Con el alma en pie

Ana Tudela

El tiempo que no olvidaremos nunca

Hace unos días “entró” el COVID en casa por primera vez; lo hizo ya sin dramatismos ni terror, con el respeto lógico, eso sí-, a ese su nombre maldito...

 El tiempo que no olvidaremos nunca

Foto: EXTRA JAÉN

UCI en la pandemia.

Hace unos días “entró” el COVID en casa por primera vez; lo hizo ya sin dramatismos ni terror, con el respeto lógico, eso sí-, a ese su nombre maldito y a los síntomas que sigue llevando de la mano, pero desde la normalidad de una enfermedad que hoy, tras una terrible pandemia, se supera ya de forma habitual.

Buen momento para hacer algo que, sin embargo, rehuimos con facilidad. Buen momento para reflexionar sobre este tiempo a pesar de que, como digo, las mentes suelen querer escapar de recuerdos tan duros y tan difíciles como los tiempos que estamos cerca de terminar de atravesar. Los mecanismos de defensa ante el dolor se centran inevitablemente en la memoria.

Los científicos y los profesionales de la salud han hecho un increíble trabajo en algo que a la mayoría de los mortales se nos escapa. Leer y escudriñar una enfermedad mortal y transformarla en un tiempo record, creando las garantías necesarias para la inmensa mayoría de la población, es elogiable hasta el punto de que jamás agradeceremos suficientemente esa respuesta.

Pero hubo respuestas desde otros muchos escenarios, y tampoco debemos olvidarlas. Este mundo funciona hoy, a pesar de las nuevas dificultades que han ido surgiendo, gracias a que todo un equipo maniobró apasionadamente aportando cuanto pudo; cuanto supo. A que funcionaran las claves estratégicas, pero también lo dio todo quien no aparece o aparece menos en los títulos de crédito. No lo olvidemos nunca.

Como no hemos de olvidar que mientras gobiernos, como el de España, se dejaron la piel en que no quedase nadie por el camino, otros se dedicaron a intentar acabar con esos gobiernos a base de fakes News, medios irresponsables y mentiras repetidas. Mientras sufrimos, nos hemos encontrado un mundo en el que los poderosos están empeñados en que no haya más verdad que la que se construye por su influencia y su opulencia, en el que la Libertad es “su” libertad, y en el que la destrucción de los servicios públicos es cada vez menos contestada desde una ciudadanía aturdida por un bombardeo de valores que no tienen nada que ver con aquellos por los que siempre lucharon.

El COVID, desde su crueldad, nos trajo el recuerdo de la necesidad de la fortaleza de la sanidad pública y de todas sus columnas. Las largas esperas para la atención que hoy se reproducen en todos los rincones de Andalucía no pueden transformarse en la norma. Ni nuestro silencio ante ello. Recordemos la pelea de tantos en un tiempo que no olvidaremos nunca.