Mediodía en la provincia de Jaén

Carlos Serrano

La Nada

La opinión de Carlos Serrano


Hace poco más de una semana fui a comprar a un supermercado de Jaén y pude comprobar la vacuidad de algunos estantes.

No pude evitar pensar en aquellos días de marzo de hace dos años, cuando se arrasaron los supermercados como si no hubiera un mañana. La historia se repite, en menor escala, pero el comportamiento es idéntico. Aunque ahora el consumo masivo de papel higiénico ha cedido su sitio al aceite de girasol. Curioso, en España producimos en torno a las 500.000 toneladas anuales de esta grasa y su consumo en los hogares ronda las 200.000. Y, además, Jaén es la principal productora de aceite de oliva del mundo. En mi casa, por ejemplo, no entra una botella de aceite de girasol; y no soy una excepción.



Me cuentan que también se agotan los arcones para conservar los alimentos congelados e incluso que en los contenedores de alguna población cercana a la capital tiran los paquetes de comida precocinada y productos lácteos caducados. Lo que demuestra que aunque le echemos la culpa de todo a los políticos, apenas les escuchamos. Compartimos vaciedad e incomunicación.
¿Recuerdan cuando el consejero de Salud de la Junta de Andalucía afirmaba que no pasa nada por comer un yogurt caducado? Entiendo que no le hagan caso, a fin de cuentas, es el mismo que dice que la violencia machista es violencia intrafamiliar. Creerá que cuando un hombre reparte estopa en el salón o en el dormitorio, todo queda en casa.

Es cierto que esta nadería de políticos sirve de coartada para la nada ciudadana. Pero no esconde nuestra incapacidad para aprender de recientes vivencias. Ni impide que sigamos haciendo gala de ella en asuntos como la agresión rusa a Ucrania, la huelga de la patronal del transporte por carretera o esa manifestación del mundo rural en la que el capital cabalga.

Tampoco impide que firmemos cheques en blanco a cualquier predicador de nuevo cuño, de esos que ya no se conforman con el minuto de gloria y aspiran a cuatro años de homilía o de aquellos otros que denuncian con media lengua sin que sepamos cuál es su verdadero objetivo. A algunos se les acaba el tiempo vital o el institucional y da la sensación de que aspiran a ser uno de esos políticos a los que siempre culpan del abandono de esta provincia o tratan de obtener ese reconocimiento que creen merecer y nunca llega.

Nos agarramos a un futuro cimentado en la impostura, en esa ‘insaciable nada’. Y hacemos acopio de productos enlatados de supermercados y oportunistas charlatanes para consumo de cuerpos y mentes. Productos con las etiquetas falseadas, donde nos cuelan aceite de girasol por oliva virgen.
Y sin embargo, queda espacio entre la nada para la elocuencia. Ayer fue el Día Internacional de la Poesía. Manuel Lombardo tiene nueva criatura, “Música de hielo”, cuando aún suena el eco de los versos de obras como su “Inventario de nieve”:
“Respira en tu alma/la energía inmortal de la insaciable nada,/escucha en tu silencio ardiente/ la callada elocuencia del vacío”.

“Elocuencia del vacío”, del poemario “Inventario de nieve”, Manuel Lombardo. Metropolisiana ediciones, 2013.