Socialistas de Jaén,/ peliculeros altivos,/ cómo pudisteis pensar/ que era posible quitarle/ al PP la capital. Sirvan estos malos versos en romance macarrónico como preámbulo guasón de la radiografía que cabe hacer de la política jiennense tras conocerse que en Cataluña habrá elecciones adelantadas al mes de mayo.
El president Pere Aragonés así lo anunciaba este miércoles, una vez confirmado que, como se temía, los Comunes no iban a darle al Govern los votos que le faltaban para aprobar los Presupuestos catalanes. No eran malas cuentas, pero los (y las) de Ada Colau las han rechazado con argumentos cuyo escaso fuste parece confirmar esa ley general de la política que podría enunciarse así: “Nunca apruebes o respaldes ninguna medida que beneficia al pueblo pero perjudica a tu partido”.
Nada más saberse que habrá elecciones en Cataluña, solo un mes después de las vascas y uno antes que las europeas, la Moncloa renunciaba a seguir negociando con sus socios los Presupuestos Generales del Estado de 2024, para cuya aprobación necesitaría el apoyo de cuatro grupos parlamentarios que no solo están peleados entre sí sino que además van a competir electoralmente a cara de perro dentro de pocas semanas. En efecto, el PNV y Bildu se disputarán en abril la hegemonía nacionalista en el País Vasco, mientras que ERC y Junts harán lo propio en Cataluña en el
mes de mayo.
¿Y qué pinta en todo esto Jaén? Pues eso es lo malo, que ya no pinta. O que pinta un poco menos que ayer pero cabe temer que algo más que mañana. Lo explicaba en estas mismas páginas el lunes pasado Manuel Expósito con esa prosa ilustrada pero no pedante y zumbona pero no hiriente que tanto se echa en falta en el columnismo andaluz. Tras hacer un rápido repaso a las deudas pendientes del Estado con Jaén –la A-32, la autopista eléctrica, la infraestructuras hidráulicas, el CEDETEX…– y recalcar con retintín “las ganas que tenemos de que otros, muertos de envidia, al fin, nos vituperen al grito de ‘¡Jaén nos roba!’”, certificaba el articulista que el “parto” de Jaén suscrito por el PP y JM+ en junio de 2023 “es, hoy, a la vista está, niño muerto: una sucesión ininterrumpida de desconfianzas mutuas”.
Pero, como también uno mismo ha ejercido alguna vez de enterrador apresurado que contemplaba con decepción cómo los muertos que había matado seguían más vivos que antes de dictar su inhumación, aconsejaría a mi admirado Expósito que mirara con atención al “niño muerto”, porque probablemente no lo esté tanto. Los coqueteos de JM+ con el PSOE con vistas a promover una moción de censura contra el alcalde popular, Agustín González, y reponer en el cargo al socialista Julio Millán tenían su sentido y fundamento en la certeza de que Pedro Sánchez y María Jesús Montero sacarían adelante los PGE. Las cuentas del Estado de 2024 iban a ser el cántaro con el que la lechera socialista, esta vez sí que sí, ya veréis, saciaría la sed histórica de inversiones de una provincia que ni llorando lo mucho que ha llorado desde hace décadas ha conseguido mamar lo que en justicia merecía mamar.
El PP de Jaén y su alcalde se habían tomado en serio los movimientos de JM+ de acercamiento a los socialistas; el PP y el Gobierno andaluz también habían tomado nota, aunque con menos brío: para Sevilla, para la Sevilla donde ahora manda el clan malagueño de Juanma Moreno, Jaén no es
Málaga. Harán todo cuanto puedan para no perderla, pero sus prioridades son otras.
Volcarse presupuestariamente con Jaén tendría serias contraindicaciones que San Telmo no puede obviar. Como no podría, por cierto, obviarlas la Moncloa en caso de haber fructificado los contactos de JM+ con los socialistas: el partido provincialista soñaba con arrancarle al PSOE una quita significativa de la abultadísima deuda de casi 600 millones que lastra las cuentas municipales, pero es improbable que tal cosa sucediera. ¿Por el agravio comparativo con otros municipios que ello supondría? Sí, por eso pero no solo o no sobre todo por eso. Una elevada quita sería muy improbable sencillamente porque, además de no ser Málaga, Jaén tampoco es Cataluña. Políticamente, Jaén es un remoto peón del tablero, mientras que Cataluña es la reina sin cuya protección el rey Pedro perecería sin remedio a manos de sus enemigos.
El alcalde González y su partido debieron escuchar con alivio el anuncio del adelanto electoral en Cataluña y con júbilo el de la Moncloa renunciando a contar este año con esos Presupuestos Generales de la Lechera que iban a mitigar las deshidratación histórica de la provincia. El horizonte, que parecía inmediato, de una moción de censura se aleja irremisiblemente. Sin PGE a la vista, JM+ ha perdido su mejor baza para intimidar al Partido Popular. El ansiado ‘Jaén nos roba’ tendrá que esperar.