El Palacio de Villardompardo custodia en sus sótanos una de las joyas del patrimonio de la capital, los Baños Árabes; conocido también como el Hammam al-Walad, que en árabe significa Baño del Niño. Es uno de los principales reclamos turísticos de Jaén junto a la Catedral, el Castillo de Santa Catalina, el Oppidum de Puente Tablas y un largo etcétera de enclaves históricos, a los que hay que añadir el entorno natural y paisajístico que envuelve a la ciudad, convertida en destino gastronómico. Pero un controvertido vídeo nos ha hecho ver que no todo es miel sobre hojuelas en materia de turismo ni en la capital ni en la provincia. Que la obcecación es mala consejera no es ninguna ficción y que el vídeo en cuestión reduce a la mínima expresión los atractivos que brinda esta ciudad al viajero, algo que resulta evidente. Los nuevos inquilinos de la Plaza de Santa María, por despiste u omisión, han decidido reducir la que tendría que haber sido la mejor carta de presentación de Jaén en una de las ferias más importantes del mundo. La tijera y esa amalgama de hilos que aparecen en el polémico vídeo bien pueden escenificar una metáfora de quien amaga con esconder todo aquello que simbolice o tenga que ver con los anteriores gestores. Ya lo hicieron nada más llegar a la Junta de Andalucía cambiando el logo y esta es la razón de fondo que ha llevado al actual Ayuntamiento a eliminar de un plumazo el lema y su imagen corporativa (“Jaén, Jaén”). La Feria Internacional de Turismo de Madrid (FITUR) es uno de los principales escaparates para exhibir nuestro potencial turístico y atraer a visitantes, ya sean nacionales o extranjeros. Curiosamente las críticas han llegado de las dos únicas Diputaciones andaluzas que están en manos de los socialistas: Sevilla y Jaén, y cuyo escaparate ha quedado sometido a la mínima expresión; pero como diría un ex político capitalino “todo tiene su qué”, en este caso y en lo que respecta a nuestra provincia, los chicos de San Telmo han actuado cual felinos cazadores prestos a devorar la presa más apreciada de la provincia y que no es otra que la marca de Jaén Paraíso Interior y por ende, la Diputación, el goloso Palacio que se escabulló de sus manos cuando creían tenerlo ganado. Ni siquiera las Oficinas de Turismo de Úbeda y Baeza se salvan de ese atropello. Al adversario ni agua, pensaran los duchos asesores de Moreno Bonilla. La estrategia es siempre la misma, eliminar cualquier rastro que pueda identificarse con el adversario y de paso agitar la coctelera política, porque a más ruido mayor desinformación. Ruido, sí, pero también hemos visto en acción una vanidosa exaltación para hacernos creer que son los más interesados para que Jaén sea el destino preferido. A veces esto es cierto, pero hay mil maneras y más efectivas de demostrarlo que escondiendo la oferta de la provincia al final de una escalera con 18 peldaños, pintoresca escenificación cuando las cifras te hurtan ese exceso de optimismo y cuando el turismo de costa sigue siendo la niña bonita, aunque sea a costa del interior.
Antonia Merino
Con perspectiva sureña18 peldaños
La estrategia es siempre la misma, eliminar cualquier rastro que pueda identificarse con el adversario y de paso agitar la coctelera política