Con perspectiva sureña

Antonia Merino

Se acabó la fiesta, comienza el circo

Agitador de las redes sociales sin respeto a la verdad y alérgico a las reglas democráticas sus embustes simplones han terminado por intoxicar al electorado

Tras la resaca electoral de las europeas, el escenario que emerge provoca cierta desazón tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. No siempre seguimos las corrientes de moda, pero en esta ocasión hay quien se ha tomado demasiado a la ligera los comicios del 9-J y ha decidido con su voto seguir abriendo las puertas de la política a personajes abyectos que enarbolan el discurso de la ultraderecha sin ningún tipo de principios éticos; personajes sin complejos que rechazan el cambio climático, vinculan inmigración con delincuencia, humillan a las minorías o cuestionan el papel mismo de las instituciones democrática, incluso de la monarquía… Luis Pérez Fernández forma parte de esta fauna. Más conocido como “Alvise Pérez” es el líder de la agrupación de electores Se acabó la Fiesta, el pseudo-partido  que ha logrado convertirse en la cuarta fuerza política en Andalucía, por detrás de PP, PSOE y Vox y por delante de los partidos progresistas con más de 180.000 votos, más de 800.000 cosechados en el ámbito estatal y tres escaños. Un éxito rotundo si no fuera por lo que representan este tipo de sujetos carentes de escrúpulos, aferrados a la máquina del bulo y de la desinformación. Durante un año estuvo a las órdenes del que fuera portavoz de Ciudadanos en la Comunitat Valenciana, Toni Cantó, cobrando y viviendo del erario público; vamos, un vividor de toda la vida. Agitador de las redes sociales sin respeto a la verdad y alérgico a las reglas democráticas sus embustes simplones han terminado por intoxicar a una parte del electorado que no ha dudado en darle su voto a sabiendas de que sus mentiras campan cómodamente por el universo digital en constante ebullición, capaz de moldear opiniones y hábil a la hora de influir en los ciudadanos para que comulguen con un relato que por regla general se acomoda a sus intereses. El problema no es quién se cree a estos aspirantes a políticos, sino quién se cree ya a quién. Es lo peor que nos puede pasar como sociedad, porque el universo de las mentiras nos lleva a dudar de todo y de todos. Qué se prepare Bruselas, ¡el circo llega a la ciudad!