Mediodía en la provincia de Jaén

María de los Ángeles Jiménez Samblás

Sanidad pública no, negocio privado sí: La herencia dilapidada

La opinión de María de los Ángeles Jiménez Samblás


En la memoria colectiva de la Sierra de Segura todavía duelen las heridas de las familias que
fueron desterradas de sus aldeas por la administración franquista que las obligó al desarraigo y a la emigración. 

Y como si no hubiera pasado el tiempo, en pleno siglo XXI, lo han vuelto a hacer. Ahora, expulsando a la población serrano segureña de su hospital público. Un hospital al que Moreno Bonilla le ha dado un golpe de muerte, dejando sin cubrir seis de sus especialidades. Todo ello con la colaboración de los representantes del Partido Popular de Jaén y de la Sierra de Segura que se mantienen cómplices ante tamaña injusticia.



El cambio de gobierno en Andalucía ha resultado ser caluroso en lo climático y bochornoso en lo sanitario: recortes presupuestarios en las contrataciones de verano, sobrecarga de los profesionales, servicios de urgencias saturados, instalaciones sanitarias infrautilizadas, incremento desorbitado del gasto farmacéutico, alarmante aumento de tiempos de respuesta a citas, dimisiones de directivos que huyen espantados.

Todo preparado a conciencia, para después justificar la jugosa cantidad de 734 millones de euros que Moreno Bonilla tenía reservados para la sanidad privada, afianzando aún más su estrategia del año 2022 en el que derivó casi un millón de pacientes al sector privado. Y lo peor de todo, es que lo han hecho sin disponer siquiera de un plan de refuerzo de la sanidad pública, en un contexto en el que Andalucía no para de recibir fondos económicos del Gobierno de España que preside Pedro Sánchez. La sanidad para el PP es puro negocio.

Razones todas ellas que explican por sí mismas el oscurantismo informativo e “indocumentado” del Gobierno de Andalucía que bien podría ponerse al día con la sociedad en su derecho a la información sobre listas de espera, sobre cumplimiento de los derechos de garantía de plazos, sobre bolsas de profesionales del SAS y un largo etcétera de carencias informativas y de gestión que se van acumulando cada día que pasa. 

Como decía Juan Ramón Jiménez “Inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas”. Todo esto tiene un nombre, tiene el nombre de “NEGOCIO”, la obsesión de Moreno Bonilla por la privatización, el despilfarro de fondos públicos, el pago a precio de oro a la sanidad privada lo que la sanidad pública sabe hacer de forma más eficaz y garantista. Un perverso juego de intereses que compromete nuestro derecho a la salud y que hipoteca nuestro futuro como sociedad.