Este sábado a las doce del mediodía se inauguró oficialmente el Oktoberfest en el Theresienwiese de Múnich, que antes era un prado precioso y ahora es un ferial tan feo como el nuestro. Me he pasado, no es tan feo en comparación. Naturalmente el pistoletazo de salida, de entrada de birra en el buche mejor dicho, se produjo con la apertura del primer barril oficiada por el alcalde de la ciudad, en esta ocasión Dieter Reiter, o sea Teodoro Caballero, del partido socialdemócrata, al grito de “O 'zapft is!”; o lo que es lo mismo, “¡Eah, ya está dentro!”. Se refiere a que el grifo ya está dentro del barril, a base de martillazos, porque la cerveza para el festival se envasa en barriles de madera, es todo un arte, no es tan fácil meterlo. Meter el Zapfhahn tiene su truco, no es llegar y zapfhss y punto, se te podría joder la fiesta, ya sabes, preliminares. Se refiere a eso el alcalde, el Oberbürguermeister, se refiere a dejar listo el barril para que tire la cerveza fetén, no a otra cosa. “¡Eah, ya está dentro!” y a ponerse jopo. Como he dicho no es fácil, el récord de martillazos está en dos, por el alcalde Ude, otro socialdemócrata, pero los hay que necesitaron hasta diecinueve, no era socialdemócrata, se siente. Se hacen apuestas, por supuesto, todo es susceptible de ello. Ciento veinte pavos a la buchaca. Me puse bravo y aposté que este año serían dos, como buen socialdemócrata, y gané.
¿Qué, que en Jaén también hay Oktoberfest? Lo sé, también en Granada y supongo que en cualquier ciudad europea, incluso en las américas, las fiestas se importan con mucha alegría. Halloween, St. Patrick´s, el Día de muertos, etc... otra cosa no, ¿pero las fiestas? Con mucha alegría, mucha, mucha menos alegría algunas otras porque no comer en todo el día no da subidón, por ejemplo.
Pero, ¿qué sabes del Oktoberfest salvo ponerse joncho lironcho y que te metan mano cerca de un río de meados? ¿No mucho? ¡No te preocupes! No seré “Tío Matt el viajero”, el de Fraggle Rock, pero tengo información de primera mano y sobre el terreno y rock, lo que viene siendo rock, sudo rock. No, los Beatles no son rock, yo sudo rock del de verdad. He dicho. Y cerveza, hoy también estoy sudando cerveza y me cepillé los ciento veinte pavos en menos de una hora. Socialdemocracia.
Pues mira, todo esto del Oktober empezó con un bodorrio, un bodorrio Real a principios del siglo XIX que se salió de madre. Tal fue el fiestón en aquel entonces; que en principio iba a ser una carrerita de caballos y un par de ejercicios de tiro para celebrar la unión entre Luis y Theresa, aunque claro, a ración de litro de birra por cabeza (al litro se le llama Maß,¡mira, ya apuntaba yo maneras!) se montó la barbaridad; que los muy bávaros se dijeron: “¡Nene, qué peazo de juergaca! ¡El año que viene más y mejor! ¡Ya te digo, primo!” Acababa de nacer una de las fiestas populares más famosas del mundo, a base de libaciones como está escrito, no como otros. Lo que no les venía bien eran las fechas, de modo que la movieron un par de semanas antes para pillar algo de Lorenzo, que siempre da gustico cuando se está al raso. Y así quedó, de finales de Septiembre a principios de Octubre, lo justo para pillar un coma etílico, y para darle embote al tema quedaron en que la juerga acabase el Día de la Unidad Alemana, der Tag der deutschen Einheit. Sí, en todos sitios cuecen habas y disfrazar la juerga de oficialidad es como comulgar pecados, dos padres nuestros y a vivir que son dos días. ¡Viva el Abuelo! Un dato tonto, cuando se celebró el aniversario del jolgorio se sirvieron dos mil hectolitros de cerveza para dos mil invitados. Un hectolitro, como sabes, son cien litros. Luego para vuestra boda ponéis apenas un par de horas de barra libre, so cutres. ¡Qué maravilla, un hectolitro por cabeza!¡Viva la movilidad exterior del M. Rajoy! Socialdemocracia.
