La tirilla

Santiago Donaire

Primarias

La democracia directa no implica obediencia ciega, ni puede justificar que se cierren las casas del pueblo donde se debe debatir

El actual momento congresual en el PSOE, el partido español con más antigüedad, ha vuelto a poner de actualidad los procesos de primarias para elegir a quienes lideren el partido en todos sus ámbitos: estatal, regional, provincial y local. Las primarias en este partido van y vienen, a veces son la panacea y en otras algo a evitar, como un péndulo no armónico que pasa de un extremo a otro. No lo dudo: a pesar de defectos palpables, el Partido Socialista es el más democrático de los grandes partidos españoles, lo que le ha permitido adaptarse a los tiempos y seguir cumpliendo años. Los mejores Presidentes de este país: Jose Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez, salieron de unas primarias.

Las primarias no son un fin en sí mismas, sino un instrumento que, combinado con otros elementos como la participación en órganos donde se puedan expresar y debatir las diferentes formas de ver todo tipo de cuestiones, una mayor transparencia y facilitar la participación a través de las nuevas tecnologías, contribuyan a una democracia más amplia. Sin todo ello, las primarias en si quedan desvirtuadas, al igual que cuando son utilizadas para solucionar conflictos entre liderazgos enfrentados, o para enviar al ostracismo a quienes, con su derrota, legitiman al ganador y representan una parte importante del partido o son usadas para evitar la fiscalización hasta las próximas primarias dentro de cuatro años.

La democracia directa no implica obediencia ciega, ni puede justificar que se cierren las casas del pueblo donde se debe debatir según las diferentes sensibilidades, es necesario contrastar y discrepar cuando sea preciso. La adulación no te saca del camino que te puede llevar al precipicio, son las posiciones críticas y constructivas las que facilitan sortear los obstáculos.



No soy amigo de una selección estricta en base a las capacidades de liderazgo, sin menospreciarlas pues el ganador o la ganadora deben poseer una gran fortaleza de espíritu ante las adversidades. Sin embargo, es el Proyecto y los equipos lo que se tienen que confrontar, ahí hay que poner el foco de discusión. Sin un proyecto creíble no vamos a ningún sitio. Así que primarias si, donde se vote el liderazgo y el proyecto, con unos avales que no sean imposibles, donde el aparato se mantenga imparcial, se propicie la participación y el debate se mantenga más allá de los procesos electorales, y se haga sitio a quienes no coincidan. Mientras las llamadas a la unidad y al consenso no tienen cabida, pues detrás de ellas muchas veces se esconde el dedazo.

Salud.