El bar de la esquina

Antonio Reyes

Ni guion, ni partitura

Pase lo que pase en las próximas elecciones municipales esperemos que por fin tengamos más de cien motivos para no cortarnos de un tajo las venas

 Ni guion, ni partitura

Foto: EXTRA JAÉN

Urna electoral.

Como en una mala película que basa su propuesta solo en efectos especiales y no en un guion férreo y bien cerrado, se retoma la pugna electoral que cada dos por tres llena portadas y perfiles en redes sociales. «Si llegamos a la alcaldía haremos esto y lo otro», «Si confiáis en nosotros, os prometo que...». «Hay que acabar con lo de ellos, porque lo suyo es malo malísimo».

Por arte de birlibirloque nos traen ideas para salvar lo insalvable, bien a base de obras en los barrios, grandes proyectos, propuestas culturales que antes bloquearon a otros y que negaron públicamente tres veces antes de cantar el gallo o reuniones con las asociaciones de vecinos a los que no volverán a ver en cuatro años (mínimo). Ni tienen ideas nuevas ni concretas, ya que sus programas no se centran en nada pero lo abarcan todo. Generalidades que ni siquiera son tiritas que corten las hemorragias por las que la ciudad se desangra gota a gota.

Durante estos días y hasta el 28 de mayo, podríamos titular la actualidad política así: «Todo a la vez en todas partes», por esa manía de querer estar presentes en todo tipo de actos donde poder soltar los mensajes que se esperan calen en el censo electoral. Y claro, mensaje a mensaje consiguen que la ciudadanía se olvide de lo que pudieron hacer cuando estuvieron gobernando y no hicieron. Pero no os preocupéis, que esta vez sí lo harán, porque están confeccionando unos equipos que para ellas los quisieran otras ciudades.

Como decía Barricada, «las mismas caras, los mismos gestos... Solo quiero ser más rápido que ellos, echar todo a perder un día tras otro. Casi nunca sé dónde estoy…». Algún candidato, que anda más perdido que el barco del arroz, se pregunta: «¿Qué coño hago aquí?». Pues mozo, deberías tener las consignas claras: criticar lo que sea, inventar rutas ficticias, presentar el nuevo bellocino de oro a la plebe y poco más, que los eslóganes y las barras de bar harán el resto. Además, está demostrado que últimamente la suerte se alinea con la ciudad. ¿O quién se encuentra por casualidad (emoticono de risa con lágrimas) con un cantante famoso y encima le dedica una canción cuando simplemente el afortunado «Pasaba por aquí»? Está claro que fue porque «la hora fue sin duda lo que me hizo subir al ver aún encendida la luz… Espero que no creas que quiero sorprenderte en un desliz… Qué tontería, no soy nada sutil». Y claro, es normal que el sorprendido se pregunte: «te veo muy distinta. ¿Es nuevo ese carmín?». Algo a lo que la ciudad le puede responder: «no es carmín, sino cicatrices que tú y los tuyos me dejasteis como legado». Porque ante la falta de memoria de la gente, una buena marca en la piel puede hacernos recordar que solo es el mismo perro con distinto collar.

Un buen cabeza de lista a unas elecciones, lo primero que debería hacer es intentar que su lista no esté repleta de «Parásitos», personas que se repiten más que el chorizo. Gente sin ilusión, sin voluntad de trabajo, sin capacidad de escuchar y aceptar propuestas buenas para todos y que son capaces de robar ideas y hacerlas suyas con tal de apuntarse un tanto sabiendo que la capacidad de memoria del respetable es escasa. Eso ha ocurrido en Jaén, pero no lo contaré aquí, porque una vez pasado el día de las urnas, «Nothing else matter». Olvidaremos los eslóganes, promesas y desvaríos propios de quien desea llegar a lo más alto a cualquier precio, todo se arreglará por arte de magia y listo, Jaén será por fin la locomotora que todos queremos que sea.

Hay personas que saben lo que es dejarse la piel, la salud, la familia y los amigos en trabajar por su ciudad y otras que van dando tumbos de un lado a otro, normalmente lloriqueando y suplicando un cargo que no se merecen, porque si no… Estos tres puntos encierran exactamente lo que estáis pensando. Debe ser muy duro dejarte el alma en dar lo mejor que uno o una tiene y solo (sin tilde) recibir críticas absurdas de gente absurda que solo hace cosas absurdas porque su universo es un absurdo en sí mismo. Pero bueno, de esos sabemos todos que el mundo está lleno.

Y ya puestos a recordar algún film más, pongamos por ejemplo «El declive del imperio americano». Una de las escenas que tengo grabada a fuego por ese don, defecto o privilegio que tiene uno de acordarse de casi todo, hayan pasado los años que sean, mostraba a un hombre mayor que pretendía tener sexo con una mujer joven. En un momento de la película ella acepta, diciendo: «querido, solo quiero follar, no hacer el amor». A día de hoy me parece una buena manera de representar lo que supone Jaén para más de uno y una: la amante de una noche con la que saciar sus instintos más básicos, que ya está bien de ir frotándose por las esquinas.

El caso es que, pase lo que pase en las próximas elecciones municipales, esperemos que por fin tengamos «más de cien palabras, más de cien motivos, para no cortarnos de un tajo las venas». Porque los hay, vaya si los hay. Y más en Jaén.