Estamos en las postrimerías de una campaña de aceituna récord, por escasa. Las condiciones meteorológicas del pasado año nos han deparado la peor campaña que recordamos.
La climatología siempre ha sido el principal aliado de la explotación agraria. Sin embargo y a cuenta del calentamiento global, estamos pasando de tener un aliado a un enemigo feroz.
Sobrevivir a una campaña agrícola desastrosa no va a ser fácil para una provincia que seguimos fiando al cielo una de las partes mas sustanciales de nuestra actividad económica.
La preservación del medio ambiente que nos acoge suele generar grandes consensos, pero la percepción de quienes viven de y para el campo difiere considerablemente de aquellos que tan solo ven en el medio una opción para el esparcimiento.
Las políticas para preservar la naturaleza, que son necesarias, son vistas sin embargo desde el sector agrario como una generación creciente de dificultades, que pone en peligro la rentabilidad y la supervivencia de las explotaciones.
Es cierto que cada vez que se prohibe una práctica agrícola el primer impacto suele ser económico pero es un tremendo error pensar que la única manera de aumentar la rentabilidad es eliminando normas y permitiendo usos agrícolas cuya única vara de medir sea el criterio de cada uno.
Nuestro gran problema sigue siendo la comercialización y la generación de valor añadido en nuestro producto estrella. Y aquí hay que reconocer que toda la culpa no la tienen los agricultores. Las administraciones deben promover políticas que conviertan la agrupación de productores en actores principales, también en la comercialización.
El escándalo al que asistimos desde hace un año, con precios de la alimentación desbocados mientras los productores perciben una parte ínfima del precio final, vuelve a poner de manifiesto el enorme poder de los intermediarios y la incapacidad de los gobiernos para meterlos en vereda.
Seguramente seguiremos mirando al cielo, pero no debiera ser solo el cielo quien nos asista.
José Moral Jaenes
Mediodía en la provincia de JaénQue no solo el cielo nos asista
La opinión de José Moral Jaenes