El talento es hijo de la curiosidad y la creatividad nace de las ganas de aprender. De esta manera, es difícil encontrar una persona tan curiosa y, en consecuencia, tan talentosa como lo fue Louis Braille. No obstante, esa virtud de indagarlo todo, de buscar respuestas y de querer saber, le trajo tantas desgracias como éxitos y tantas tristezas como alegrías. Con solo tres años, a escondidas, quería entender para qué servían las herramientas de su padre y sufrió un desgraciado accidente en el que perdió un ojo con un punzón de zapatero. Una infección de esta herida se trasladó al otro y, al poco tiempo, se volvió totalmente ciego. Sin embargo, a pesar de que a principios del siglo XIX no existía una educación especial para invidentes, Braille se empeñó en ir al colegio para estudiar y conocerlo todo pese a que nunca era suficiente. Nunca lo era, entre otras cosas, porque no podía aprender a leer. Así, a la temprana edad de 15 años, usando sobre un cartón la misma herramienta con la que perdió la visión, este genio ideó el sistema de puntos en relieve gracias al cual todos los invidentes, a dìa de hoy, pueden leer. Sí, el punzón que le condenó a no ver su entorno, después, le mostró el mundo. Todo lo contrario de aquel que, aunque ve, está todavía ciego.
La banda linarense “Stillblind” que se traduce al español como “todavía ciego”, nos ofreció un enorme espectáculo de rock el pasado viernes 16 de septiembre en la sala La Mecánica de Jaén. Tras tantos conciertos, sigo sin entender de música pero permitidme decir que reconozco ese talento. Ese que es hijo de la curiosidad y que envuelve canciones con sutiles matices para que nos lleguen en forma de emoción. Sí, una coctelera con chorros de ilusión, trabajo e imperecederas ganas de aprender que, si se remueve bien, el resultado es un buen trago de creatividad para el paladar.
Stillblind son fieles al “grunge”. La oveja negra de aquellos hijos que nacieron fruto de las esporádicas relaciones que mantuvieron el rock y el punk en sucias noches de motel. Gracias a este estilo, la banda puede transmitir con crudeza su disconformidad frente al sistema en el que vivimos y, con rabia, sus lamentos ante los problemas de una sociedad víctima del condicionamiento. De este modo, durante el concierto, sonó poderoso su álbum “Degeneration” despuntando, en muchos inspirados momentos, temas como “Manhut”, “Imperfections”, la cautivadora “Asslicker”, “Fresh Meat TV”, “How to tame butterfly”, “Stigma”, “Kill the maniac”, o la rotunda “Rose” con la que terminaron en alto y disfrutamos de lo lindo gracias a las contundentes versiones que interpretaron de bandas tan emblemáticas como “Sex Pistols”, “Nirvana”, “Foo Fighters”,”Stone Temple Pilots”,“Alice in Chain” y “System of a Down”. En estas dos últimas, intervino con brillantez el guitarrista invitado José “Cobain”.
Juan Antonio Garzón, al bajo, se mostraba machacante mientras Francisco Valcárcel, a la guitarra solista, se lucía con originales punteos y sabios riffs. José Granada, líder, vocalista y guitarra rítmica, nos enamoró gracias a su atractiva y casi desgarrada voz. Sin embargo, el que la noche del 16 de septiembre se erigió en protagonista fue el impresionante Pablo Parra. Un baterista de raza y vocación que muy pronto acabará el conservatorio en la especialidad de percusión. Sí, al igual que Louis Braille, otro genio con el que se demuestra que el talento es hijo de la curiosidad y la creatividad nace de las ganas de aprender.