El tema de la cerveza es primordial. Evidentemente. Si todo el cotarro lo acabaron acaparando los Wiesnwirte, los cerveceros de la ciudad, del valle del Isar, para concretar, que se apropiaron del éxtasis nupcial junto con las Schützenvereine, las sociedades de tiro, y otros cuantos gerifaltes, pues entenderás que todo va a girar en torno a un bien de consumo y a su explotación, no me jodas. Cerveza, sociedades de tiro y prohombres, todo bien, nada nuevo bajo el sol. A algún que otro movimiento social y espontáneo le acabó pasando lo mismo en España. Guiño, guiño. También ha concluido en bar pero de menos pelo, falta coleta. De modo que la cerveza que se sirve es una cerveza en concreto, no vale cualquier birra para el Oktoberfest, no, ha de ser la nuestra. Socialdemocracia. No se hace un festival de octubre con unas “Kreuz des Feldes”, unas Cruzca... ya me entiendes. La cerveza servida para el festival ha de cumplir con la Reinheitsgebot, o la nuestra o la de nadie. Esto significa que ha de cumplir con la Ley de pureza, (ups!, teutones locuelos), que fue decretada por el Guille IV el 23 de abril de 1.516, (ups!, locuela), y que dicta que la cerveza solo se debería elaborar a partir de tres ingredientes: agua de los manantiales de Baviera, fresquísima, cebada malteada y lúpulo, todo de la tierra. Aunque actualmente, se ha de decir, se levanta un poco la mano con la levadura por motivos lógicos, en aquel entonces todavía no se sabía de ella y aceptamos pulpo como animal de compañía. Además ha de ser elaborada dentro de los límites de la ciudad de Múnich, lo mío pa mí, haciendo caja, solo así puede ser denominada Oktoberfest Bier. Lo dejaron todo atado y bien atado. De modo que si vas al Oktober de tu pueblo y no sirven esa cerveza puedes darte por timado o no, yo solo te digo lo que hay. Al menos si algunos vivos van a hacer caja contigo, que se lo curren, ¿no? Es lo mínimo. Bien que sirven Guinness en St. Patrick´s, ¿no? Sigamos las tradiciones.
Otra cosa que me saca del asunto en los Oktober fuera de tierras germanas es que la peña no se disfrace de bávaros. Le quita movida, porque además es parte fundamental de la fiesta y los escotazos dan la vida. De hecho en Múnich hay un desfile importantísimo con los diferentes trajes nacionales que conforman los Alpes, Baviera, el Tirol, etc... Sí, los que salen en el vídeo musical de las tetas de Rammstein, muy bien. Ahí los mezclan como sátira y puedes ver casi todos: Austria, Suiza, Alemania, hasta del norte de Italia, el Südtirol, eso. Lo digo porque la gente se viste de verde en San Patricio, se pintan de Calacas en el Día de Muertos y toda la chamba, ¿por qué no en el Oktober? En el Amazon hay de trapillo por cuatro duros, si es por la juerga, coño. No te pido que te pilles un Dirndl de verdad, el vestido ese que te sube los pechotes, eso sale por un ojo de la cara, o unos Lederhose como los míos a tropecientos cienes de euros, no, uno de coña en el Temu o algo, con eso basta. Daría otro ambientillo, de verdad, hazme caso, es importante el rollete que te mete en movida. ¿Me estoy haciendo el guay un poco por vivir en el extranjero y eso es esencialmente ridículo? Sí, por supuesto, y no un poco, me estoy haciendo el guay engustada y poderosamente mucho. ¿Tú no, tú no te haces la guay por otras memeces? ¡Andaaaa..! ¡Eah, pues deja de juzgar y recoge este regalo que te estoy ofreciendo gratis y desinteresadamente! ¿Todo bien? ¡Enga, sigo! ¡No, no sigo, ya me has cabreado! Me voy al Oktober ya. ¿Diez de la mañana? Claro, eso es así, me tengo que integrar, tengo que sacrificarme en pos de la convivencia multicultural, no como otros.
Una última cosa y me voy que se me están cociendo los huevos con los pantaloncicos éstos de cuero de venado aquí en el despacho; manda cojones, de venado, en fin, hay que asumirlo y que no me digan en la esquina... Lo mismo que importamos las fiestas, cosa que está muy bien, podríamos importar ciertas costumbres como la de no tirar mierda al suelo y respetar el mobiliario urbano y los servicios públicos, digo, que tampoco es tan difícil, solo hay que no ser un cerdo. Si miles de teutones borrachos pueden invadir el Theresienwiese durante dos semanas sin que acabe pareciendo un vertedero, nosotros podemos tratar de no llenar de porquería las vías del trenecito fantasma de Jaén, ese aparcamiento carísimo. En Jaén hay papeleras y contenedores, lo juro, voy solo una vez al año pero los he visto, lo prometo. No hay ninguna ley que impida utilizarlos, eso creo, y están ahí, de verdad, no son un adorno, están en pleno uso. Anímate, dale sentido a su existencia. ¿No te da gusto limpiar tu keli y encontrártela ordenada y limpia cuando llegas? Parece que la vida es algo mejor, ¿no? Con las ciudades ocurre igual. Ocurre igual porque no dejan de ser también tu casa, no lo olvides, vives en ella. ¡Anda, cúrratelo una miaja! Que no me encuentre Jaén asquerosillo cuando vuelva de visita, por favor, que se me cae el alma al suelo y me entran ganas de invadir Polonia.
P.D.: Cuando vayas a cualquier Oktober del mundo, te lo ruego pide Maß, no pidas tercio o jarra de medio y exige que sea Oktoberfest Bier. Por supuesto léete ésto que he escrito, de otro modo solo te estás yendo de litros pero bien organizadito, con banderitas blancocelestes y sin movidilla histórica. De nada, un placer. ¡Calamidad, eres un gilipollas! ¡Bah! ¿Ahora te enteras? Toma una magdalena, lächerlicher Mann. Prost (ups!) und Tschüss!