Sobre nuestras piedras lunares

Manuel Montejo

¿Se repetirá la historia?

Un mes más la inflación sigue subiendo, o se estabiliza en valores altísimos, aunque según nuestros avispados economistas académicos, dirigentes ...

Un mes más la inflación sigue subiendo, o se estabiliza en valores altísimos, aunque según nuestros avispados economistas académicos, dirigentes de instituciones monetarias y bancos centrales y especialistas varios se estén empezando a tomar las medidas adecuadas, especialmente las subidas de los tipos de interés. A pesar de ello, estos mismos gerifaltes no dudan en advertirnos de la posibilidad de una recesión y otra crisis económica en los próximos meses. Sea como fuera, al final culparán a Putin, por lo que se pueden permitir decir cualquier barbaridad y la contraria. Y es necesario decirlo así de claro porque no debemos olvidar que en la mayoría de los casos son los mismos expertos, por decir algo, que ni previeron, ni aceptaron, ni consiguieron solucionar la crisis de 2008, siendo su responsabilidad evitarla y/o combatirla.

Pensemos un poco en lo que está pasando. Especialmente desde la pandemia, aunque ya antes, los precios de los productos se han disparado. Nuestros sabios economistas aseguran que la inflación es el resultado de un exceso de demanda o exceso de dinero. Por tanto, la solución de nuestros responsables políticos, incluidos los banqueros centrales, se basa exclusivamente en los aumentos de tipos de interés, para conseguir disuadir a los consumidores y a las empresas de gastar, y así reducir la inflación y relanzar la economía, aunque a costa de aumentar un poco el desempleo.

Sin embargo, y es lo primero que pensamos cualquier de nosotros, insignificantes inexpertos, unos tipos de interés más altos pueden contribuir a una mayor inflación al aumentar el coste de los préstamos, que se traslada a los consumidores. De esta forma, puede que no se resuelva el problema de la inflación sino que se desinfle la economía y se produzca un desempleo considerable, avanzando hacia una recesión. Recordemos que al final, las medidas contra la inflación siempre recaen sobre las espaldas de los trabajadores.
No sólo la experiencia invalida la política monetaria seguida por los gobiernos occidentales. Una simple lectura de la hemeroteca nos hace ver otra realidad. La inflación actual es fruto de varios factores, especialmente del aumento de precios de algunas materias primas y energéticas resultantes la pandemia, algunas catástrofes y, finalmente, la guerra, además de los cuellos de botella en las cadenas de suministro (lo que ahoga la oferta y no la demanda), la especulación aparejada al acceso de las materia primas a los mercados financieros y el aumento del poder de mercado y de la concentración empresarial en mercados claves. Lógicamente ninguna de estas causas desaparecerá como resultado de la subida de los tipos de interés, por lo que será raro que esta medida afecte a la inflación. Lo que sí es posible es que el endurecimiento de la política monetaria tenga el efecto contrario al que se anuncia, es decir, que dispare aún más la subida de precios y nos acerque a la temida recesión.



Siguiendo este análisis, sería deseable empezar a oír propuestas que centren el foco en los auténticos problemas detrás de la inflación, en lugar de cargar contra los de siempre. Sin embargo, no parece que esto vaya a suceder. Nuestros expertos siguen "en sus trece" y nuestros políticos en un enfrentamiento de medidas populistas e insuficientes, dentro del poco margen de actuación que les permite su subordinación a la UE, los bancos centrales y las grandes multinacionales. Sin aprender de la historia, estamos condenados a repetirla, porque de lo que no dudamos es de quien va a pagar los platos rotos.