Me suda la Polca

Jesús Calamidad

No soy feminista...

...y me suda la polka

No soy feminista y me suda la polka, ¿qué quieres que te diga? Es que ni me va, ni me viene, esta cuarta ola demente. Mi abuela y mi madre ya hicieron lo suyo en la tercera ola como para que ahora, que ya estaba todo casi enjaretado, se les caguen en la cara, se apropien de sus logros y las utilicen para meter con cuña ideologías fantásticas sacadas de delirios identitarios que solo van a conseguir que no nos toquemos los unos a los otros ni con un palo, jodiendo lo que tanto costó conseguir. Conmigo no cuentes, que yo no les voy a faltar a esas mujeres a las que admiraré de por vida, la cual les debo. De eso nada, monada.

Algo he de reconocer, la cuarta ola es una fuente inagotable de recursos tragicómicos. Para no irnos muy lejos, tras la victoria del “hombre que se maquilla con Cheetos” en los Yunaitet Esteits of Ameurica; que la gran Europa tenga como espejo en el que mirarse a semejante latifundio de horteras megacapitalistas es para hacérselo mirar de la pena; las de la cuarta han entrado en tal berrinche de dimensiones bíblicas que se andan rapando la cabeza y jurándose al 4B. Lo que hubiese dado el Charles Manson por tres docenas como ellas. Que, ¿qué es el 4B? Pues el 4B o “Four Nos”, es una movida que se inventó alguna mesiánica en Corea del sur a mediados de la primera década de los dos mil y manifestada en la web Womad, lectura ligera, como estrategia de lucha feminista radical reivindicativa. Consiste en abstenerse de tener sexo, en no parir (¿?), en no tener citas y en no casarse, con hombres claro, durante un período de tiempo, eso es todo y ahí es nada. No pienso escribir lo que todos estamos pensado. Las norteamericanas han fijado que cuatro años, por hacer el juego con el acrónimo, e instan a sus hermanas sororas a unirse a la protesta. Imagino que las que no suscriban serán tildadas de Tradwifes, sumisas, traidoras o lo que se les ocurra, en vivo y en Tik Tok, plataforma china, por ende. Todo tiene siempre un tufo a Salem con estas prendas, que tira para atrás. De todas formas yo les deseo suerte con eso. He estado ojeando las estadísticas; que para eso están, coño, si esto del internete es la hostia; oficiales y para la horquilla de mujeres de entre veinte y cuarenta años en la tierra de los cowboys, el período de pausa entre relaciones sexoafectivas es de entre un mes a cinco meses, sin incluir encuentros esporádicos o sexo casual. Suerte con eso de los cuatro años, insisto, mucha suerte. Va a ser la huelga de hambre más corta de la historia. Yo que soy un cisheteronormativo, señoro y pantanopatriarcal, también te digo: ni rapándoos la cabeza, no os molestéis. Si lo que pretendéis es resultar menos atractivas, ya te lo digo, no os molestéis. Otra cosa es que de verdad abracéis el celibato. Ahí, ni mil palabras más, hermana. ¿No es gracioso? Proponen justo lo que lleva haciéndose oficialmente en los conventos católicos durante siglos. Le han dado la vuelta al marcador. Lo dicho, son una fuente inagotable de tragicomedia.



Otra de las propuestas, sí, porque el feminismo de cuarta ola no es troncal, está bifurcado en innumerables arborescencias, propone seducir a los hombres conservadores para dar una lección a sus mujeres conservadoras, las cuales, se presume, han votado por Trump y de ese modo darles una lección ejemplar de cómo ser sororas de bien. A mí me rajan y no sangro. Ya estoy tardando en ir a cortarme el pelo a lo republicano, comprarme unos chinos beige, una alianza falsa y una camiseta de “Make America great again”, ya estoy tardando. Lo digo porque todas las gilipolleces que se engendran en ultramar no tardan mucho en salpicarnos la cara aquí en la buena Europa, lo queramos o no. Pero igual me lo pienso, porque no todo iba a ser jolgorio. En la “lluvia de ideas” de las cuartas no hay límite ni fin de los tiempos, salvo para algunos.

