Con el alma en pie

Ana Tudela

Argentina 1985, España 2022

Difícil que el frío no te envuelva al presenciar “Argentina, 1985” la historia de los fiscales Strassera y Moreno Ocampo, que fueron capaces de investigar...

 Argentina 1985, España 2022

Foto: EXTRA JAÉN

Feijóo.

Difícil que el frío no te envuelva al presenciar “Argentina, 1985” la historia de los fiscales Strassera y Moreno Ocampo, que fueron capaces de investigar y perseguir a la dictadura militar argentina. Sin dejarse intimidar por nadie. Buscando hacer justicia por los miles de víctimas de la sanguinaria y brutal Junta Militar.

Un frío similar al que nos envuelve cuando escuchamos a los familiares de los miles y miles de asesinados por el franquismo cuyos restos continúan enterrados en cunetas y fosas comunes, mientras líderes de pacotilla se refieren a esa terrible parte de nuestra historia como a una “simple pelea de nuestros abuelos que ocurrió hace ya tiempo”. Una expresión que, por cierto, perseguirá a Feijóo toda su vida política. Resulta difícil poder escuchar algo más desalmado con quien aún hoy busca los restos de sus familiares, condenados a ser asesinados, asesinados, si, por cuestiones tan graves como la libertad, las ideas, la dignidad…

Pero no es lo peor que llevo en este asunto. Esa suerte de declaraciones de personajes que se señalan a sí mismos con esas atroces y realmente despiadadas frases. Y es que no puedo con la falta de comprensión o afinidad de estos personajes “moderados” respecto de quien aún busca los restos de sus familiares, respecto de aquellos que prometieron a su padre o a su madre que encontrarían y enterrarían dignamente a sus abuelos asesinados, y sienten que la vida corre sin poder cumplir sus promesas; con quien no sabe ni puede ir a honrar a sus muertos a un cementerio o al lugar elegido por sus mayores para poder ser visitados o recordados. Esa actitud indigna les descalifica, ya no solo como políticos sino como personas. Desde luego, jamás podrán ser considerados “hombres o mujeres de Estado”.

La Ley de Memoria Democrática hace que 2022 sea para este país cómo 1985 lo fue para Argentina. Empieza el camino real de la justicia, la dignidad y la reparación para tantas víctimas de los malditos. Y empieza, muy tarde, sí, pero por fin empieza, el castigo de la deshonra y la vergüenza pública para todos aquellos que, como Queipo de Llano, han seguido pisoteando a sus víctimas aún después de muerto y enterrado.