Las enfermeras somos una profesión que mira siempre al frente y busca como “reinventarse” para ofrecer la mejor atención y cuidados a las personas.
Somos muy conscientes del importante desarrollo formativo y competencial que hemos experimentado a lo largo de los últimos años, pero nuestra visión de servicio público nos lleva cada día a buscar cómo desarrollar todo nuestro potencial para lograr sociedades más sanas y un sistema sanitario más sostenible.
Es por lo que celebramos este año el Día Internacional de la Enfermera poniendo el foco, no en lo que ya somos, un colectivo sanitario clave dentro de nuestro sistema sanitario, sino en lo que podemos llegar a ser.
Ya somos unas profesionales que realizamos un trabajo propio y autónomo en los centros sanitarios y en otros ámbitos de actuación, y lideramos distintas intervenciones dirigidas a prevenir y generar salud.
Nuestro trabajo marca la diferencia en la salud de las personas y es algo que nos mueve y motiva para poner en práctica todos los conocimientos y competencias adquiridas después de cuatro años de estudios universitarios de Grado y hasta seis años para el desarrollo de las competencias como enfermeras especialistas.
Somos un colectivo profesional conocido y valorado por la ciudadanía, pero es cierto también que no siempre por las razones adecuadas. Persiste todavía la percepción incorrecta y estereotipada de que solo acompañamos y cuidamos con empatía y cariño.
También se cree que nuestra actividad es únicamente asistencial y dependiente de lo que otros profesionales sanitarios hacen. Se desconoce, por ejemplo, que investigamos, formamos, educamos en salud, gestionamos y lideramos equipos y proyectos.
Nos seguimos enfrentando a una clara falta de reconocimiento institucional y social que supone, además, un claro “caldo de cultivo” a premeditados intentos de intrusismo profesional por intereses económicos o de oportunidad política y empresarial.
En nuestro Día, defendemos nuestro espacio competencial y pedimos respeto profesional. Queremos poder desarrollar todas nuestras competencias sin límites desde el convencimiento de que, si nosotras avanzamos, la sociedad también.
Necesitamos también entornos de trabajo positivos donde nos escuchen y en los que haya los recursos humanos y materiales necesarios para hacer nuestro trabajo de forma segura y eficiente. Con unas condiciones de trabajo atractivas seremos capaces de favorecer la retención y motivación de los profesionales.
Si hay un consenso generalizado sobre que el aumento de la cronicidad, las pluripatologías y la dependencia constituyen el gran reto a afrontar de los próximos años, también debe quedar claro que son espacios fundamentales del cuidado que debemos liderar las enfermeras.
Las enfermeras debemos tener mayor poder de decisión, no solo en lo que respecta a nuestra profesión, sino también en políticas y estrategias que afectan al sistema sanitario y al conjunto de la sociedad.
En definitiva, podremos ofrecer una mejor atención y cuidados si trabajamos en puestos adecuados a nuestros conocimientos y habilidades específicas y si contamos, además, con más espacios y ámbitos de trabajo.
Hoy podemos ver con satisfacción todo lo conseguido gracias al esfuerzo conjunto de nuestra profesión, pero lo hacemos sin ningún ápice de resignación y siendo firmes en nuestras demandas para seguir “marcando la diferencia” en la salud de las personas.