Aurea mediocritas

Nacho García

Kronos y Kratos

El tiempo y el poder han fascinado a filósofos, científicos y artistas durante siglos

El Tiempo y el Poder, dos viejos conocidos que aún entran en liza. El tiempo siempre ha vencido al poder, aunque éste, indómito y contumaz, persevera obstinado en la lucha. Kratos parecía querer seguir el ejemplo de Zeus, quien ya derrocó al titán Kronos (Χρόνος) que a su vez había derrocado a Urano. Kratos no advierte que la historia, inmisericorde, se repetirá y que nadie ni nada detendrá al tiempo. Es la inevitabilidad.

Pese a esta obviedad, habitan en este mundo personas que, bien porque alcanzan cierto poder o se arrogan con él, bien porque se les atribuye o se les inviste, se creen todopoderosas. Piensan que están por encima del bien y del mal, viven en una esfera de mentira y máscara, se creen inmortales, pero no advierten que el tiempo, implacable, las derrotará y les mostrará su calavera. Defienden con el mismo ímpetu igual un dogma que una herejía, por donde transitan a su antojo para luego transgredirlos, creyéndose intocables y plenipotenciarias, sin advertir que el tiempo lo pondrá todo en su sitio.



Khronos, o Cronos, imperturbable mientras afila su hoz, se divierte viendo a Kratos manipular a sus marionetas, tirando de los hilos hasta que se enredan y provocan nudos gordianos. La gente sucumbe ante el poder, como si estuviera imantado, y cae sin querer en su gravedad. Y no sólo me refiero al poder establecido, a los poderes del estado, al cuarto poder o al poder de Bilderberger, sino también y sobre todo a esos poderes ocultos que arrastran y subyugan individualmente: el poder del dinero o la ambición, el poder de la envidia o los celos, el poder del rencor o el odio, así como el poder del orgullo o la vanidad. Kratos se cuela por los recovecos de nuestra alma dormida y controla con artificios nuestras vidas hasta que Khronos cercena expectativas parcial o totalmente. Sólo entonces tomamos consciencia y vemos la luz.

El tiempo y el poder han fascinado a filósofos, científicos y artistas durante siglos. Ambos conceptos han sido objeto de numerosas reflexiones y cuestionamientos. Miles de cuadros, composiciones musicales y libros han ahondado en sus arcanos intentando alumbrar o advertir sobre sus efectos. Quizás la reflexión más potente sobre el tiempo y más allá del tiempo sea la de Jorge Manrique. Quizás una de las reflexiones más profundas sobre el poder sea la de Byung-Chul Han. Quizás la historia metafórica más hermosa sea la de cronopios y de famas de Cortázar.  Que cada uno elija la suya y aprenda que las religiones más poderosas, los idiomas más poderosos, las civilizaciones y culturas más poderosas han desaparecido con el tiempo.

Últimamente, existe la concepción de que se podría vencer al Tiempo con el propio tiempo, entendido de otra manera. Parece que Khronos está cediendo espacio a Kairós, es decir, el tiempo habitual o lineal se ve contrarrestado por ese lapso de tiempo indeterminado en el que suceden cosas importantes, ese momento adecuado u oportuno dedicado a cada cosa, un tiempo que es eterno mientras dura. Así, el tiempo objetivo y el subjetivo, el absoluto y el relativo, el sincrónico y el anacrónico, parecen solaparse o entrelazarse escapando a la comprensión humana, no sujetos a predicción o medición alguna.

Sea como fuere, ni Kronos ni Kratos, prefiero a Afrodita, Higiea y Eirene, no hay nada más poderoso que el Amor y la Belleza, la Salud y la Paz, créanme. Nada mejor ni más saludable que el poder de los abrazos, las caricias, los besos, la amistad, la familia o el perdón. Si llenamos nuestras vidas de salud, paz y amor, tendremos mil años nuevos inolvidables. ¡Aviven el seso y despierten!