Morenolandia es la fórmula elegida por la extrema derecha andaluza para referirse a la gestión del presidente de la Junta de Andalucía. Si en algo tiene razón VOX es que en el mundo de morenolandia nada es lo que parece y eso que Moreno Bonilla fue el primer político que les abrió las puertas de la gobernanza -medida copiada por otros líderes regionales del PP- un hecho que parece obviar el presidente andaluz, pero lo cierto es que sin VOX y sin su apoyo no le hubiera resultado tan fácil hacerse con las riendas del Palacio de San Telmo, premiado en 2023 con la mayoría absoluta. Transcurrido un lustro y una intachable campaña de marketing, Moreno Bonilla se vende como el presidente ejemplar de una derecha moderada y dialogante, capaz de sentarse a negociar con el Gobierno de Pedro Sánchez y hablar de un “milagro económico” como si nos hubiera situado a la cabeza de las estadísticas adelantando por la derecha a Cataluña, el comodín perfecto para desviar la atención cuando las cuentas no salen; todo ello perfectamente aderezado con una excelente burbuja mediática liderada por Canal Sur, que a diario nos evoca las hazañas del líder andaluz silenciando todo aquello que pueda enturbiar la buena imagen de Morenolandia con la que busca forjarse un perfil de líder más allá de Despeñaperros. Y es que, a estas alturas, vamos conociendo que la magia de San Telmo es una gran representación teatral con mucha escenificación, no en vano el teatro y la política siempre han ido de la mano. Y en esta sobreactuación nos vende como grandes hitos la celebración de los Latin Grammy en Sevilla o los anuncios en los partidos de la NBA, todo ello, siempre, bajo ese inmenso paraguas que son los fondos europeos aunque no siempre son recibidos con los brazos abiertos. Esta semana hemos conocido que el Gobierno andaluz ha renunciado a 119 millones de euros de fondos europeos para la construcción de guarderías públicas gratuitas y todo porque no podía destinarlos a la red de centros privados; o el desvío de los cincos cinco millones de euros previstos como gasto en escuelas infantiles y que acabó en las obras de remodelación en el estadio de La Cartuja (Sevilla), una actuación que forma parte de la investigación judicial abierta sobre la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y la gestión de su ex presidente Luis Rubiales. Morenolandia no es diferente a Ayusolandia, ambos defienden lo privado a costa de la merma de lo público, ambos favorecen a familiares y a amigos y ambos eluden asumir sus responsabilidades políticas y/o penales. La única diferencia es que Moreno Bonilla no tiene a MAR.
Antonia Merino
Con perspectiva sureñaMorenolandia
Esta semana hemos conocido que el Gobierno andaluz ha renunciado a 119 millones de euros de fondos europeos para la construcción de guarderías públicas gratuita