“Mi última petición. Todo lo que dejo atrás (...) en forma de cuadernos, manuscritos, cartas, borradores, etcétera, deberá incinerarse sin leerse y hasta la última página". Son palabras de Kafka dirigidas a su amigo a la par que albacea Max Brod antes de su muerte por tuberculosis en un hospital alemán. Es cierto que indultaba a “La condena”, “El fogonero”, “La metamorfosis”, “En la colonia penal”, “Un médico rural” y “Un artista del hambre”. Pero todo lo demás debía de ir a la hoguera purificadora y allí hubieran ardido como consumados herejes “El proceso”, “El castillo” y mi amada “El deseo de ser piel roja”(título que los 091 tomaron prestado para una canción de su primera época) sino fuera por la traición del ya mencionado Max a las últimas voluntades de su amigo checo. Alonso Cano ante los regateos a su cuadro encargado por el superior de los cartujos de Granada en un arrebato de orgullo lo cedió a un fraile mendicante que estaba presente en la disputa por un plato de guiso de carne y por eso la obra llegó a llamarse “El cuadro de la chanfaina ( que viene a ser una asadura)”. También podemos hablar de la película ya rodada (eso dicen al menos) por Robert Rodríguez con Malkovich de protagonista y que no se estrenará hasta el siglo XXII y a tal fin la cinta se ha depositado en una caja fuerte con una cerradura de seguridad electrónica que sólo se abrirá en el 2.115 aunque no descarto que estemos asistiendo a una retorcida campaña publicitaria. Todo esto viene al socaire de que el artista independiente es soberano de su obra. Es libre de hacer con ella lo que le plazca. Lo mismo Julia Bacardit (ese apellido me trae recuerdos de un brebaje del que no quiero acordarme) que ha decidido que en principio, y subrayo lo de “en principio”, no piensa permitir que su última obra, escrita originalmente en catalán, una especie de dietario, se traduzca al español (aunque es probable que nos encontremos de nuevo con otra táctica publicitaria ya que hasta ahora poca gente conocía a esta chica). Pues ya la tenemos liada.”lovers”, “haters”, “influencer”, opinión “a tutiplein”... ya saben toda la pesca. Uno podría entender cierto revuelo si fuera el caso de George. R. R. Martin y el ansiado cierre de su saga “Canción de Hielo y fuego” aunque estaría en su mismo derecho si lo quiere sacar sólo en esperanto. Como si la señora Bacardit permite sólo que su libro se venda a los mormones. Dejen a los artistas que dispongan de sus obras como les venga en gana y ustedes dispongan de la misma libertad para acercarse a ellas o no. Yo por mi parte no suelo acudir a fiestas a las que no soy invitado.
Carlos Oya
La chapaNeuras artísticas
Dejen a los artistas que dispongan de sus obras como les venga en gana y ustedes dispongan de la misma libertad para acercarse a ellas o no