El Expositor

Manuel Expósito

De Gaza a La Magdalena

Crónica política de la semana de Manuel Expósito Moreno

 De Gaza a La Magdalena

El artista polaco Igor Dobrowolski ha llenado las calles de Varsovia con su obra, que representa como deberían anunciarse realmente las marcas que financian el genocidio en Gaza.

Cuando más nos desgarra por dentro la prolongación sine die de la masacre de Gaza, aquí, en el entorno más cercano, esta semana, Erik Domínguez y Diego Soriano irrumpían tangencialmente, a propósito, traspasando absurdamente los límites, a través de una zapatiesta propia de colegiales. Un enfrentamiento, a cara de perro, entre el alcalde socialista y el presidente provincial del PP que data de la moción de censura de enero de 2022 que descabalgó a Soriano de la alcaldía. Ahora, repuesto el regidor por las urnas, el dirigente popular está al tanto del día a día del consistorio begijeño gracias a la inestimable labor de María José Carmona, concejala de la oposición, presidenta autonómica de NNGG, personal de confianza -en suma- en la Delegación del Gobierno. Diego, el alcalde, incorpora al inventario municipal un patinete eléctrico (400 €), su última y controvertida ocurrencia, que el PP de Jaén, inmediatamente, convierte en crítica mordaz, adjuntando vídeo viral en ‘OKdiario’, libelo digital afín, provocando la airada reacción del  edil que, entre otras lindezas, tilda de “mamporrero” de genocidas al político popular aludiendo a su condición de judío y defensor del Estado de Israel, en plena conmoción por el horror de la muerte de inocentes, lo que desemboca en el anuncio de Domínguez de interposición de una querella criminal contra Soriano. Niñerías. Lo que debiera convocarnos a todos, indistintamente, es la deshumanización de esta guerra sin cuartel. Cuatro veces más niñas y niños muertos que en el resto de conflictos bélicos del mundo. Las guerras, aunque no lo parezca, también tienen sus reglas: normas universales inviolables que cumplir, derechos humanos que preservar. Todo lo no sea eso, ni siquiera cuando se busca al enemigo debajo de un escudo conformado por población civil desvalida, ante la hipócrita estupefacción del mundo civilizado, es un crimen de lesa humanidad. António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas: "En Gaza, 7 meses de operaciones militares israelíes han creado un infierno. Decenas de miles de personas han muerto. Dos millones de palestinos han sufrido la muerte, la destrucción y la denegación de ayuda humanitaria; ahora se enfrentan a la inanición". EEUU veta cualquier resolución de la ONU que pueda importunar a su aliado hebreo. Una iniciativa espontánea, ciudadana, propone encerrarse en cada ciudad, en grupos, donde sea, vale casi en cualquier sitio, menos en templos atestados de fariseos con las manos manchadas de sangre. Encierros solidarios por la vida en Palestina. Encerrarse para ser libres, huyendo de la cárcel del conformismo. Sea.

Caso 'Pandilla'. Empate cínico. Los pantallazos 'cutres' que habrían mostrado el interés del PP en "la compra de unos cuantos votos en La Magdalena" pasaron de Julio a África para acabar finalmente en el despacho de Jacinto Viedma, coordinador general de la campaña. La decisión de presentar denuncia se supone que la compartiría, al menos, con Paco Reyes y el propio Julio Millán. Se airea públicamente, en plena jornada de reflexión, a sabiendas de que el producto podía estar caducado o adulterado. Y lo estaba. Siempre se compraron favores electorales desde el poder, y el que peine canas en la política jaenera y lo niegue, miente. Compartimos repugnancia por el fingimiento y la impostura en este tipo de conflictos éticos. Reconstruyo una versión aproximada de los hechos, contrastada, tan legítima como las que han leído hasta ahora. Plausible, ciertamente. El conseguidor de votos de La Magdalena, conocido ya del PSOE gobernante en la capital, contratado recurrente incluso en alguna obra municipal, supuestamente, alardea acerca de lo fácil que sería hacer morder el anzuelo a los aspirantes a concejal de la candidatura del PP que encabeza Agustín Glez. Romo. El alcaldable popular no sería el tentado, sino alguien más campechano como Antonio Losa Valdivieso, dinámico y polivalente, funcionario de prisiones, contacto idóneo. El ofrecimiento del paquete de votos por parte del acusado principal se produjo, presuntamente, con mayor o menor sutileza, en grado de tentativa. Nadie compró, nadie pagó, nadie cobró, por lo que, a lo sumo, sólo cabía revelar intencionalidad. La formalización de la denuncia, como arma arrojadiza en plena jornada de reflexión, constituye, en esencia, una soplapollez estratégica cuya trayectoria hiperbólica, se antojaba ya desde el principio, aquel mismo 27 de mayo de 2023, un boomerang de consecuencias impredecibles. El impacto en la cocorota, no obstante, se produce porque los dos concejales del PP señalados en la denuncia del PSOE, Losa Valdivielso y Manuel Palomares, acudieron, prestos, asesorados por el experto Vicente Oya, el jurista de la lista, a comisaría. Las cañas, lanzas. Con el análisis más superficial de la prueba de los whatsApps, quedaba completamente desmontada la invectiva del equipo de campaña de Millán. Incluso un fotorreportero de un medio digital jaenero, al acceder a los pantallazos, como posteriormente testificaría, ya advirtió a Julio sobre los evidentes indicios de montaje. La instructora de la segunda denuncia, la del PP, la que metía en el mismo saco a los dos contactos de La Magdalena y al PSOE, terminó excluyendo la derivada política, pero, ante el nuevo escenario de cambio de juez, el responsable del caso recién llegado determinó la conveniencia, en puridad garantista, de que Julio Millán y África Colomo, compareciesen, en adelante, no en calidad de testigos, sino de 'investigados'. Oportunidad pintiparada para hacer ruido, colegirían Erik y Oya. Agustín, mero alcalde, abnegado gregario, sin maillot de líder incontestable, concordaría a pie juntillas con sus jefes en cualesquiera de las acciones ideadas contra el adversario, aunque, a bote pronto, reclamara el respeto a la presunción de inocencia. El tercer investigado político, por las mismas razones procesales que sus dos correligionarios, es Jacinto Viedma, entonces secretario de Organización del PSOE provincial, hoy número '2' de los socialistas andaluces. La virtualidad de la escandalera, pensaron en la dirección regional del PP, residía en cobrarse la pieza mediante el titular periodístico, por más que Viedma haga valer, a la postre, su aforamiento parlamentario.



"Si el lawfare es lo que dicen (uso de la justicia contra un adversario al margen de lo estrictamente legal), ignoro por qué se llama así. En el idioma español -sentencia Fernando Onega-, hay otro término más claro y ajustado a los códigos: prevaricación".