He de reconocer que cuando aparecen esas imágenes de los niños heridos y muertos en Palestina con la salvaje ofensiva militar israelí, aparto la mirada, bajo los ojos al suelo, avergonzado, porque no mirar, no ver es dejarles un poco más a su suerte, a su desdichado destino.
Pero es que no puedo, no soporto ver el horror en sus ojos, criaturas indefensas, vulnerables, inocentes, vagando como espectros por entre las calles reducidas a escombros de lo que un día era su hogar. No quiero ni imaginar qué pensaran esos infelices, buscando entre las sombras a alguien de su familia, de su entorno, tratando de recuperar la seguridad de unos brazos protectores que ya nunca volverá.
No puedo, confieso que no puedo y me siento culpable.
Mientras algunos, desde sus confortables sillones que pagamos a escote entre todos, utilizan estos horrores para sus politiquillas de mierda (perdonen pero otro calificativo no sirve) y revuelcan el dolor de estos infelices por otro fango más asqueroso aun si cabe, el fango de la insidia, el de los intereses espureos, el del odio que vienen sembrando desde el fatídico 11M.
Odian lo que representa las justicia social porque la justicia social tiene un precio, hay que poner dinero para dignificar a los desheredaos o desafortunados en esta vida y eso han de hacerlo la gente a quienes ellos defienden, los ricos y poderosos.
Incendiar cualquier medida y ponerse de parte del contrario sin el más mínimo espíritu crítico con tal de dar con el garrote a Sánchez, como en un triste cuadro de Goya, resume muy bien el espíritu de nuestros patriotas.
La corte penal internacional, heredera de los tribunales de Nüremberg dicta orden de detención internacional contra Netanyahu y tú te pasas por el forro un tribunal de tan altos principios y te vas a hacerte fotos con el criminal. Y luego me traes historias que si Puigdemont. Patriotas de hojalata, incendiarios ajenos al dolor del prójimo.
Ya decíamos en otra de estas modestas columnas, que la caja de pandora de todos estos orgullosos franquistas y nazis que se abre en Europa será difícil de cerrar. El diez de junio, no me vengan con llantos, que aún es posible.
Agradezco al Gobierno y a mi país que se intente poner fin al horror aportando al menos el reconocimiento del estado palestino.
Como ven, aquí sigo haciendo amigos, aunque esta vez siento que algunos tengo ahí de verdad. Sin ironía.