Con perspectiva sureña

Antonia Merino

La sanidad pública, el negocio de la privada

El próximo 28 de octubre las Mareas Blancas por la sanidad pública andaluza han convocado una manifestación

La sanidad andaluza lleva mucho tiempo dando signos de debilidad. Si ya en el último mandato del PSOE eran muchas las voces que alertaban de su progresivo deterioro; ahora esas voces vuelven a escucharse con más intensidad si cabe justo cuando los seguros privados se están haciendo de oro en nuestra comunidad. El negocio de las aseguradoras ha encontrado un aliado inmejorable en el gobierno de Moreno Bonilla para seguir engordando sus dividendos. Aunque éste niega cualquier intento de privatización, no es menos cierto que el presidente de la Junta de Andalucía sigue la hoja de ruta marcada por su propio su partido en Galicia, Madrid o en su día Valencia o Castilla-La Mancha. El PP, allá donde gobierna, juega a dos bandas, por un lado favorece con sus políticas el deterioro de la Sanidad Pública y, por otra parte, auspicia un desplazamiento de dinero público hacia el sector privado, dos elementos que unidos hacen que nuestra salud sea el negocio redondo de unos pocos. El próximo 28 de octubre las Mareas Blancas por la sanidad pública andaluza han convocado, bajo el lema "Nos roban la sanidad, nos quitan la vida", una manifestación en defensa del servicio público frente a la política privatizadora auspiciada por Moreno Bonilla. Las mareas denuncian conciertos con centros privados (más caros y de peor calidad), subvenciones a los facultativos del sector público que trabajan además en centros privados, falta de control del gasto farmacéutico (han suprimido las subastas y otros sistemas de control) y, sobre todo, un apoyo indisimulado a las empresas privadas. El Satse (sindicato de enfermería) lamenta, por su parte, que los 734 millones presupuestados para la privada no vayan a la Sanidad Pública y asegura que la solución a las listas de espera no pasa por incrementar los conciertos con la sanidad privada, sino en “consignar todos los recursos para favorecer el pleno rendimiento de la pública”. Por su parte, la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Púbica (FADSP) desvela en unos de sus informes que Andalucía ocupa el último lugar de España en el análisis de la calidad de su sistema sanitario público, con la peor valoración otorgada por los pacientes, además de contar con el presupuesto más bajo junto a las comunidades de Madrid y Murcia. Es cierto que la indignación de los profesionales y pacientes viene de lejos, pero crece a pasos agigantados ante cada nueva iniciativa de Moreno Bonilla, el presidente que proclama la igualdad de los españoles favorece una sanidad a la que no todo el mundo tiene acceso. Si la sanidad pública es universal, la sanidad privada es selectiva y con ánimo de lucro y en Andalucía hoy tiene su principal aliado en el presidente de la Junta.