El bar de la esquina

Antonio Reyes

Penes en vinagre

«Es terrible ver cómo el partido de las tres letras se pasea por el Congreso y por los parlamentos donde tiene representación política demostrando...

 Penes en vinagre

Foto: EXTRA JAÉN

Don Pelayo.

«Es terrible ver cómo el partido de las tres letras se pasea por el Congreso y por los parlamentos donde tiene representación política demostrando un desconocimiento total de la historia de España». Esto me decía el otro día un conocido, palabras a las que no me pude contener para demostrarle que no es realmente así. Ignorancia sí, pero en gran parte hay una intencionalidad que ya ni siquiera se esfuerzan en ocultar.

Es cierto que a esta gente la Historia se la suda, no hay más que ver cómo responden si se les aprieta un poco, pero sus intereses no van ni por recordar a Don Pelayo, ni a Santiago Matamoros ni al guardia de la campana. Son personajes sin terminar de cocer que están aquí para lo que están, derribar cuanto antes todo por lo que tus padres y los míos han luchado toda su vida, agitar cuatro banderitas y vocear algún que otro «arriba España». Que sí, ya te despejo yo todas las dudas. Son los hijos y nietos de aquellos que señalaban por la calle al rojo de turno y se inventaban cualquier gilipollez para enchironarlo.

Ni españoles ni penes en vinagre. ¿Os cuento la historia del vicepresidente este de Castilla y León o ya lo conocéis? ¿La de su líder y su magnífica trayectoria? Ni tienen un plan para España, ni para Andalucía ni para ninguna otra región. Solo quieren dinero. No sirven para nada, ni para debatir ni para demostrar que cuentan con un programa serio allí donde se presentan.

Son a la política lo que el tranvía para Jaén. Ni están ni se les espera para aportar nada al interés general. Y claro, quien lea esto puede pensar que si esta es mi opinión sobre ellos, la que tengo de sus votantes debe ser similar. Tampoco os paséis. Una cosa es que exista un partido renacido de las cenizas de lo que pensábamos ya superado (legal, a pesar de la democracia que ellos menosprecian) y otra que sus votantes sean, digamos, gente con criterio propio. Hombre, no soy tan tonto como para decir aquí lo que pienso de quienes deciden votar a este partido. Ahora bien. Que a estas personas no les interesa el bien común, la vida de sus vecinos e hijos, que se la suda sus creencias católias, sí, lo pienso.

Si es que resulta tan, tan fácil rebatir cualquier comentario con su electorado que da lástimica enfrentarse a esta gente con algún argumento real, porque han decidido que su propia vida sea un bulo constante. Y claro, ¿qué esperas, que te pongan datos sobre la mesa cuando se vean contra las cuerdas? Son cacatúas de quienes a la hora de la verad se ríen de sus votantes. ¿Que hoy le toca a la Ministra de Igualdad? Pues todos a por ella. ¿Que mañana dicen lo de la «banda criminal»? Pues una banda criminal. ¿Que el Estado nos roba? Pues eso, que se están llenando los bolsillos.

Que el nivel de la clase política nacional es un problema es evidente. Pero mi opinión es que si el nivel cultural que mostramos los votantes va a seguir siendo el mismo, más vale que cavemos un agujero en el suelo, metamos la cabeza dentro y esperemos a que vengan Los Vengadores de Marvell y nos salven de esto. Quien dice Los Vengadores dice Mortadelo y Filemón, que yo siempre antepongo lo español a las cosas yanquis.