Régimen Abierto

Antonio Avendaño

¿Es el Consejo Audiovisual un chiringuito?

El sesgo fuertemente partidista ha convertido a la institución en un Parlamento en pequeño donde los consejeros votan lo que espera el partido que los propuso

 ¿Es el Consejo Audiovisual un chiringuito?

Foto: CONSEJO AUDIOVISUAL

Reunión del Consejo Audiovisual de Andalucía.

En tiempos de tanta bronca política en que no hay manera de que los grandes partidos alcancen pactos ni siquiera en materias en las que están sustancialmente de acuerdo, no se puede dejar de dar la bienvenida a los contadísimos asuntos en los que izquierdas y derechas estampan su firma.

Así, la semana pasada el Partido Popular acordaba con el Partido Socialista y con Vox la renovación del Consejo de Administración de la RTVA y del Consejo Audiovisual de Andalucía, y esta semana se han conocido los nombres propuestos por cada partido, que el Pleno del Parlamento ratificará próximamente. Se trata, como se sabe, de órganos de extracción parlamentaria cuya conformación exige mayorías reforzadas y no simplemente absolutas.

El grupo Por Andalucía no entró en los pactos porque ninguno de los otros partidos aceptó renunciar a uno de los puestos a que tienen derecho en función de la aritmética parlamentaria salida de las urnas de 19 de junio. Para cada una de las dos instituciones, de nueve miembros, el Parlamento elegirá a cinco consejeros del PP, tres del PSOE y uno de Vox.



Por Andalucía no tiene cabida: si el PP, en un rapto de generosidad rayano en la locura, decidiera cederle un puesto a Por Andalucía, se quedaría con cuatro y perdería la mayoría que sí tiene en la Cámara; y si al PSOE se le ocurriera hacer lo mismo, vería reducida en un tercio su parte del botín institucional.

El hecho de que los partidos se necesiten mutuamente propicia el entendimiento entre ellos, aunque no necesariamente la idoneidad de los nombres en liza. En el caso concreto del Consejo Audiovisual, bastantes de los nombres propuestos por los partidos son periodistas o provienen profesionalmente del ámbito de la comunicación. También hay nombres directamente políticos que nada tienen que ver con el mundo audiovisual, pero siempre sucedió así desde la creación del CAA: los partidos utilizan la institución para pagar favores, garantizar un sueldo a altos cargos que han dejado de serlo o premiar lealtades que habían dado por perdidas. En todo caso, la regla que rige para garantizar la mayoría reforzada exigida por la ley es que todos los jugadores ‘aceptan pulpo como animal de compañía’, lo cual allana mucho, claro está, el camino de la idoneidad.

Y aun así, a pesar de todo ello, el problema de fondo no es tanto la falta de idoneidad de determinados nombres como el hecho de que el Consejo Audiovisual opera como un Parlamento en pequeño donde los consejeros votan en consonancia con las estrategias o los intereses de los partidos que los propusieron para el cargo. No votan con criterios audiovisuales sino políticos.

El último episodio que volvía a comprometer la institucionalidad de un órgano en teoría independiente del Ejecutivo se conocía en julio pasado: se trataba de un dictamen del CAA aprobado únicamente con los votos de los cinco consejeros de la mayoría conservadora y que exculpaba a Canal Sur TV de dos acusaciones de parcialidad.

El comunicado que informaba del dictamen tenía el cuajo de afirmar que “los informativos de Canal Sur TV respetan el principio de pluralismo político, aunque se detecta un peso institucional elevado atribuible a la persistencia de la pandemia y al protagonismo de noticias relacionadas con las sucesivas olas de la enfermedad, las restricciones y la vacunación”.

Mientras, los cuatro consejeros designados por el Parlamento a propuesta del Partido Socialista y lo que en su día fue Adelante Andalucía consideraron que “dicha resolución no se corresponde con la realidad que refleja el informe elaborado por los técnicos de este Consejo”. Para los firmantes del voto particular la resolución "oculta la conclusión de los técnicos según la cual en los informativos analizados se detecta un refuerzo de la imagen positiva del Gobierno de la Junta de Andalucía", algo que ellos consideraban claramente “contrario a la neutralidad".

Que los informativos de Canal Sur son fuertemente gubernamentales es una obviedad para cuya confirmación no se precisaría informe técnico alguno, pues es evidente para cualquier espectador. También, por cierto, eran gubernamentales en el pasado, cuando mandaba el Partido Socialista. En realidad, ninguno de los partidos del arco parlamentario, y ninguno es ninguno, cree de verdad que la televisión pública debe ser independiente. La BBC está bien para los ingleses. Puede que el único dirigente político de relevancia que en esto nos salió un poco británico fue José Luis Rodríguez Zapatero, que puso en marcha una desgubernamentalización efectiva de la RTVE que luego el PP de Mariano Rajoy se apresuró a laminar. Desde luego, nadie en el PSOE andaluz pensaba de la misma manera que Zapatero, aunque, siguiendo su estela, decidieron crear el Consejo Audiovisual a instaurar mayorías reforzadas para elegir a sus miembros o al director general de la RTVA.
El Consejo Audiovisual va camino de convertirse en lo que Vox ha llamado ‘chiringuitos’, aunque sin darse el propio partido ultra por aludido, pues en vez de exigir la desaparición de la institución ha optado por disfrutar de su parte del botín. A Vox le gusta ponerse estupendo solo cuando le sale gratis.

Siendo la única autoridad encargada de fiscalizar el cumplimiento de la normativa vigente en materia audiovisual y publicidad, el Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) es hoy una institución doblemente devaluada: en primer lugar, por tratarse de una 'Policía desarmada', sin herramientas coactivas para hacerse obedecer; y en segundo lugar, porque desde hace demasiado tiempo el Consejo opera a efectos prácticos como una suerte 'Policía patriótica' más atenta a no incomodar al Gobierno de turno que a vigilar la conducta deontológica de los operadores audiovisuales.

Impulsado en 2004 por Manuel Chaves, el CAA no ha logrado ganarse el respeto de la opinión pública, pero tampoco suscitar el miedo de los operadores audiovisuales, conocedores de que no tiene capacidad sancionadora y de que los informes que denuncian su parcialidad o sus malas prácticas caen en saco roto.

El informe más reciente del Consejo Audiovisual, con fecha de esta misma semana, alerta de que deporte femenino ocupa sólo el 9% del número de noticias deportivas en los informativos de las televisiones autonómicas públicas andaluzas, Canal Sur TV y Andalucía TV, frente al 85% del masculino y el 6% de las informaciones mixtas, por lo que advierte "una vez más sobre la amplísima brecha de género existente en el deporte en televisión, donde las mujeres siguen infrarrepresentadas".

Para hacer tales informes no hace falta Consejo Audiovisual alguno. Bastaría con encargados por cuatro perras a cualquier empresa de medición de contenidos. El sueldo de los consejeros del CAA es de 64.638,16 euros, que se elevan a 68.150,30 en el caso del presidente.