Mediodía en la provincia de Jaén

Antonio Torres Perales

La historia de mis alumnos Mario e Inés

La opinión de Antonio Torres Perales



- “Vivir en Nueva York”, contestó Hillary con desgana mientras miraba de reojo a sus compañeros Mario e Inés, ubicados en el centro de la primera fila en esa Sesión de Tutoría de los lunes a las tres y media de la tarde del instituto Público Francisco de Quevedo, lugar donde el que os dirige la última intervención de la temporada, ocupaba una vacante como Profesor de Economía.

- “Es factible”, le contesté, sonriendo al ver que Mario jugaba con las manos de Inés y le escribía, en su propio folio, cuál era su sueño.

Era la segunda vez que Mario repetía Tercero de la E.S.O y de ahí pasó a sacar las mejores notas de la clase junto a Inés, la que dejó de llegar tarde y solucionó sus graves problemas de salud mental gracias a él. Formaban un buen tándem y eran la envidia de todo el Claustro docente, así como de sus compañeras, que los boicotearon mediante la exclusión de todos los grupos de whatsapp.

Fui hasta la pizarra digital para escribir el secreto de Hillary mientras le pregunté a Rose Mari cuál era el suyo, y vi, de refilón, la coincidencia de objetivos plasmados en sendos folios de los dos que ocupaban la primera fila en el centro de la clase. TÚ. Aparecía en mayúscula y venía subrayado. Sin pedirlo, yo también participé: “Profe, y ¿Cuál es tu sueño?” – me preguntó Mario, con su sonrisa decidida, queriendo que yo entrara a participar del juego. Y lo hace. Cuando lo escribí en la pizarra, también la subrayé. “¡Lo sabía!”. Gritó Mario.

Porque todos tenemos un sueño, un aliciente, una motivación, un objetivo, un más allá, un ingrediente en la vida que te anima a jugar el partido para no llegar a perder nunca, una justificación para la vida que hace que no te importen ni las canas ni las patas de gallo, el que yo reflejé, como hizo Mario, Hillary, Inés, Rose Marie, y cada uno de los que vinieron ese día a clase, un sueño adolescente, o veterano, o añejo, diferente o coincidente, el que mantengo en secreto en estos micrófonos y el que espero que todos vosotros, los que nos estáis escuchando, podáis perseguir en este verano para que podáis ayudar a encontrar la Felicidad.