Régimen Abierto

Antonio Avendaño

El Cristo de Salustiano

Quizá al Resucitado no le disgustaría verse retratado tan garboso y guapetón como aparece en el cartel de la Semana Santa de Sevilla

 El Cristo de Salustiano

Cartel de la Semana Santa de Sevilla 2024

La polémica que ha envuelto y sigue envolviendo al cartel de la Semana Santa de Sevilla de 2024 tiene un único motivo: que, fuera o no la intención del artista, el Cristo pintado por Salustiano García parece un icono gay (*). Esa es la razón por la que un grupo de detractores tridentinos ha reclamado su retirada con una campaña en Change.org que ya va camino de sumar 15.000 firmas; piensan sus promotores que el cartel “no representa en absoluto la Fe, los Valores Cristianos, la tradición y el fervor religioso de la ciudad”. ¡Cuidado!, cuando alguien tira tanto de mayúsculas conviene andarse con ojo.

Y lo mismo opina Vox, que ha bloqueado una declaración institucional del Ayuntamiento de Sevilla promovida por el grupo de Izquierda Unida-Podemos en apoyo del cartel. La portavoz ultra resumía así las razones de su grupo: “Es regla esencial del arte sacro, según nuestra tradición, que mueva a la devoción y a la fe católica, y no sirva de icono para ideologías posmodernas que precisamente lo que quieren es cambiar radicalmente esa tradición”.



Hay quien piensa que las resonancias homoeróticas del cartel fueron una decisión deliberada del pintor, quien sin embargo lo niega rotundamente y defiende que la intencionalidad de su obra, cuyo modelo fue su propio hijo, era simplemente representar un Resucitado “joven, bello, sin marcas ya casi de su tortura”.

La nomenclatura cofrade que sienta cátedra sobre estas cuestiones en la prensa conservadora se ha visto en muchos aprietos para mostrar su discrepancia con el cartel y al mismo tiempo 1) no mencionar explícitamente las incómodas connotaciones homosexuales de la obra y 2) no hacer sangre con el Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, que encargó y dio el nihil obstat a la obra. La ponderación y templanza de la mayoría de los comentarios aparecidos en la prensa de derechas habrían tenido perfiles decididamente despiadados si, en vez de recaer en el Consejo de Cofradías, la responsabilidad del encargo hubiera recaído en una institución gobernada por la izquierda.

Sobrecoge pensar qué hubiera dicho y escrito el piadoso establishment cofrade si la responsabilidad última hubiera sido no del órgano de gobierno de las hermandades sino, pongamos por caso, de una Manuela Carmena o, sin ir tan lejos, de un Antonio Muñoz, el anterior regidor de Sevilla y primero declaradamente gay de una gran capital: la ferocidad de los comentarios habría dejado en mantillas el “No te lo perdonaré jamás, Manuel Carmena”, escrito en Twitter por Cayetana Álvarez de Toledo porque el traje del rey Gaspar madrileño había decepcionado a su hijita de 6 años.

Al Consejo de Hermandades ha venido a ocurrirle en este trance lo que a aquellos torpes censores franquistas que dieron su aprobación a la película ‘El verdugo’, en la que no supieron ver la demoledora crítica política que había en ella y que sí resultó evidente para el jurado del Festival de Venecia de 1963, que le otorgó el León de Oro.

No es probable que el cartel Salustiano García merezca premio importante alguno. Y no por ser insuficientemente capillita o teológicamente herético, sino porque se inscribe en una estética situada a mitad de camino entre lo trasnochado y lo kitsch: repiten las crónicas locales que el pintor sevillano goza de gran reconocimiento internacional, pero no profundizan mucho más. Puede, desde luego, que sea un artista cotizado en ciertos círculos y, de hecho, está fuera de duda su maestría como dibujante, pero el resultado final de su arte es un esteticismo muy trabajado y aparente pero más bien vacuo. Los cuadros de Salustiano García recuerdan un poco a las hoy olvidadas fotografías de David Hamilton, cuyas vaporosas imágenes eróticas de jovencitas medio en cueros tuvieron mucho éxito en los años 70 y 80.

¿Está justificado tanto ruido mediático a cuenta del dichoso cartel? Seguramente no. Al fin y al cabo, si nadie del Consejo de Hermandades vio en el Resucitado de Salustiano rastro alguno del nefando pecado tal vez sea porque hasta los santos varones que dirigen las cofradías han normalizado lo que apenas unas décadas atrás tanto los escandalizaba; al fin y al cabo, es probable que al mismísimo Resucitado no le hubiera disgustado del todo verse retratado así, tan garboso y guapetón.

 

(*) En este enlace puede verse el cartel y otras obras de Salustiano García: https://www.elconfidencial.com/cultura/2024-01-30/salustiano-garcia-cartel-semana-santa-sevilla-obras_3820771/