Hola, la semana pasada se me olvidó mandar el ladrillaco al Raúl. Una pena porque sí que había escrito una columna de opinión, esta vez sí. ¡Qué se le va a hacer! Que, ¿qué por qué se me olvidó? Pues no lo recuerdo ahora mismo y ya no importa. Lo importante es el presente, pues el pasado es depresión y el futuro ansiedad.
El presente. El presente es muy interesante y está pasando ahora. Bueno, cuando leas esto ya no será mi presente, claro, pero será el tuyo. Ahora, en el pasado para tí, me ha dado por meterme en X, la aplicación social antes conocida como... ya a nadie le importa. Sí, también me meto en XXX pero eso es otro tema, uno que suelo tener muy a mano pero que ahora no conviene agitar para no acabar de pringarlo todo con la polémica que proyecta actualmente. Ya te contaré sobre lo XXX otro día. Total, que me estoy metiendo a gulismear en eso de X y a no participar. A lo vieja del visillo, sí. A lo visillo porque ahí son muy furibundos y yo le tengo pánico a la interacción social en diferido. Si no puedo ponerme a dos centímetros de la cara de mi interlocutor y mirarle a los ojos fijamente y poder oler su aliento y cogerlo del pecho o besarlo, me vengo abajo, me encojo. No soy bueno en las largas distancias. Pero me estoy divirtiendo mucho, muchísimo. Jamás en mi vida me había encontrado con tanto tipo, tipa o tipe que tuviesen, en un máximo de doscientos ochenta caracteres, la sincera certeza de llevar razón y resultar brillante e inigualable. He de recordarte que estudié BBAA en Granada y aún así nunca había visto tal despliegue de petulancia, sectarismo o idiotez. Al final voy a tener que darle la razón a Warhol, lo que me viene al pelo, porque esa red social es una auténtica sala de guerra. La democratización de la estulticia, en la que me incluyo, por supuesto, ya que salvo a unos cuantos de los relevantes en ese emplazamiento en concreto porque vibran en mi frecuencia o en la inversa, que también me vale. Me divierte.
Y en esa X he encontrado la mejor palabra, para mí que soy neófito, del dos mil veinticuatro: “onvres”. ¿Cómo te quedas? ¡Onvres! No te rías que la RAE está que se abre de piernas con ná que la mires, como una villana con un ultramarino. No te rías, no te rías, sándwich, lunch, footing, brunch... Emparedado, almuerzo, correr, piscolabis. Sí, me repito, claro, es que no lo entiendo y nunca lo haré. El caso es que “onvres” es una palabra genial. Es una perfomance en sí, es arte, es creación, expresionismo abstracto, es odio hecho ortografía, es el espejo de “puta” y su chulo al mismo tiempo, es la negación de las reglas ortográficas para negar, con ello, a lo que define la palabra a la que muta, deforma y corrompe: hombre. Me quito el sombrero, me bajo los pantalones, hago el helicóptero y llamo al patriarcado para convocar una reunión urgente. Pero cierra la boca, hay más. Hmmm... no, seguimos con X, ya abordaremos XXX. Cuando digo que es vanguardia, lo digo en serio, de verdad. Toda vanguardia precisa de aclaración y un par de millones de prontuarios, manifiestos y libracos, tochacos, para que las entendamos. Aquí está el de “onvres”, y no ocupa más de dos frases, sacado de una página web de la que me da pereza poner el enlace porque sí porque control+C y luego contro+V, ya es algo serio con el túnel carpiano: “Aquí va un poco más de contexto para esta palabra. Según sitios feministas, onvre surge al quitar la ‘H’ de honorable, la m es sustituida por una ‘N’ por necio y la ‘B’ se convierte en una ‘V’ por violento. “ ¿No es genial? A mí me lo parece y hace mucho que algo no me hacía tanta ilusión.
También aclaran, para no meter a todo el mundo en el mismo saco: “Son machos, muchas veces no lo saben o simplemente no lo quieren admitir. Afirman que tienen la mente abierta pero también están seguros de que todas las mujeres les deben tiempo y atención. Les encanta responderles a mujeres y llevarles la contraria sobre lo que sea. Se ofenden cuando alguna de estas mujeres le responde de forma asertiva y también cuando los ignoran. Tienen muchas dudas sobre el feminismo, pero se niegan a leer libros o artículos sobre el tema. Suelen usar la frase ‘ni machismo, ni feminismo, igualismo’. Tienen muchas dudas sobre el feminismo, pero se niegan a leer libros o artículos sobre el tema.” Literal.
Yo creo, lo lamento, que soy un “onbre”. Ya me gustaría ser un “honbre” porque el honor, bien traído, es una cualidad humana indispensable, necio soy un trago largo y aborrezco la violencia gratuita. La necedad, por desgracia, no es algo que puedas desear no sufrir, se tiene y punto. Que exista ya el “onvre” infiere que también existen los “hombres”, mira por dónde. Damos pasitos hacia adelante, los damos. Aunque pocos quieran verlo.
Y ahora me pregunto, ya que lo binario es una realidad digital y analógica, ¿podría hacerse lo mismo con “mujer”? Imagino que ya llegaremos a ese puerto, a no ser que la tercera ley de Newton también sea un constructo social, entonces no.
P.D.: Mientras escribía esta tontá se me ha roto el sillón del despacho, casi me caigo de boca, y luego la lavadora ha tenido a bien vomitar todo el agua del prelavado, a la tele le ha salido como un rollo tipo raya diplomática, el ordenador ya lleva dos pantallazos en azul y la máquina de café ha dado un chispazo chungo. Universo, ¿qué tratas de decirme? No pienso dejar de escuchar el “Blues funeral” del Lanegan, no te empeñes. De hecho, universo, todo esto pasa porque nos timan con los productos que nos venden y nos lo tragamos a garganta profunda, no me jodas. La muerte y el dolor son lo único que no están hechos “made in China” y son gratis, con certificado de calidad. Buena peli la de Garganta profunda, por cierto.
Voy a poner enlaces a youtube, a no ser que al patrón lo jodan por derechos de autor, entonces no.