Me suda la Polca

Jesús Calamidad

¡Ia, ia, ia, ia, ia, ia! Rebuzna terco el asno

¡IA, vamos! Azota decidido el jinete

Nada en el universo hace más ruido que un impostor defendiendo el lugar que le usurpó a la legitimidad. Uñas, dientes y lastimeros argumentos emocionales. El polluelo de cuco en nido ajeno piando estridentemente para no morir de hambre y para matar de hambre a los lícitos por naturaleza o, en el momento que se tercie, tirarlos al vacío entre el espanto y el estupor de los justos. Y eso es justo lo que se está viviendo en el ámbito del arte con el temita de la Inteligencia Artificial y los Chatos OGTes o como se llamen. No voy a meterme en política que luego me sale rana, pero ahí también, ahí también los mediocres, porque los impostores son los mediocres sin escrúpulos.

Estoy viendo mucho miedito yo hacía una simple herramienta, la verdad, porque eso es la IA por el momento, una simple herramienta. Los paroxismos me escaman, ¿qué quieres que te diga? Detrás de cada reacción exagerada puedes encontrar, la mayoría de las veces, una intención torticera de manipulación o simple dramatismo histriónico. Imagínate estar acojonado, aterrorizado vivo y clamando al cielo por una sierra de cinta mecánica o un taladro eléctrico, salvo por el cuidado que hay que tener al manejarlos para no perder los dedos, y dramatizar sobre el diabólico ingenio hasta el deseo de invocar una inquisición tecnológica. Una locura, ¿no? Claro, el que estaba tan agustico porque solo sabía manejar el cincel o el berbiquí y no le daba para más; ahí está el diablo, en los detalles; pues se acojona, comienza a lanzar berridos y a graznarle a la innovación. Es comprensible. Una habilidad pobre y vaga exige del estaticismo, de las tinieblas del inmovilismo y, en mi caso, de litros y litros de cerveza.



¡Pero Calamidad, es que la IA nos va a quitar el kurro y va a conquistar el mundo con sus robores apocalípticos matando al arte en un pogromo salvaje lleno de explosiones y rayoles láseres y Matrix y HAL9000 y WOPR y montañas de cadáveres de diseñadores gráficos, que tienen su título y todo, y piras de ilustradores con diploma y máster en nuevas tecnologías! No, criatura, no. Sí, perdona, sí, eso sí. Sí que va a acabar con todos los pintamonas y los fantoches que nos hemos tenido que tragar, sí o sí, tras las vanguardias y todo ese delirio supuestamente intelectual e infantílmente revolucionario que ha infestado hasta el tuétano todas las academias de arte oficiales y el arte en sí, exponiéndonos a una estética famélica esclavizada por ideologías oportunistas que lo han parasitado como medio de propagación de su naturaleza vírica e infértil. Se los va a cepillar a todos, los va a hacer picadillo y tendrán que buscarse un trabajo de verdad, si es que pueden soportarlo. Eso espero, así, de camino, se cubren las plazas desiertas de hostelería. Todos salimos ganando.

La verdad es que no es mi puto problema, porque los viejos intrusos ya estaremos muertos y las IAs pisarán nuestros cráneos descarnados al paso de oca de los ceros y los unos. Pero no creo que ninguna herramienta, por muy sofisticada que sea, pueda acabar con el talento humano. El talento de verdad digo, el que florece del esfuerzo, la constancia, el estudio, el compromiso y la entrega. ¡Joder, del amor por lo que haces! Va a pasar mucho tiempo hasta que una IA sienta amor, imagino, si es que sucede. Cuando eso pase, me encargo una para mí solito y le pongo un antivirus de los caros y le corto el internete para que no se le pueda colar un troyano, que aquí el que no corre, vuela.

¿Qué es lo que yo creo que pasará? ¡No me importa un pijo, Calamidad! Pues te jodes y sigo. Ni puta idea pero lo intuyo. Los artistas y los profesionales con verdadero talento y oficio pues triplicarán su productividad, podrán ser más ambiciosos y competitivos en sus proyectos e incorporarán la nueva tecnología a su método de forma natural y orgánica. Se revalorizará y recuperará la actividad artesanal, material, enfocada a obras o productos exclusivos y/o de colección, en contraposición a la producción digital, que suele ser la respuesta histórica a los grandes saltos tecnológicos y muchas cosas chuléricas que ya te podrás imaginar y que no voy a escribir porque ya me estoy aburriendo. Pregúntaselo al Chato OGTe.

Igual la inteligencia artificial es una oportunidad magnífica para volver a lo presencial, a lo matérico, de forma popular y proactiva. A mí se me suda un huevo de toro todo el tema, no pienso negarlo. De hecho, cada vez que veo alguna movida hecha por una IA solo veo oportunidades para los cojonudos. También te repito, será la genocida de los impostores e iré a ver cada ejecución a la plaza del pueblo con palomitas. Recuerda que estoy hablando del mundo de la creatividad y el arte, del resto, ni puta. Que cada perrico se lama su cipotico.

P.D.: ¡Ia, ia, ia, ia, ia, ia! Rebuzna terco el asno. ¡IA! Azota decidido el jinete.