Me sorprende el silencio impuesto ante los casos de corrupción que salpican al PSOE en plena campaña andaluza, y que la gran mayoría de los medios de comunicación mantienen en silencio, a cambio, eso sí, de poder hablar del posible sorpasso y del batacazo de la PSOE en las encuestas andaluzas.
A la magnanimidad del Supremo en no dar a conocer la sentencia de los ERES, el mayor caso de corrupción en la historia de Europa, y así no interferir en la campaña electoral, se une el silencio por la imputación del hermano del presidente socialista valenciano por un presunto delito de fraude documental en las subvenciones que trincaba y que su hermanísimo Ximo Puig concedía, o la imputación de la vicepresidenta Mónica Oltra por indicios relevantes de haber ocultado delitos tan repugnantes como el de abusos sexuales de su exmarido a una niña de 14 años tutelada por el gobierno socialista.
Tampoco olvidemos las nuevas chorizadas de la socialista Balear Armengol en el caso Puertos (y sus conexiones con Ábalos, el de las maletas, entre otros), por no hablar de la imputación de la mujer del propio candidato andaluz Espadas por los enchufes de la FAFFE, la del WordPerfect, la que usaba en su trabajo como funcionaria de la Junta el procesador de textos de los años 80 o de los 53 millones de la compañía Plus Ultra.
Pero claro no se trata del PP, y no hay que montar show mediáticos en las televisiones subvencionadas, es la PSOE, silencio... a cambio os dejo hablar del batacazo electoral, incluso el ínclito Tezanos puede hablar.
Por eso la izquierda política y mediática está muy desesperada. Los chiringuitos se les pueden acabar y la mamanduca también. Ese nerviosismo de la PSOE y de sus aliados parlamentarios y mediáticos se puede constatar en estos días de la campaña andaluza con las continuas agresiones y excesos verbales que escuchamos, por ejemplo, el “tontopollas” del bocachanclas presidente socialista camaleónico Pezzi ha dedicado a Feijóo. Desde la apabullante derrota en Madrid, todo le sale mal a la coalición sociocomunista.
Andalucía ya no es Pesoelandia.