El pasado mes de febrero una publicación de Viajes de National Geographic se hacía eco de la calificación que otorgaban millones de clientes de la plataforma más popular del mercado de reservas de viajes que han catalogado al pueblo de Cazorla como el más acogedor de España y el
segundo del mundo. No hace falta defender lo obvio: ¡Cazorla es sensacional!
Tampoco hace falta mucho entendimiento para comprender que Cazorla, uno de los pueblos más bonitos de España, de por sí afable, se haya sentido ultrajado por el gobierno de la Junta de Andalucía de Moreno Bonilla que de cuajo le ha arrebatado, sine die, su derecho a recibir una atención sanitaria primaria próxima y accesible como el resto de andaluces. ¡Se rebelan y con razón!
La escritora Mercedes Salisachs decía que “Lo real es lo que jamás se explica. Lo que jamás se anuncia”. Y lo real es que el gobierno andaluz todavía no ha explicado a la ciudadanía de Cazorla por qué, como ha ocurrido en otros lugares de Andalucía, no puede haber una alternativa provisional al centro de salud en su casco urbano mientras se busca una solución definitiva. Lo que no va a revelar el gobierno de Moreno Bonilla es su intención de matar dos pájaros de un tiro: ni centro de salud en el casco urbano, ni completar la dotación del Hospital de Alta Resolución de
Cazorla al ubicar allí el centro de salud. ¡¡Doble delito!!
Un abuso de autoridad de la Junta de Andalucía, aderezado con una carencia de empatía política de Moreno Bonilla por los derechos de la ciudadanía, han provocado que Cazorla se levante brava. El pueblo no se arruga, su dignidad y su derecho a una sanidad en condiciones de igualdad no tienen tregua. El Partido Popular de Jaén vuelve a ser cómplice de otra fechoría política más contra la sanidad pública en Jaén, otra fechoría contra lo rural, contra el turismo, contra la imagen del parque natural más grande de España. Sinceramente, espero que en las próximas elecciones se
lleven su merecido.
