Entre el 21 y el 25 de junio está teniendo lugar en Jaén la octava conferencia internacional de egiptología “Old Kingdom Art & Archaeology”, organizada por la Universidad de Jaén en el museo Ibero. Para dar una idea de la magnitud del evento, las ediciones anteriores se han realizado en ciudades tan relevantes como Cambridge, Berlín, París, Varsovia, Praga, Milán y El Cairo, reuniendo a cientos de investigadores e interesados en el conocimiento de la civilización de los faraones, de tal manera que Jaén se convertirá en capital mundial de la egiptología por unos días.
Esta actividad merece una reflexión a varios niveles. En primer lugar la relevancia internacional que ha ido adquiriendo por méritos propios el equipo del profesor Alejandro Jiménez, que desde 2008 mantiene varios programas de excavaciones en la zona de Asuán. En segundo lugar, constatar que el museo Ibero poco a poco va sirviendo de soporte para actividades relacionadas con la historia, dándose sentido a su existencia, aún alejado del primordial, cual es servir de epicentro mundial de la cultura ibera.
Por último, el congreso de egiptología, como otras convocatorias profesionales y científicas, ilustra la trascendencia que tienen este tipo de actos para nuestra ciudad. Hay muchos motivos para venir a Jaén y uno de ellos, quizás menos llamativo a nivel popular y menos promovido a nivel institucional es la difusión de conocimiento.
El conocimiento en torno al olivar ya genera eventos que lo difunden, liderados por Expoliva. Pero siendo el segundo territorio mundial con más concentración de castillos o con 555 yacimientos arqueológicos iberos en la provincia, también podrían consolidarse encuentros internacionales de periodicidad bienal sobre el conocimiento asociado a estos temas. Lo mismo podría decirse de la biología de la conservación, puesto que mantenemos una gran cantidad de superficie protegida de alto valor ecológico.
La transferencia de conocimiento a través de eventos internacionales de este tipo organizados por la Universidad de Jaén sería una buena forma de proyectar sinergias con la ciudad, no sólo por el impacto económico de visitantes con buen poder adquisitivo, sino por la impronta que la distribución de ese conocimiento puede ejercer en las mentes fascinadas de no pocos jiennenses. Creo que este, el turismo del saber, ofrece perspectivas muy interesantes para ser exploradas y aunque no me imagino a los investigadores desatendiendo su trabajo por organizar encuentros, tal vez los profesionales del turismo podrían facilitar este aspecto.
Manuel Ruiz
Quien a buen árbol se arrimaEgipto en Jaén
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