Me suda la Polca

Jesús Calamidad

Los grupos tributo, la gula del norte

La verdad, me gustan ambos

¿Es posible que se agoten las entradas para un concierto de un grupo tributo? Sí, vaya que si sí, es posible. No acabo de creérmelo pero lo es, posibilísimo. Lo he vivido en persona, nadie me lo contó. Increíble pero cierto. ¿También es posible que se agoten las entradas para un concierto de un grupo tributo a los Héroes del Silencio en Jaén? ¿Sí? Sí, pues claro, sí. Hoy es posible casi todo, ya te lo digo yo, es lo que he vivido. Es posible y ¡tanto que lo es! No quedaban entradas.

¡Ojo!, no es que yo, que es mi pronombre favorito y parece que les estoy haciendo de menos, aborrezca o desapruebe a los grupos tributo, ¡ni qué decir tiene! Admiro a cualquiera que sepa tocar un instrumento musical, partiendo de esa base, el que sea, incluida la flauta dulce y la ocarina, son dioses para mí. Los cantantes buenos, ni te lo digo, esos ya son olímpicos. No estoy menospreciando, en ningún momento, a los grupos tributo, ya quisiera yo. Es solo que los grupos tributo me provocan una profunda tristeza, profundísima, hablando de mí eso es mucho, y si se disfrazan aún más tristeza, una tristeza amable, eso sí. Pero como soy adicto, entre otras cosas, a la tristeza y como quería ir a ver a esa expresión del patetismo posmoderno porque me regodeo y me quedé catacroker cuando me dijeron que no quedaban entradas, flipao, pues me quedé picueto, claro, estupefacto para los de la E.S.O., incrédulo, con el culo torcido. No quedaban entradas para un concierto de un grupo tributo. En estos tiempos vivimos, echamos mucho de menos todo, un montón, un follón, de ahí los grupos tributo, obvio.



Los grupos tributo son como el novio o la novia esa que te calzas para tapar el hueco que se te quedó del o de la original. Son el parche, la tirita, el besito de sana, sana, culito de rana, si no se te cura hoy se te curará mañana, y siempre tendrían que quedar entradas, siempre, por dióxido de carbono catorce, ¡siempre! Es terapia, mala, pero terapia. Para mí los grupos tributo son patéticos en el sentido tradicional del adjetivo, como los novios y novias que tapan hueco. Tanto esfuerzo solo para imitar a otros no puede disfrazarse de homenaje y, sin embargo, se hace. Un homenaje fue, por ejemplo, Sinéad O'Connor reinterpretando el “Nothing compares to you” del artista antes conocido como Prince, ahora conocido como el difunto Prince. Eso es lo que yo contemplo como homenaje, el resto es imitación, que no sé si es algo bueno o malo pero me huele la tostada mal, con permiso de los afectados. Es que es muy triste, de verdad, da cosica. Pero yo quería ir porque también soy muy triste y patético y doy cosica y echo mucho de menos y también he imitado un follón.

Yo quería ir y, teatrico de por medio, entré. Increíble que siga funcionando eso del pase de prensa o de ponerse muy serio y escupir un: “tío, que soy el de la compañía discográfica. ¿A que te quedas sin curro?” Increíble, sigue funcionando. ¡Pues claro que funciona, Calamidad! ¿De dónde va a salir si no un tío de cincuenta años melenudo escaso ataviado en una mezcla barata de Jim Morrison, Bunbury, que venía al caso, y Robert Smith, si no trabaja en una compañía discográfica? Eso es jugar con trampas, Calamidad. ¡Tramposo! Me tengo que deconstruir estéticamente también, igual a lo cayetano pinto bien. Pero entré y ya no me acuerdo de nada más. Bueno, perdí el Zippo, otra vez, siempre pierdo el Zippo cuando estás cerca. Pero del grupo tributo y de los novios que se echan para tapar hueco, ni puta idea, de verdad, no me acuerdo. Otra vez de psicólogos, debo.

Tengo que dejar el Jagermeister, sinceramente. En la segunda guerra mundial serviría para curar de todo pero ahora, ciertamente, lo único que hace es infectar y necrosar cada momento, no cura nada de nada. Tiene una publicidad acojonante, pero yo ya no estoy, ya no. Nevermore. Puto Jagermeister. ¡Y no aprendo!

En fin, me hubiese gustado ver y escuchar al grupo tributo de los Héroes del Silencio en un concierto con entradas agotadas en Jaén y que me colé pero, aunque conseguí entrar, no estaba allí, yo estaba a por uvas. Igual es que soy mi propia banda homenaje a mí mismo de mí mismo: sueno como yo, parezco yo, me muevo como yo, pero no soy yo. Ni de coña, ni me acerco, como la banda homenaje a los Héroes del Silencio en Jaén o como los novios y las novias que están tapando hueco.

P.D.: Nos estamos, no ya conformando, sino emocionando con la gula del norte y no es pescado, es casi todo harina de maíz a la que se le saca la gracia a base de guindilla y ajo y un par de huevos, pero no es pescado. Es como el combinado Martini de Dino Martineli, todo ginebra aunque se le nombre Martini. Nos estamos conformando y eso no es tributar, ni mucho menos. Nos estamos conformando con muy poco, con poquísimo, muy conformones.

P.P.D.: No recuerdo si el grupo tributo a Héroes del Silencio tocaron la de “Olvidado” pero hubiese estado al pedo. Lástima, esa la hubiese coreado con otros como yo. Como dice la Yoly: “la vida, qué mala es”. Ella misma es una banda tributo a todo el rock and roll del mundo. ¡Ay, mi hermanica! La vida, qué mala es. Un montón te quiero.