La chapa

Carlos Oya

“No me toques los napoleones”

Al parecer la película sobre el corso más famoso de la Historia le ha tocado los napoleones a bastantes franceses

Es lo que pensaría el malvado Beppo en “La aventura de los seis napoleones” cuando ese detective que nunca llevó gorra de caza ni jamás dijo “Elemental, querido Watson” descubrió una perla de los Borgia robada al príncipe de Colonna en uno entre varios bustos de yeso del insigne militar francés. De hecho, sin salir del canon holmesiano, Moriaty, su archienemigo, es definido como “el Napoleón del Crimen” por el inquilino del 221 b de Baker Street. Al parecer la película sobre el corso más famoso de la Historia le ha tocado los napoleones a bastantes franceses en general y a los historiadores en particular (también españoles) por el escaso rigor histórico y las licencias que se permite entre otras la ausencia del frente ibérico, la entrevista con Wellington (nunca se vieron cara a cara aunque puede que con un catalejo) o que encabezara la carga de caballería en Waterloo entre otras. ¿Eso significa que la película sea mala? No lo sé, pues no la he visto, pero sí me reafirmo en que el objetivo de una película al uso es entretener. Si además cumple otras funciones (didácticas, filosóficas, históricas…) bienvenidas sean mientras que no menoscaben la principal. Esto no es una defensa exclusiva del cine palomitero, a mí me entretiene tanto “Torrente” como “Virdiana” (en cambio encuentro aburridas la mayoría de películas de superhéroes salvo honrosas excepciones), sino cuestión de gustos. Yo voy al cine a divertirme en la acepción más laxa de la palabra, no le pido una lección de Oxford (que si me la da, miel sobre hojuelas). Si quiero estudiar a Napoleón me enfrasco en su abundante bibliografía. Además hablamos de Ridley Scott, ¿qué esperaban de un director que se inventó el asesinato de Marco Aurelio por su hijo Cómodo? Ya posteriormente Tarantino acribilló a Hitler y nadie puso el grito en el cielo. El cine, la literatura y el arte en general se han tomado sus libertades cuando lo han visto conveniente así en “El expolio” de El Greco aparece un armadura del siglo XVI en primer plano. El problema es cuando esas mismas licencias nos afectan directamente. Me acuerdo de chico de un tebeo de Indiana Jones con escenario en una España más parecida al Méjico colonial o “Misión Imposible II” con esa mezcla surrealista de San Fermines, Semana Santa y fallas. Sepamos a lo que vamos y tomemos ejemplo de los sufridos científicos que siguen aguantando las ruidosas explosiones en el espacio, las naves que superan la velocidad de la luz, los insectos gigantes (con grandes dimensiones la respiración traqueal no funciona) y al “Indomable Will Hunting”, mi película de ciencia ficción favorita. Ellos no se enfadan. O igual sí.