La tercera propuesta, no olvidemos lo ramificado de la cuarta ola, es recuperar el “aqua Tofana”. Insisto, todo esto extraído de las redes sociales, ya que es ahí desde dónde se nutre el juicio popular y la moral en nuestra sociedad líquida. ¡No te rías! En España se está intentado abrir causas judiciales por acusaciones anónimas en las redes sociales, ahí es nada. De nuevo el tufo a Salem, siempre ese tufillo. ¡Ah, cojones, ahora lo pillo! “Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar”. No, no, espera. En Salem se acusaron las unas a las otras por motivos espúreos. Vale, pues lo sigo sin pillar. En fin, “aqua Tofana” o "Manna di San Nicolà ", un venenazo transparente e insípido del que no se recuerda su composición, ya se buscarán la vida, supongo, pero que al parecer dejaba muñeco a cualquiera sin rastros forenses a identificar, en aquella época. El por qué de querer recuperar semejante mejunje viene de su connotación histórica. Una tal Giuliana Tofana, todo sororidad, tenía siempre a bien despachar una dosis, bajo prebenda, claro, a toda mujer que precisara finar a su esposo sin despertar sospechas y que de ese modo no se complicasen en demasía ciertos trámites burocráticos o porque era un cabrón. Machete al machote. El siglo XVII debió de ser una fiesta aquello, madre mía. Se sospecha, sin mucho fundamento salvo su propia declaración, de que su víctima más notable fue el propio Mozart. Mazete al Mozartote. Y digo yo, si tu pareja, tu marido o lo que sea, coño, ha votado al Trump o es un turbomachiruloheteropatrialcal, ¿lo tienes que envenenar? ¡Joder, qué complicación! Déjalo y ya está. No caigamos en lo que estamos condenando. Retoma el Tinder. Y si es un gilipollas lo denuncias, y si no, también, que algo sacarás. Poca broma con ésto, si es un hijo de la grandísima puta, denuncia, siempre, no lo dudes. Igual te digo a ti, si es una hija de la grandísima puta, denuncia, siempre, no lo dudes. Los criminales tienen que vérsela con la ley, sin importar su sexo, su raza, su condición social o su religión. Menuda ideíta esa de hacerse Tik Toks con el “aqua Tofana”, mandilonas, tontas del bote. Ya te digo, cuarta ola. Imagínate lo mismo pero a la contra. En fin. Nos comen les tontes.

No soy feminista, para qué nos vamos a engañar, no lo soy y que salga el sol por Antequera. Fundamentalmente porque para poder identificarte con algo has de saber qué cojones es ese algo, digo yo. No puede uno tildarse de lo que sea por cuatro consignas simplonas, eso se lo dejamos a los neonazis que ya tienen recorrido en esas lindes. El puto Goobbles sería cojo y feo, pero de tonto no tenía ni un pelo. Si me dijeses: ¿Te consideras feminista liberal? Podría pensármelo, casi que sí. Creo que nadie le discutiría a Betty Friedan la mayoría de sus argumentos al respecto, lesa humanidad y sentido común. Superando a la hipernombrada Simone de Beauvoir, heredera digna de las sufragistas y de nuestra Clara Campoamor, que no podía haber hecho mayor homenaje a su apellido y paisana para más inri. Ella sola en el parlamento, con dos ovarios y sin lloriquear. He de reconocer que no he leído a la madre de Mary Shelley ni a la Gouges, las precursoras, pero como están implícitas en los escritos de Beauvoir y de Campoamor, pues me las convalido por el momento, aunque ya caerán. Pero es llegar a Kate Millett y se me tuerce el gesto. A partir del feminismo radical, cómicamente coetáneo del liberal sensato, se empieza a desdibujar la igualdad y comienza el chovinismo identitario, el barro de los géneros y el derecho penal de autor. Pero claro, leyendo la biografía de la Millet puedes llegar a entender el delirio, “el sexo es político”. Ya no lo recuerdo exactamente, pero hablaba de que el patriarcado tiene un carácter colonialista y que el coito es un acto supremacista del patriarcado, o algo así. Soltaba también perlas promarxistas como “que el amor es el opio para las mujeres” o que “mientras las mujeres aman, los hombres gobiernan”. Actualmente estamos en esas, de hecho la Millet es una gatito en comparación  con las nuevas ideólogas de la cuarta ola. Y como el feminismo es, hoy día, eso, el feminismo hoy día es la cuarta ola hipertrofiada de esteroides anabolizantes, pues no puedo definirme como feminista. ¡Pues entonces eres un machista! ¿Esto qué es, la regla del enemigo único? ¿Otra vez el Goebbles? Luego que si por qué lo de feminazis. No, no soy feminista, pero soy una estrella de rock frustrada, eso puede contar para algo, ¿no?

P.D.: En la tradición judeocristiana, el bautizo representa la llegada a la comunidad, el nombre te hace presente, te hace existir, te hace ser. Eso mismo es lo que logró el feminismo radical con el patriarcado, lo hizo existir. Lo que antes fuese un sistema primitivo de normas y conductas contextualizadas, susceptibles de ser redirigidas, ahora es un ente presente, inamovible y monolítico. Evidentemente se le bautizó para acabar con él, pero la materialización cognitiva del mismo lo hace, igualmente, apto de ser protegido. Hasta Ted Bundy tuvo unos padres que lo amaron, no sé si me explico.

P.D.D: Según la RAE el feminismo es “1. m. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre”, pero como no pueden definir lo que es una mujer pues nos falta una de las partes de la ecuación, y así es imposible resolver. Claro, en esa incógnita es donde suceden los Trumps, los Bukeles, los Mileis... de modo que “menos gritos, Milagritos”.