Pasa la tormenta pero no llega la calma. Bien es cierto que ha sido un chubasco benigno pero tras su paso no deja de escucharse un ruido de fondo, una música de ascensor, el zumbido machacón de un mosquito en una noche estival. Seguir una jornada electoral por la tele me parece tan aburrido como tragarse Eurovisión. Quien esto escribe se acuesta a su hora normal, que suele ser temprana, con el libro de turno y deja las tertulias, los informativos maratonianos y la reiteración de información para los demás. Al día siguiente con un café lee los datos objetivos en el periódico y poco más. Porque aparte de los escaños de cada partido y los pactos o no poco hay que decir hasta nuevos acontecimientos. La callada por respuesta es una opción y uno “es dueño de sus silencios pero esclavo de sus palabras” (algo que se debía haber tatuado Mónica Oltra en el brazo). Unos dicen que hay que extrapolar los resultados a todo el sistema solar. Los de enfrente que es “peccata minuta”, que eso de que en la comunidad autónoma más poblada del país, tradicionalmente su feudo, hayan sido vapuleados es una minucia a la que apenas hay que prestarle atención. Entre tanto las distintas coaliciones de coaliciones de izquierdas se pelean a cara de perro entre sí como “El Frente Popular de Judea” y “El Frente Judaico Popular” en “La vida de Brian”. A otro partido la chulería le ha salido cara y se ha tenido que tragar sus palabras con papas y guardar el traje de sevillana y el sombrero cordobés en el arcón mientras que otra formación ha sido engullida por un agujero negro. Y ya está. No hace falta darle más vueltas al asunto ni escuchar más jeremiadas. Sólo aguardar a ver qué pasa. Pero como hay que llenar esos espacios de información nocturna que duran eones ahí tenemos a los bustos parlantes de guardia repitiendo lo obvio una y otra vez, una y otra vez...como el gol de Iniesta en el mundial. ¿Qué fue de aquello de la noticia breve y veraz? Sabemos quién ha ganado, sabemos quiénes han perdido. Todo lo demás es ganga, broza, morralla y estática.
Carlos Oya
La chapaRuido de fondo
Pasa la tormenta pero no llega la calma. Bien es cierto que ha sido un chubasco benigno pero tras su paso no deja de escucharse un ruido de fondo, una música...