Estilo olivar

Juan José Almagro

Génesis

El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha sido rotundo: “La humanidad ha abierto las puertas del infierno”

“Fueron acabados los cielos y la tierra y todo su cortejo.
Y Yavhé Elohim terminó al séptimo día la creación que había llevado a cabo, y al séptimo día descansó de toda su obra.
A continuación, Yahvé Elohim bendijo el séptimo día y lo santificó, pues en él descansó de toda la obra que había creado.”


(Génesis, Blackie Books, 2022)


El Génesis es uno de los textos narrativos más antiguos del mundo y, además, a mi juicio, el relato más extraordinario jamás contado, donde -se advierte en la introducción a la magnífica edición de ‘Clásicos Liberados’ que ahora releo y recomiendo- se construyen historias fantásticas y extravagantes, que no sólo han llegado a ser universalmente conocidas, sino que, pese a poseer bien claramente la principal característica de mitos y leyendas, que es la de ser inverosímiles, han sido tomadas como verdades incuestionables por miles de millones de personas, incluidas algunas de las mentes más brillantes y lúcidas que han existido nunca.

En este tiempo donde cada quién construye su relato, y además se lo cree y trata de imponerlo, pienso en lo inverosímil: hoy he tuiteado una viñeta de El Roto que recoge la imagen de un portavoz político que anuncia desde la tribuna: “Queda proclamado el estado de ansiedad permanente”. Servidor, al comentar la viñeta, ha añadido que si así están los políticos, ni que decir de cómo estamos los ciudadanos en estos tiempos de incertidumbre donde la única certeza que tenemos es, precisamente, la propia certeza de la angustiosa incertidumbre: no sabemos lo que va a pasar, ni como, ni cuando, ni donde, ni como nos afectará, ni si saldremos de esta; mientras, la desigualdad nos corroe y corrompe la democracia y la sociedad toda. Los ciudadanos esperamos que la economía nos proporcione, a nosotros y a nuestras familias, niveles razonables de prosperidad y oportunidades. Cuando no es así, los ciudadanos sentimos frustración y resentimiento. Eso es lo que ha ocurrido, eso es lo que ocurriendo y, por eso, mucha gente condena el capitalismo global porque, como ha escrito Martin Wolf, jefe de economía de Finantial Times, “ en lugar de proporcionar prosperidad y progreso constante, ha generado un aumento de la desigualdad, empleos sin futuro e inestabilidad económica…Hoy en día la síntesis de democracia y capitalismo (capitalismo democrático) está en crisis y, en resumen, la democracia liberal y el capitalismo global que triunfaron hace tres décadas han perdido legitimidad.” Naturalmente no me refiero sólo a la política, que también. Decía el escritor norteamericano Arthur Miller con acierto que una época termina cuando sus ilusiones básicas se han agotado, y eso me temo que ya ha sucedido y se está manifestando cada día, a cada instante.

Me he preguntado muchas veces, y lo he escrito otras tantas, que nos pueden ofrecer los políticos en esta nueva etapa, tras las elecciones municipales y autonómicas, y pendientes como estamos de investiduras varias y del cumplimiento de promesas sin fin. Creo que nos hemos perdido y, entre otras tragedias, nos estamos olvidando del ser humano. Giovanni Pico dell’a Mirandola (s. XV) nos cuenta que el sarraceno Abdalá, preguntado acerca de lo que en esta especie de escena del mundo se reputaba como más digno de admiración, respondió que nada podía considerarse más admirable que el hombre.

En su famoso ‘Discurso sobre la Dignidad del Hombre’, el propio dell’a Mirandola nos decía que “…podrás degenerar en los seres inferiores, que son los animales irracionales, o podrás regenerarte en los seres superiores, que son los divinos, según la voluntad de tu espíritu.” Yavhé Elohim lo tenía claro, y así está escrito en el Génesis: creó al ser humano a su imagen, lo creó a imagen de Elohim; creó macho y hembra, pero tengo la impresión, según están las cosas, que hoy, en pleno siglo XXI, los humanos no sabemos por dónde tirar, a pesar de las ayudas “divinas”. El miércoles 20 de septiembre, en la minicumbre climática y ante la Asamblea, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha sido rotundo: “La humanidad ha abierto las puertas del infierno”.