Aurea mediocritas

Nacho García

El "Vocabulario andaluz", de Alcalá Venceslada

Crónica sobre la presentación de la obra de Antonio Alcalá Venceslada

 El "Vocabulario andaluz", de Alcalá Venceslada

Vocabulario andaluz.

Hoy, este artículo muta, se convierte en una crónica. Y es que, el pasado 21 de abril, asistí a la presentación de un libro, en concreto, de un diccionario de una variedad no estándar de la lengua, o sea, de un dialecto. No suena demasiado apasionante, ¿verdad? Pues lo es, porque si la publicación de cualquier libro es un hito, la publicación de un diccionario es un auténtico milagro. Quizás de las cosas menos importantes en la vida, esta sea una de las más importantes, al menos para un filólogo que dedicó cierto tiempo en su juventud a cuestiones lexicográficas.

La obra que se presentó fue el Vocabulario Andaluz, de Antonio Alcalá Venceslada, nuestro paisano iliturgitano. Se trata de una cuidada reedición facsímil, si somos exhaustivos, una reproducción fototípica de la publicada en 1951 de la Real Academia Española a partir de un ejemplar de la biblioteca particular de Francisco M. Carriscondo, bajo el mecenazgo de la Junta de Andalucía, con la Consejera y Viceconsejero de Educación (sí, Educación, detesto la nueva nomenclatura del ente torretrianero) como adalides del proyecto. Lo de menos fue que estuviesen allí la flor y nata de la política local y provincial, lo destacable fue la presencia tanto de numerosos familiares de Alcalá Venceslada, quienes gentilmente siempre han facilitado el estudio de su obra, como de directores/as de los centros educativos de Andújar, que recibieron un ejemplar de obsequio.



Francisco M. Carriscondo, actualmente Catedrático de Lengua Española en la Universidad de Málaga y responsable de esta edición del Vocabulario Andaluz, disertó sobre los pormenores del proyecto y entresijos de la obra con una brillante y emotiva intervención, plagada de conocimiento lexicográfico y no exenta de gracejo. Habló de la importancia de Andújar en Andalucía, del carácter divulgativo de la obra y, tal y como se lee en sus palabras liminares, volvió a proponer el nombramiento de Antonio Alcalá Venceslada como Hijo Predilecto de Andalucía a título póstumo, por los méritos contraídos en lo referente al andalucismo, así como su aportación al estudio y reconocimiento del léxico de nuestra tierra. No menos entrañables fueron las palabras de Gabriel Alcalá, nieto del autor, sobre la figura de su abuelo.

El Vocabulario Andaluz supuso la culminación de uno de los proyectos más importantes nacidos al amparo del movimiento Folklore Andaluz (1881). El lexicógrafo giennense, a través del magisterio de su mentor, Francisco Rodríguez Marín, plasmó en este diccionario sus inquietudes hacia la cultura popular andaluza. Al tratarse de un diccionario diferencial, recoge en sus páginas todo aquello que no tenía cabida, por distintas razones, en el Diccionario de la RAE de 1927. Alcalá Venceslada sumó, al ingente número de voces y expresiones recogidas por las ocho provincias andaluzas, aquellas palabras que a la sazón llevaban la marca de andalucismo en el Diccionario manual, en total, recopiló unas 18000 voces.

Este diccionario fue premiado en dos ocasiones por la Real Academia Española de la Lengua (1933 y 1941) y llegó a conocer dos ediciones: Andújar, 1934 y Madrid, 1951. Desde entonces, el Vocabulario constituye una obra de consulta imprescindible para conocer y apreciar la riqueza léxica de Andalucía, constituyéndose en la obra de lexicografía regional más importante y el punto de referencia inexcusable en el estudio del léxico de las hablas andaluzas, junto con el Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía (ALEA) y el Tesoro Lexicográfico de las Hablas Andaluzas. De hecho, el Vocabulario Andaluz fue publicado en dos ocasiones con posterioridad: una edición facsímil de la Editorial Gredos, en 1980, y la edición que realizó el ilustre profesor D. Ignacio Ahumada Lara, en 1998, con la colaboración de la Universidad de Jaén.

Esta nueva edición del Vocabulario Andaluz, prologada por la Consejera María del Carmen Castillo, por el propio Carriscondo con sus preliminares y por Antonio Alcalá Vique, nieto de Alcalá Venceslada, enriquecerá las bibliotecas de todos los centros educativos andaluces. Ojalá el profesorado y el alumnado aprovechen la oportunidad que se les brinda para conocer esta magna obra, aunque sea por curiosidad, y aprender algo más de nuestro patrimonio cultural a través del léxico.