Tribuna

Nacho García, profesor de Lengua y Literatura

Colapsidumbre sindical, ¿voto o veto?

Llueve. Lectura y música. Leo a Almudena Grandes y frente al mantra del “todo va a mejorar”, coincido con ella en que “nada va a mejorar”. De hecho, según...

 Colapsidumbre sindical, ¿voto o veto?

Foto: EXTRA JAÉN

Monotonía de lluvia tras los cristales.

Llueve. Lectura y música. Leo a Almudena Grandes y frente al mantra del “todo va a mejorar”, coincido con ella en que “nada va a mejorar”.  De hecho, según Murphy “todo es susceptible de empeorar”. Con Joaquín Sabina me veo como un perro de nadie ladrando y con El Último de la Fila como un burro amarrado en la puerta de un baile. Últimamente estoy nublado y neblinoso. Menuda disforia.

Lo ocurrido en las elecciones sindicales docentes de diciembre es un reflejo del convulso  panorama educativo andaluz. Con respecto a los resultados de las urnas, nada que objetar, pero sí algunas cuestiones que analizar para instar a la reflexión. Nunca llueve como truena



En primer lugar, un lamentable dato sobre la participación: solamente ejerció su derecho a voto (y, no olvidemos, su deber) un 42,96% del censo, bien porque un ya vetusto proceso basado en una arcaica legislación no facilitó lo suficiente la votación, bien porque la profesión adujo diversos motivos para no votar. Simplemente recorriendo los centros, se podía comprobar tanto el hartazgo ante el insoportable sinsentido lomloeano (valga el neologismo) como la desconfianza hacia la labor de los sindicatos y el descrédito de éstos por distintas razones. Como resultado: una especie de gran dimisión o gran renuncia, una suerte de resistencia pasiva ante el voto, casi un veto, con objeto de mostrar la insatisfacción o acaso intentar resquebrajar el régimen a lo Gandhi. La Administración se frota las manos y se relame, pues ya tiene un gran argumento para afrontar cualquier negociación: los representantes electos no representan ni a la mitad. En fin, vuelve a triunfar la abstención, no se sabe si por beligerancia pasiva o mera indiferencia activa. Perdemos todos, pierde la enseñanza. Cielo aborregado, suelo mojado.

En segundo lugar, una constatación: la Educación es un reflejo de la sociedad y la política. El supuesto desplome del bipartidismo y su condena a muerte ya amainó y, tras cierta pluralidad y una enriquecedora heterogeneidad, se volvió al cauce de la tradicional alternancia de dos partidos, con algún tercero en la disputa, situación habitual en el devenir histórico e ideológico. La Educación, quizás por influencia del deteriorado clima democrático o el desgaste del sistema, se está encaminando progresivamente al bisindicalismo, pese a algún tercero en discordia. Nada que objetar, la mitad de la profesión docente expresó su voluntad. Pero, adviértase que en el fondo, se está pasando de un antiguo bisindicalismo combativo a otro bisindicalismo previsible, encorsetado, renunciando a la diversidad y a una representación progresista. Hacienda manda, la Administración gana y, como Bernarda Alba, manda callar e impone silencio. La enseñanza se muere, luto en los claustros enclaustrados entre altos muros, sin Adelas que luchen por la libertad o escapen de esta cultura corporativa cada vez más tóxica. Llueve sobre mojado

En tercer lugar, una curiosa circunstancia: la irrupción de una nueva fuerza. En las elecciones se presentó una nueva agrupación electoral,  unas asociaciones provinciales de electores que decían representar a ASADIÁN, conjunción de ASADIPRE y ADIÁN, esto es, representantes de los equipos directivos de Infantil, Primaria y Secundaria. No deja de ser una paradoja que hayan concurrido quienes han sido nombrados por la Administración (no elegidos democráticamente por los claustros, como antaño), quienes son jueces y parte en el cotarro educativo (“Nemo esse iudex in sua causa potest”). Se puede entender que sus demandas fuesen lógicas y sus peticiones razonables (en el fondo son las mismas que las demandas históricas de los sindicatos del sector), pero éstas se habrían tornado tarde o temprano en exigencias y reivindicaciones ante quienes les nombraron y/o les mantienen en el cargo. El perro quiere morder la mano del amo que le da de comer. Es un hecho insólito e ilógico, por incompatibilidad e incongruencia. El caso es que obtuvieron representación en varias provincias, no la suficiente para acceder a la mesa sectorial, como ilusoriamente pretendían, aunque fuera un hecho improbable, más bien imposible por cuestiones legales, las cuales curiosamente desconocían o aparentaban desconocer. Y todo, en su propio nombre e hipócritamente en el de sus claustros, totalmente ajenos a sus fabulaciones, y como en la película “El buen patrón”, transgrediendo todos los límites. Parecería que estos funcionarios, aparentemente leales pero hartos de colaborar, aspirasen a combatir al régimen intentando apoderarse del poder desde dentro, intentando usurpar competencias de la propia Administración, arrogándose con nuevas funciones a través de su nuevo roll sindical, como subterfugio para “ser quemaduras que en otro cuerpo se agranden” . Mismo perro, con distinto collar. Un perro que muerde y quiere ser amo. Es algo, cuando menos, extraño, muy difícil de explicar y complicado de entender. La lluvia del invierno viene del infierno.

Y por último, pero no por ello menos importante, una autocrítica poco compasiva. Como integrante de un sindicato minoritario e independiente, hay de reconocer que, pese al trabajo y el esfuerzo realizados durante muchos años para solucionar problemas y convertirlos en reivindicaciones, no hemos sabido o no hemos podido transmitir un mensaje divergente ya que nuestro ideario no ha calado entre el profesorado. Pese a importantes logros, no hemos conseguido concienciar al profesorado frente al profundo terremoto educativo que asolará la enseñanza, transformándola en un nuevo modelo de escuela-empresa-negocio, expresión última del capitalismo al servicio de cualquier ideología. Europa paga, Europa manda. La Educación se está convirtiendo en un totalitarismo metodoilógico, conductista y simplificador, sujeta a la ideología de turno y expuesta al adoctrinamiento. La Educación está transmutando el aprendizaje en datos y transformando a docentes y discentes en números, meros algoritmos, mera probabilidad. Estamos siendo cosificados, víctimas de un sistema asincrónico en el que somos apremiados y rezagados a la vez, en el marco de la lógica de la rentabilidad y la mercantilización. Manipulada por demagogos e “influencers”, la mayoría de docentes se refugia en el aturdimiento, sometidos por la tecnologización y aplastados por la burocracia, renunciando  progresivamente a la lucidez porque se  sobrevive mejor. Nunca llueve a gusto de todos.

Estoy harto de tanta polarización y maniqueísmo, muy cansado del menoscabo del nivel formativo y hastiado del progresivo sesgo del conocimiento (palabra casi tabú ya, junto con mérito y esfuerzo) en sucesivas y regresivas reformas. Son atajos, no el camino para salvar la brecha que nos separa de la ansiada homologación con los países europeos más avanzados. Como no soy parte de la solución, no quiero ser parte del problema. Recuerdo a mi padre que decía que nadie es imprescindible. Leo a Cernuda y no quiero ser “piedra en el camino de nadie”, sino “memoria de una piedra, sepultada entre ortigas, sobre la cual el viento escapa a sus insomnios”. Encontrareis a este Don Nadie cualquiera en sus clases. Música y lectura, "monotonía de lluvia tras los cristales”. Después de la tormenta, siempre llega la calma.