Ayer, al llegar de fiesta... Sí, lamentable, un cincuentón de fiesta. No se va a acabar nunca la adolescencia, cojones. Yo tendría que pasarme los sábados en camiseta imperio, calzoncillos de abanderado y tirado patiabierto en el sofá frente a la tele discutiendo por teléfono con mi exmujer de por qué ha dejado salir a nuestre hije, con apenas medio metro de tela cubriendo su cuerpo, con el subnormal del Mohamed, que no tiene ni oficio ni beneficio, es influencer, y me llama “Boomer“, el hije de pute, y no por ahí en los bares haciendo el ridículo. En fin, que al llegar ayer a casa pues me apeteció mucho ver una peli en plan tranki porque de paso sostengo los ojos frente a la pantalla y evito constatar que me está comiendo la mierda y que Diógenes era un obseso del orden a mi lado y que me está empezando a hacer falta una mujer que limpie todo ésto; o un hombre, yo no soy sexista.
¡Pero, qué coñazo el alemán! Hoy no, hoy me veo una en castellano. Una ligerita, sin densidad, algo inofensivo que ya tengo suficiente con lo mío... ¡Coño, otra del Gru! Bien, me descojono con los Minions, son la polla. ¡Bananaaaaa, papayaaaa! Un descojono, los muy. A ver... uhmmm... pues como que el doblaje al castellano no se incluye en la inmensa mayoría de las páginas de contenido en estos lares, ni siquiera los subtítulos, y si lo hacen es en “latino”. Uhmmm... Eso hay que mirarlo con interés porque los hispanohablantes son un dieciocho por ciento de toda la población europea y, sin querer joder la marrana, otros idiomas son predominantemente minoritarios y muy por debajo del dieciocho, aproximado, por ciento y encuentras el doblaje o, al menos, los subtítulos. Menos sacar pecho en Europa, que no somos tan guais como os creéis, salvo para ir a España de vacaciones cachondas o echarse un rollete. Baja el fuelle, Irene, baja que te la pegas. ¡Pues nada, a lo Jack Sparrow, no hay otra! La incomprensible política de regiones para la visualización de contenido en línea. Qué gusto por querer ponerle fronteras al mar.
Aprovecho el foro para advertir al ministro Escrivá, tiene cojones la coincidencia, de que existe algo llamado VPNs, uve de penes, jajajaja, ¡papaya!, que te permiten redirigir tu IP a cualquier parte del planeta y que lo del “pajaporte” es una gilipollez y que se les ve el plumero. Que lo que quieren es hacerse un Unión Soviética o un Alemania del este, a lo Das Leben der Anderen, y soltar una burrada esperpéntica para que apartemos la vista de lo que pasa con la Bego, pero ese es otro tema. ¡Vamos, que le vas tú a quitar el porno a los terneros, flipao! De nuevo ese empeño ilusorio de querer ponerle fronteras al mar. A ver si cambiamos ya de una puta vez las políticas éstas de Caballo de Troya, que ya aburren. Sí, ya soy consciente de que han funcionado de puta madre, pero que ya aburren. Dadnos algo de vidilla, por compasión, que está resultando cansino ser disidente.
Pues eso, que al final me puse una versión pirata de la peli en una de esas páginas sudacas; ¿todavía se puede escribir sudaca o es ofensivo?; donde se enorgullecen de escribir los comentarios en un castellano que parece rumano y en las que nos llaman gallegos; ¿se puede escribir todavía gallego o es ofensivo?; lo cual me flipa. La historia es que la peli está muy reciente, fresiquísima, y claro, pues lo que hay disponible es lo que llaman un... ¡coño, ahora no me acuerdo, algo en inglés, como siempre!.. pues un tío que se ha llevado una cámara al cine, o el móvil, vete a saber, y se ha ocupado en grabarla. Es acojonante, de verdad, acojonante. Vas al cine a ver una peli y la ves a través de un dispositivo estando allí en persona para, ¿para qué? ¿Para que un cincuentón medio bomba la vea en calzoncillos, gratis a las tres de la mañana a miles de kilómetros? Gracias, pero hay cosas que se me pierden. Bueno, la peli, puf, pero he alucinado con la mierda que es hoy día ir al cine. En serio, con la pasta que cuesta y es una mierda. Es una mierda por lo de siempre, evidentemente, por la puta gente, eso no falla.
Ya te he dicho que lo que vi era una grabación de la peli en el cine y se ve y se oye, a parte de la peli en sí, lo que pasa en el mismo cine. Te lo digo sinceramente, si soy yo el que está en ese cine, le prendo fuego con todos dentro y que dios me perdone, a lo Inglourious Basterds, vaya que sí. ¿Cuántos aperitivos puede comer alguien viendo una puta película, coño? El metraje es de una hora y media, cojones. De hecho, ¿dónde están las jodidas palomitas? ¿Por qué todo viene en bolsas de plástico tan ruidoso, hostias? Mantén tu puta mandíbula ansiosa relajada un rato, coño, que luego dices que es de la tiroides. Lo mejor, por lo visto, nadie puede estar sentado más de veinte minutos, no, eso no es posible. Amigos, es una hora y media de puro entretenimiento deja el puñetero celular; sí, ese es el nombre correcto de lo que llamamos teléfonos móviles, ahí llevan razón los sudacas; y deja de dar por culo con la lucecita y los soniditos de los avisos porque tú también has pagado la entrada y seguro que la mierda de whatsapp que acabas de recibir en audio, no podría ser de otra, es una perfecta gilipollez que podría esperar hasta que acabase la puñetera película. No eres el vicepresidente de Google, cojones, seguro que tus mierdas pueden esperar un rato. Desesperante.
De hecho no pienso volver a pisar un cine, y eso que yo estaba en casa tragándome una grabación pirata, hasta que no se constituya una especie de guardia petroriana que salvaguarde a espada y fuego los derechos intrínsecos de la buena y sana audiencia, del recto espectador. Es que es una jodida falta de respeto para los demás y, sobre todo, para uno mismo. ¿Tan barato te sale pagar la entrada de un cine como para menospreciar ese momento y no sacarle el jugo que se merece? Te voy a dar un idea: si te estás aburriendo, te vas, punto. Seguramente puedas reclamar el dinero de tu entrada. Pero no, hay que estar, ¿verdad? Como hay que ir ahí, como hay que viajar, como hay que comprar y como hay que salir, etc... Todo menos enfrentar lo que tienes en casa. Te entiendo. Es eso lo que ha vuelto insoportable e imposible disfrutar de Venecia, eso mismo: la gente que no se sabe quedar en casa y, sobre todo, Vicente. Porque dónde va la gente...