnologías, la inteligencia artificial
bulliciosa, los costes de las materias primas creciendo, la perdida de recursos humanos
(los más valiosos), quedándonos con las migajas de lo que podría ser nuestro pilar
fundamental. Son retos para trabajar este nuevo año 2025.
No seamos ingenuos, y luchemos por este presente para que fragüen los cimientos de un
futuro lleno de aspiraciones y valores. Es el momento de aspirar a lo máximo. Feliz Navidad.