Los últimos días de 2023 sirvieron, como suele ser habitual, para hacer un repaso por lo ocurrido en el año que se despedía. Estas recopilaciones reflejan las preocupaciones de cada uno y si hay algo que obsesiona a este que les escribe es la más que evidente falta de sintonía entre lo que vive la ciudadanía y lo que expresan nuestros representantes públicos, que cada día se encuentran más alejados de la realidad social. Para corroborar esta situación, la semana pasada, como resumen de lo peor del año, los dos principales partidos del país nos volvieron a mostrar que viven en una burbuja y que su día a día nada tiene que ver con nosotros.
El miércoles, Pedro Sánchez compareció para anunciar la prórroga de algunas de las medidas anticrisis que han servido para amortiguar la subida de los precios, entre ellas la rebaja del IVA a algunos alimentos durante seis meses más, y la eliminación de otras, como la rebaja del IVA de la electricidad. Con un discurso autocomplaciente, el Presidente desgranaba una serie de medidas que se antojan totalmente insuficientes ante el empeoramiento de los indicadores sociales reales que se está produciendo bajo su Gobierno (caída de los salarios, mantenimiento de una alta inflación de productos básicos e incremento de la pobreza, por ejemplo).
Además, ante lo que puede ser la principal noticia de 2024 (y un verdadero drama para nuestro país), Sánchez obviaba durante su intervención las consecuencias económicas del acuerdo europeo para restablecer las reglas fiscales. La vuelta de la absurda y criminal política de limitar el déficit público al 3% y la deuda sobre el PIB al 60%, detrás de cuyo establecimiento solo existe un pensamiento gregario, irracional y demostradamente erróneo, significará para España un nuevo ajuste de los presupuestos públicos y un escenario de contención económica, que como ya sabemos acabará recayendo sobre las espaldas de los de siempre. Es decir, nada nuevo en el discurso del líder del PSOE: “la economía va como una moto y este es el Gobierno más progresista de la Historia”.
Por su parte, un día antes, el vicesecretario de economía del PP, Juan Bravo, explicó sus propuestas económicas y criticó la ausencia de anuncios gubernamentales sobre la materia. Las suyas no eran unas propuestas muy alejadas de las del Presidente, aunque introducía pequeños matices en algunas cuestiones para aparentar una política económica totalmente diferente. Tampoco se pronunció sobre la obligación de recuperar la "senda del gasto público" aunque, viendo la dedicación con la que su colega Cristóbal Montoro se aplicó en apretarnos las clavijas, no creo que su opinión sea muy distinta.
Lo que nos ofreció una de las "referencias" económicas del PP fue una pequeña muestra de la disonancia cognitiva en la que viven. Al referirse a la necesidad de aligerar la carga que el IRPF supone para muchos españoles, Bravo llegó a afirmar que "el principal esfuerzo lo hacen las rentas medias y bajas, es decir, aquellos que ganan hasta 30 y 60 mil euros".
En principio, sorprende que alguien que se presenta como especialista en economía pueda llegar a reflejar con esta absoluta falta de precisión la realidad socioeconómica del país. Puede que ustedes crean que simplemente se trata de un desliz o de una mala interpretación de unos datos ofrecidos algo a la ligera. También puede deberse a una exageración de las cifras para llegar a considerar a gran parte de la población como clase media. Pero lo que resulta más preocupante es que uno de los responsables económicos del PP no sea consciente de que, según datos de la propia Agencia Tributaria, el salario medio en España es de 21.500 euros al año y que el más frecuente es de sólo 18.500 euros anuales. Es más, resulta chocante que un jiennense de adopción como él, que se vanagloria de sus vínculos y su cariño a nuestra tierra, hiciera estas declaraciones sin tener en la cabeza que el salario medio anual en Jaén es de únicamente 16 mil euros, el más bajo del país y la mitad de lo que Bravo considera el límite superior de las clases bajas. Espero que la próxima vez que nos visite, al menos, intente conocer Jaén un poco mejor.
En definitiva, cada uno puede sacar sus conclusiones sobre lo que indican estas, y otras, declaraciones pero pienso que si ustedes se están preguntando "¿en qué planeta vive esta gente?" no andarían muy descaminados. Más allá de intereses políticos y económicos, que los hay, o quizás precisamente por ellos, hemos llegado a una situación en que los principales responsables del país no están preocupados por interpretar lo que ocurre en la realidad, y así poder mejorar los problemas que tenemos, ni siquiera en realizar políticas que modifiquen esa realidad. Su trabajo diario, dada su nula capacidad para interpretar los problemas reales, es tratar de que la realidad se adapte a su discurso, de ahí la importancia del relato.
Se han convertido en "marxistas", y no exactamente en seguidores del filósofo alemán, sino de Groucho Marx, para quien la política era: "el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". Y estos "marxistas" viven tan alejados de nuestra realidad que ya hasta parece demasiado pedir algo de sentido común en la práctica política para que la realidad, a pesar de todos los problemas, se imponga a la teoría y los intereses de cada cual.