A estas alturas, ya no hace falta demostrar que la música sana nuestro espíritu y alivia nuestras penas. Sin duda, es una buena medicina, también, para reducir el nivel de todas esas preocupaciones que nos atosigan. Inquietudes, miedos y problemas que, cada vez más, producen un aumento significativo en el número de casos de trastornos de ansiedad. Pero resulta que todo en su justa medida es bueno, incluso las preocupaciones. Ellas nos alertan de posibles peligros futuros y, controladas, pueden ser positivas para acelerar la elaboración de un plan B. No obstante, según un reciente estudio de la Universidad de Pensilvania, el 91% de nuestras preocupaciones nunca se hará realidad. Este dato debería motivarnos para reducirlas y, de este modo, conseguir más equilibrio y tranquilidad. Ahora bien, con todo, ¿cuál de ellas deberíamos suprimir?. El prestigioso pensador estadounidense Earl Nightingale, apodado el “Decano de Desarrollo Personal”, aseguró que, al menos, el 30% de las preocupaciones más usuales pertenecen al pasado. Algo que no se puede cambiar porque, aunque nos empeñemos, nada de lo que acontece en nuestras vidas podría haber sido de otra forma. Por lo tanto, para mí está claro. Hay que arrancar de la mente esas antiguas y dolorosas reminiscencias vividas para darse siempre una nueva oportunidad y volver a confiar en nosotros mismos. Sí, ya es hora de matar recuerdos.
“Es hora de matar recuerdos” es el verso que se me ha clavado y con el que acaba el estribillo de “Mi calma y tu ansiedad”, el séptimo y último single que “Funambulista” ha adelantado para su álbum “Animal” que se publicará el próximo 18 de noviembre. Con esta canción, lanzada el pasado 9 de septiembre, Diego Cantero, compositor y líder de la banda, pega un fuerte puñetazo en la mesa para acabar con todo el dolor de una relación fracasada. Progresiva, emocionante, impactante y terapéutica, “Mi calma y tu ansiedad” se rebela, grita y llora, por última vez, contra el tormento provocado por un “corazón de hierro” que nunca se quiso ablandar y, así, consigue barrer el sufrimiento.
En lo musical, esta preciosa creación muestra unos elegantes trazos que, aunque lo parezcan, no son nada desdeñables. Un sencillo acorde de cuerdas que produce inquietud, unas originales palmas que acompañan a la melodía o esos redobles de tambor en segundo plano que anuncian una batalla, después, estallan con intensidad en el potente estribillo del tema. Arreglos algo escondidos que imprimen carácter a la canción y que son mérito de los fieles escuderos de Diego Cantero en este gran proyecto. Me refiero a Tato Latorre a la guitarra eléctrica, Francesco Severino al bajo, Sergio Bernal a la batería y Alejandro Martínez a los teclados.
Todos ellos forman esta fantástica banda que mezcla pop con canción de autor. Sí, un “Funambulista” que, haciendo equilibrios entre sus más profundos sentimientos y sus más bellas debilidades, nunca tendrá vértigo porque, a estas alturas, ya no hace falta demostrar que la música sana nuestro espíritu y alivia nuestras penas.