Tras la resaca de este fin de semana, plagado de carreras, lumbres de San Antón y buenas vibraciones, enfilamos el último tramo de la cuesta de enero deseando acabar un mes llamado así en honor del dios romano Jano, el de las dos caras, el de los comienzos, los finales y las transiciones.
En principio, todo comienzo es esperanzador, y eso es lo que celebramos el primer día del año nuevo. Pero hay comienzos que se anticipan perturbadores, como el regreso a la presidencia de EEUU de Trump, aglutinador de multimillonarios sin escrúpulos ávidos de poder, que ya se mueve en la primera línea de la política mundial como un elefante en una cacharrería. Parece no haber aprendido todavía que -como decía Séneca- “el poder, cuando es excesivo, siempre dura poco”.
Menos mal que en estos días de “rebajas fantasmas”, sin grandes gangas ni oportunidades para la mayoría de los bolsillos familiares, también llueven noticias que nos levantan el ánimo a pesar del frío invernal y de una cuesta que no acaba de terminar.
Por ejemplo, se anticipa una nueva iniciativa de desarrollo económico para nuestra provincia, con la Alianza estratégica del biogás, un buen proyecto energético para aprovechar mejor la biomasa y nuestros residuos agrícolas. También tenemos que alegrarnos porque un equipo de investigación de la Universidad de Jaén haya encontrado un nuevo método, más fácil y eficaz para transformar el alperujo de las almazaras en biocombustible. Porque el olivar jiennense, que es nuestra mayor fuente de riqueza, no solo produce aceite. Y, como Jano, una vez más nos muestra sus dos caras: la del oro líquido que seguimos encontrando por las nubes en los supermercados, y la del precio de quincalla que se está pagando por la aceituna a los agricultores.
En fin, siempre nos encontramos con una de cal y otra de arena: si el año pasado aumentaron un 73% nuestras exportaciones de aceite de oliva, sin embargo, y a pesar de ser la provincia andaluza que más lo produce, JAÉN solo ocupa el cuarto puesto - por detrás de Sevilla, de Córdoba y de Málaga- en la lista andaluza de los grandes exportadores de aceite de oliva. Increíble, ¿verdad? Pues aquí tenemos otra “cuesta de enero” que da que pensar.